El ¡®putsch¡¯ de Karlsruhe
La sentencia del Tribunal Constitucional alem¨¢n es un golpe a la comunidad de derecho que es la Uni¨®n Europea
La sentencia del Tribunal Constitucional alem¨¢n, con sede en Karlsruhe, es un putsch. Un golpe a la comunidad de derecho que es la Uni¨®n Europea. En t¨¦rminos dom¨¦sticos, un intento de golpe de Estado, pero contra Europa, pues Europa no es un Estado. Esa es la calificaci¨®n que amerita un tribunal inferior cuando contraviene la resoluci¨®n de otro superior en la materia, el TJUE con sede en Luxemburgo (la del 11-12-2018, que valid¨® las compras de bonos p¨²blicos por el BCE) intentando usurpar su competencia como ¨²ltimo int¨¦rprete del derecho comunitario.
Y lo hace, no en presunta defensa de la Constituci¨®n local (su domaine r¨¦serv¨¦), sino atribuy¨¦ndose la competencia de dirimir sobre el Tratado de la Uni¨®n: su art¨ªculo 5, que consagra el principio de proporcionalidad. En t¨¦rminos jur¨ªdicos, pero eso equivaldr¨ªa a invadir Polonia. Adem¨¢s, los togados de Karlsruhe prevarican: dictan una resoluci¨®n que es injusta a sabiendas porque no son legos en la materia. Y lo hacen adem¨¢s en beneficio de los ultras de Alternativa para Alemania, los fachas demandantes.
Sangran por los celos nacionalistas de haber perdido la prejudicial sobre las OMT de 2012, las compras de bonos sure?os del famoso ¡°har¨¦ lo necesario para salvar al euro¡± de Mario Draghi.
Deben ser sometidos a disciplina, esa asignatura en la que como alemanes deber¨ªan mostrar excelencia. Debe cuadrarlos la Comisi¨®n, de oficio, por incumplidores (art¨ªculo 258 del TFUE). O a instancia de cualquiera de los 27 Gobiernos (art¨ªculo 259). Y al cabo, si no deponen su rebeld¨ªa, debe sujetarlos el propio TJUE, obligando a Alemania a ¡°adoptar las medidas necesarias para la ejecuci¨®n¡± de su decisi¨®n (art¨ªculo 260) de diciembre de 2018.
O sucede esto ¡ªo bien el castigo del BCE al Buba si rompe su disciplina colectiva en el BCE (art¨ªculo 271)¡ª o se acaba la Uni¨®n como comunidad de derecho, como uni¨®n, y como europea.
Econ¨®micamente hay m¨¢s tela que cortar. El tribunal alem¨¢n muestra un cinismo insuperable al asegurar que su resoluci¨®n no atenta contra el Programa de Compra de Emergencia de Bonos P¨²blicos contra la Pandemia, del BCE (750.000 millones de euros). Que su decisi¨®n ¡°no concierne a las medidas de asistencia adoptadas por la UE o el BCE en el contexto de la actual crisis del coronavirus¡±.
Nos toman por imb¨¦ciles.
Porque s¨ª, s¨ª, s¨ª atentan contra ese programa, pues vulneran a los vulnerados de la recesi¨®n. ?Por qu¨¦? Porque Karlsruhe aparenta centrarse solo en pedir explicaciones de si la expansi¨®n cuantitativa de Draghi (el Programa de Compra de Bonos P¨²blicos) fue desproporcionada, al no detallar si consider¨® tambi¨¦n sus efectos adversos.
Y presume de que no lo ser¨ªa ¡ªa la espera de demostraci¨®n ajena¡ª porque las compras no ser¨ªan ilimitadas; no se adquirir¨ªa m¨¢s de un 33% de cada emisi¨®n, y no se comprar¨ªa deuda de cada pa¨ªs m¨¢s que en proporci¨®n exacta a su cuota de capital en el BCE.
El conjunto de esas salvaguardas es lo que el BCE de Christine Lagarde acaba, sabio, de flexibilizar. Si no vale el ¨²ltimo Draghi, tampoco la primera Lagarde. Karlsruhe, s¨ªmbolo hoy de prevaricaci¨®n y supremacismo.
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