Se avecina el siguiente desastre
El fin de las mejoras en las prestaciones por desempleo har¨¢ que sus beneficiarios sean lanzados por la borda
Algunos sab¨ªamos desde el principio que Donald Trump no estaba a la altura del cargo de presidente, que no lograr¨ªa afrontar una crisis que no estuviera causada por ¨¦l mismo. Aun as¨ª, la magnitud del fracaso en la gesti¨®n del coronavirus en Estados Unidos ha sorprendido incluso a los esc¨¦pticos.
A estas alturas, Florida tiene por s¨ª sola una media diaria de fallecimientos aproximadamente igual a la de toda la Uni¨®n Europea, a pesar de que esta multiplica por 20 su poblaci¨®n. ?C¨®mo ha podido pasar? Un elemento clave de nuestra debacle mortal ha sido la extremada cortedad de miras: en cada fase de la crisis Trump y sus aliados se han negado a reconocer o adelantarse a desastres que cualquiera que prestara atenci¨®n ve¨ªa venir claramente. A la alegre negaci¨®n de que la covid-19 supusiera una amenaza, le sigui¨® la alegre negaci¨®n de que un desconfinamiento r¨¢pido pudiera causar un nuevo rebrote de los contagios; ahora que tenemos los rebrotes encima, los gobernadores republicanos responden con lentitud y a rega?adientes, mientras que la Casa Blanca no hace nada en absoluto.
Y ahora se avecina otro desastre, esta vez econ¨®mico en lugar de epidemiol¨®gico. Para entender el abismo por el que estamos a punto de precipitarnos debemos saber que, mientras que la gesti¨®n general de la covid-19 en Estados Unidos ha sido catastr¨®ficamente mala, s¨ª ha habido un aspecto ¡ªla respuesta econ¨®mica¡ª realmente mejor de lo que muchos esper¨¢bamos. La Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Econ¨®mica contra el Coronavirus (CARES por sus siglas en ingl¨¦s), dise?ada principalmente por los dem¨®cratas, pero aprobada por una mayor¨ªa de ambos partidos a finales de marzo, ten¨ªa fallos de dise?o y de aplicaci¨®n, pero contribuy¨® en gran medida a aliviar las dificultades y a limitar las consecuencias econ¨®micas de la pandemia.
En concreto, la ley establec¨ªa un importante aumento de la ayuda a los trabajadores que se hab¨ªan visto obligados a dejar de trabajar debido a los confinamientos impuestos. El seguro de desempleo en Estados Unidos representa, por lo general, una d¨¦bil protecci¨®n frente a la adversidad; muchos trabajadores no est¨¢n cubiertos e incluso aquellos que lo est¨¢n reciben solo una peque?a fracci¨®n de sus salarios anteriores. Pero la Ley CARES ampli¨® la cobertura, por ejemplo, a los trabajadores ocasionales, y aument¨® dr¨¢sticamente las prestaciones, sumando 600 d¨®lares al cheque semanal de cada perceptor. Este aumento de las prestaciones sirvi¨® a un doble prop¨®sito. Supuso que la miseria era mucho menor de la que habr¨ªa podido esperarse de una crisis que elimin¨® temporalmente 22 millones de puestos de trabajo; y en algunos aspectos, la pobreza disminuy¨® de hecho.
Tambi¨¦n contribuy¨® a sostener aquellas partes de la econom¨ªa que no estaban paradas. Sin esas prestaciones de emergencia, los trabajadores despedidos se habr¨ªan visto obligados a reducir todos sus gastos. Esto habr¨ªa generado una segunda ronda de p¨¦rdida de empleo y contracci¨®n econ¨®mica, adem¨¢s de provocar una enorme oleada de impagos de alquileres y desahucios.
De modo que la mejora de las prestaciones por desempleo ha constituido un salvavidas crucial para decenas de millones de estadounidenses. Por desgracia, a todos esos beneficiarios les quedan unos d¨ªas para ser lanzados por la borda. Porque ese complemento semanal de 600 d¨®lares solo es aplicable a las semanas de prestaci¨®n que terminan ¡°el 31 de julio o con anterioridad a dicha fecha¡±. El 31 de julio cae en viernes. Las semanas de prestaci¨®n por desempleo terminan, por lo general, en s¨¢bado o domingo. De modo que en la mayor¨ªa de los lugares el complemento dejar¨¢ de aplicarse el 25 o el 26 de julio, y millones de trabajadores ver¨¢n desplomarse sus ingresos un 60% o m¨¢s en los pr¨®ximos d¨ªas.
Han transcurrido dos meses desde que la C¨¢mara de Representantes aprob¨® una medida de rescate que, entre otras cosas, extender¨ªa la mejora de las prestaciones al resto del a?o. Pero ni los republicanos del Senado ni la Casa Blanca han mostrado prisa por atajar la inminente crisis. ?Por qu¨¦? Parte de la respuesta es que Trump y sus funcionarios van muy rezagados respecto a la curva del coronavirus. Siguen hablando de una r¨¢pida recuperaci¨®n en V que nos devolver¨¢ enseguida al pleno empleo, por lo que el subsidio extraordinario al desempleo ser¨¢ innecesario. Por lo visto no se dan cuenta de lo que todos los dem¨¢s vemos: una econom¨ªa que vuelve a tambalearse a medida que el coronavirus rebrota.
Las falsas ilusiones acerca del estado de la recuperaci¨®n econ¨®mica permiten a su vez a los conservadores deleitarse en una de sus ideas zombies favoritas: que ayudar a los desempleados en tiempos de depresi¨®n econ¨®mica perjudica la creaci¨®n de empleo, al actuar como desincentivo para que los desempleados acepten trabajos. La preocupaci¨®n por los incentivos al desempleo en medio de una pandemia es incluso m¨¢s rid¨ªcula que la preocupaci¨®n por esos incentivos inmediatamente despu¨¦s de una crisis financiera, pero parece constituir la base del pensamiento de la Casa Blanca (o quiz¨¢ deber¨ªa ser ¡°pensamiento¡±, entre comillas) respecto a la pol¨ªtica econ¨®mica que debe aplicarse en este momento.
Presiento que los republicanos tienen una visi¨®n ilusoria de su propia posici¨®n negociadora. No parecen darse cuenta de que ser¨¢n ellos, no los dem¨®cratas, quienes cargar¨¢n con la culpa si millones de personas caen en la penuria debido al retraso en la ayudas; en la medida en que est¨¢n dispuestos a actuar, siguen suponiendo que pueden exigir concesiones como una exenci¨®n total de la responsabilidad empresarial por la pandemia. Quiz¨¢ la perspectiva de cat¨¢strofe centre las mentes republicanas, pero parece m¨¢s probable que nos esperan semanas, si no meses, de dificultades econ¨®micas extremas para millones de estadounidenses, dificultades que har¨¢n que toda la econom¨ªa se tambalee. Este desastre no ten¨ªa por qu¨¦ ocurrir; pero lo mismo podr¨ªa decirse de la mayor parte de lo que ha ido mal en este pa¨ªs en los ¨²ltimos tiempos.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2020. Traducci¨®n de News Clips
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.