El sue?o amenazado de estudiar en Estados Unidos
Las presiones de Trump por abrir las escuelas y universidades, retirando los visados a los que estudien v¨ªa 'online', dejan en el aire el futuro de los alumnos espa?oles en el pa¨ªs
Unos minutos antes de charlar con EL PA?S por una aplicaci¨®n de videollamada, Marina Goitia (Lekeitio, Bizkaia, 24 a?os) acaba de hablar con su abogado, que le ha recomendado que consiga un visado de trabajo en Estados Unidos. Solo unas horas antes, se ha publicado una circular de Inmigraci¨®n anunciando que los estudiantes extranjeros cuyas carreras se cursen online a causa de la situaci¨®n del coronavirus, tendr¨¢n que volver a sus pa¨ªses. Tiene tan solo unos meses para tramitar muchos papeles, pero no pierde la esperanza.
Tras una experiencia anterior, volvi¨® a Nueva York en enero para estudiar en una escuela de danza. Hace cuatro meses, con la pandemia, comenz¨® el confinamiento y desde entonces ha tenido que entrenar desde casa. ¡°En una videollamada no es tan f¨¢cil saber si tu izquierda y la del profesor es la misma. En un estudio, como puedes imaginar, te golpeas todo el rato con los muebles. Desde la escuela no han tenido m¨¢s pretensiones que asegurarse de que nos movemos y nos han tratado muy bien¡±, explica. Sobre la posibilidad de tener que ir a Espa?a sin billete de regreso, se muestra resignada: ¡°Si me echan de aqu¨ª, en el peor de los casos, me voy con mi familia y mis amigos, no me voy a una c¨¢rcel. Tambi¨¦n hay que valorar que hay gente esperando ilusionada por verte¡±.
A Clara Viloria (Valladolid, 29 a?os), la vida le cambi¨® cuando consigui¨® una beca de La Caixa. Tom¨® un vuelo a Boston y all¨ª comenz¨® su doctorado de Musicolog¨ªa en la Universidad de Harvard. Desde all¨ª asist¨ªa con temor, a trav¨¦s conversaciones constantes con amigos y familiares, al estallido de la epidemia en Espa?a. En Massachusetts se sent¨ªa como algo lejano, y la administraci¨®n de Donald Trump ya negaba la magnitud de la amenaza de la covid-19. De un d¨ªa para otro, la Universidad pidi¨® a los estudiantes de las licenciaturas que abandonasen el campus, justo antes de las vacaciones de primavera en las que ten¨ªa planeado viajar a Espa?a a visitar a su familia. No ha podido regresar. ¡°No ha sido una experiencia ni remotamente parecida a realizar las clases presenciales. All¨ª las clases no son como aqu¨ª, puedes elegir las que quieras y coexistes con diferentes personas. Reducir eso a la habitaci¨®n, la pantalla de un ordenador y a seis horas de diferencia, es complicado¡±. Su experiencia se une a la de otros miles de estudiantes, cuando las universidades anunciaron, antes de la orden dictada por Trump, la decisi¨®n de impartir las clases del pr¨®ximo semestre de forma telem¨¢tica.
Desde su casa en Valladolid, Clara ha tenido que continuar sus estudios sobre la m¨²sica teatral en el siglo XVII en Espa?a y Francia. Su Universidad, junto al Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts (MIT) ha denunciado a la Administraci¨®n de Trump por considerarlo una medida de presi¨®n de la Casa Blanca para impartir clases presenciales en plena pandemia. ¡°Siento que tengo suerte, porque estoy en una universidad que tiene grandes asesores legales y puede permitirse llevar a cabo esta querella, pero espero que todas esas acciones sirvan para que los estudiantes extranjeros no tengan que pasar ese trago, que ninguno nos merecemos y es un jarro de agua fr¨ªa despu¨¦s de una experiencia tan bonita como cruzar el charco para seguir form¨¢ndote¡±, reflexiona.
La ¨²ltima vez que Borja Fern¨¢ndez (Bilbao, 19 a?os) anot¨® en competici¨®n fue en una de las jugadas m¨¢s emocionantes que se pueden vivir en un partido de baloncesto. Es una de las que pone en pie al p¨²blico y a los jugadores por igual. Fue en un encuentro de la liga universitaria de baloncesto de Estados Unidos (NCAA), frente a la universidad de Northern Colorado, en el ¨²ltimo partido de la conferencia. Canasta y falta adicional. Pronto jugar¨ªa, de clasificarse con su universidad (Montana), la March Madness, la competici¨®n por excelencia del baloncesto universitario en Estados Unidos, que en 2017 sent¨® frente al televisor a 23 millones de personas en el partido de la final. Espera resarcirse jugando la edici¨®n del a?o que viene, pero a las inc¨®gnitas de la evoluci¨®n de la pandemia, se a?aden las nuevas normas sobre estudiantes que pretende aplicar el Gobierno de Estados Unidos.
Fern¨¢ndez, que jug¨® entre los 13 y los 18 a?os en las categor¨ªas inferiores del Barcelona, decidi¨® tomar el camino del deporte universitario estadounidense para poder combinar sus estudios en ingenier¨ªa, y al mismo tiempo, vivir una experiencia que muy pocos j¨®venes espa?oles se pueden permitir: ¡°All¨ª todo es a lo grande, y es una pasada c¨®mo se vuelca la gente. Los campos se llenan, puede haber unos 15.000 espectadores por partido¡±. Su pasi¨®n por el baloncesto puede ser lo que acabe por salvarle de no perder el visado que le permite estudiar en el pa¨ªs. Con la nueva normativa de Inmigraci¨®n, que obligar¨¢ a abandonar el suelo estadounidense a los estudiantes extranjeros de las universidades cuyas clases sean online por la pandemia, el entrenamiento con el equipo universitario contabilizar¨¢ como asistencia presencial. Esta excepci¨®n ha sido acogida por alivio por ?lvaro Corrales (Huesca, 48 a?os), director de AGN Sports, una agencia especializada en formar a j¨®venes deportistas para conseguir hacerse con una beca en Estados Unidos. La situaci¨®n excepcional de la pandemia ha afectado a los 700 estudiantes a los que le hab¨ªa conseguido una plaza en los ¨²ltimos tres a?os. ¡°A los chicos que se han quedado para el semestre de oto?o les han dicho que tienen que regresar [a Espa?a] y lo har¨¢n online, pero para el semestre de enero, si la situaci¨®n lo permite, van a poder volver¡±, analiza.
El reloj sigue corriendo ante el avance de la pandemia, y mientras Fern¨¢ndez observa con preocupaci¨®n c¨®mo las fronteras siguen cerradas, se pregunta qu¨¦ ser¨¢ del resto de sus compa?eros: ¡°Me da mucha pena la situaci¨®n, sobre todo porque he tenido un buen primer a?o, y ven¨ªa con las expectativas altas. Es una putada, porque mucha gente va a Estados Unidos a estudiar no solo por la carrera, sino por la experiencia de estar ah¨ª. Y lo que les va a pasar es que les van a echar, les van a decir que se vuelvan a Espa?a¡±, lamenta.
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