Cicatrices permanentes de las recesiones
Veo propuestas de planes de recuperaci¨®n en todos los sectores, pero ninguno para los j¨®venes
La respuesta de los Gobiernos a la recesi¨®n pand¨¦mica provocada por la crisis de la covid-19 ha sido m¨¢s acertada que la de la recesi¨®n de la crisis financiera de 2008. Ahora, la prioridad ha sido la adecuada: se ha puesto por delante el mantenimiento del empleo y la supervivencia de las empresas a la reducci¨®n del d¨¦ficit y de la deuda p¨²blica. Se ha evitado el da?o que provoc¨® la austeridad fiscal de hace una d¨¦cada. Pero habr¨¢ que estar vigilantes. Disfrazada de condicionalidad, la idea de austeridad ronda como fantasma amenazante sobre el plan de recuperaci¨®n que prepara la UE. No hay que descartar que la expansi¨®n fiscal se retire antes de tiempo.
Perm¨ªtanme una peque?a digresi¨®n sobre la condicionalidad. La oposici¨®n de los llamados pa¨ªses frugales a la ayuda incondicionada se basa en una idea equivocada sobre los fundamentos de la UE. As¨ª, los Pa¨ªses Bajos creen que no tienen por qu¨¦ ser solidarios con los pa¨ªses del sur. Pero no es una cuesti¨®n de solidaridad, sino de reciprocidad. Los socios que se benefician en mayor medida de un acuerdo tienen la obligaci¨®n de corresponder con mecanismos de reciprocidad. Los Pa¨ªses Bajos se benefician en mayor medida que los pa¨ªses del sur del mercado interior y del euro (sin tener en cuenta la p¨¦rdida de ingresos que les ocasionan con su laxitud en la aplicaci¨®n de normativa fiscal europea y tolerancia con el blanqueo de dinero). Pero, en todo caso, este es un tema para otra ocasi¨®n.
Lo que hoy me interesa es llamar la atenci¨®n sobre un efecto de la recesi¨®n pand¨¦mica al que no estamos prestando atenci¨®n: la amenaza de paro de larga duraci¨®n que pende sobre los j¨®venes, tanto los que no ten¨ªan empleo o lo ten¨ªan precario, como los que acabar¨¢n sus estudios este curso y los siguientes.
Con los ERTE protegemos a los trabajadores que tienen empleo. El seguro de paro ayuda a los que han trabajado. Actualizamos las pensiones. Pero no hay ning¨²n programa de ayuda para los j¨®venes que se incorporan al mercado de trabajo. Son tan desempleados como los que han perdido el empleo. Vuelven a ser los m¨¢s damnificados, como lo fueron en 2008. En el mejor de los casos, volver¨¢n a casa de sus padres sin poder construir un proyecto de vida aut¨®nomo y tener hijos. En el peor, empeorar¨¢n todas las patolog¨ªas sociales vinculadas al paro y a la falta de vivienda.
Las recesiones tienen un impacto mayor de lo que se piensa. Los espa?oles lo sufrimos en carne propia. Desde los a?os ochenta tenemos un elevado paro de larga duraci¨®n que no desaparece en las fases de crecimiento. Tiene que ver con el hecho de que las recesiones son m¨¢s profundas y prolongadas que en otros pa¨ªses. Si durante una recesi¨®n los j¨®venes han estado tres, cuatro o cinco a?os en la cuneta del desempleo, cuando la econom¨ªa vuelva a crecer las empresas los relegar¨¢n. El paro estructural y la precariedad laboral son cicatrices permanentes de las largas y mal gestionadas recesiones espa?olas.
La econom¨ªa pand¨¦mica ha cerrado las actividades que en mayor medida aportan empleo a los j¨®venes: comercio, ocio, hosteler¨ªa, turismo. Los que encontraban ocupaci¨®n en actividades de temporada, en pr¨¢cticas en empresas, en pasant¨ªas en Administraciones, en colonias para ni?os, o en los programas europeos, no podr¨¢n hacerlo. Y las perspectivas de encontrar empleo estable en los a?os que vienen son problem¨¢ticas. Nos arriesgamos a tener una nueva cicatriz generacional permanente.
Hemos de evitarlo. Para ello necesitamos dos cosas. Por un lado, que la Comisi¨®n Europea y el BCE hagan lo impensable para evitar una recesi¨®n intensa y prolongada de la econom¨ªa europea. La continuidad de la expansi¨®n fiscal y monetaria es la mejor pol¨ªtica para impulsar la recuperaci¨®n y el empleo. Por otro lado, los Gobiernos han de comprometerse con el empleo de los j¨®venes. Un fondo nacional para el empleo puede ser un buen instrumento. Por su parte, las empresas han de devolver el favor de las ayudas con un compromiso con el empleo de los j¨®venes. Veo propuestas de planes de recuperaci¨®n en todos los sectores, pero, sorprendentemente, ninguno para los j¨®venes.
¡°Cuando esperas que ocurra lo inevitable, sucede lo impensado¡±, se?al¨® John Maynard Keynes en los a?os treinta. Hay que pensar nuevas pol¨ªticas e instituciones para evitar que esta recesi¨®n pand¨¦mica vuelva a dejar cicatrices permanentes. Necesitamos imaginaci¨®n innovadora para construir un contrato social para los j¨®venes.
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