Con pocas opciones de pol¨ªtica econ¨®mica
Solo podemos esperar los fondos de la UE y dise?ar una estrategia de largo plazo que genere confianza
La ca¨ªda hist¨®rica del producto interior bruto en el segundo trimestre de este a?o no ha pillado a nadie por sorpresa. La evoluci¨®n de los indicadores econ¨®micos ya anunciaba un resultado de esa magnitud. Tampoco ha sorprendido el hecho de que el desplome haya sido superior al de los pa¨ªses de nuestro entorno, con un menor peso del turismo y unas medidas de contenci¨®n menos restrictivas y duraderas que en Espa?a.
Pese a lo apabullante del dato ¡ªuna ca¨ªda del 18,5% intertrimestral¡ª, este ha sido suavizado por la evoluci¨®n mucho m¨¢s favorable del sector agr¨ªcola y del sector de las Administraciones p¨²blicas, sanidad y educaci¨®n ¡ªeste ¨²ltimo representa el 18% del valor a?adido bruto total de la econom¨ªa¡ª. Si excluimos ambos, tenemos que el resto de la econom¨ªa, es decir, el sector privado no agr¨ªcola, sufri¨® un descalabro del 24%. Ca¨ªda, adem¨¢s, que se a?ade a la ya sufrida en el primer trimestre.
El nivel de actividad alcanz¨® su punto m¨¢s bajo en el mes de abril, recuper¨¢ndose en mayo y junio a bastante buen ritmo, seg¨²n se desprende de diversos indicadores, aunque manteni¨¦ndose a¨²n a mucha distancia del nivel previo a la covid-19. No obstante, esta positiva tendencia puede haberse truncado en gran medida durante julio. La multiplicaci¨®n de rebrotes de la enfermedad ha obligado a reimponer restricciones en varios territorios, y ha propiciado el mortal golpe al turismo internacional asestado desde el Reino Unido, adem¨¢s de, probablemente, retraer buena parte del turismo nacional, la mayor esperanza que nos quedaba para salvar m¨ªnimamente la temporada. De modo que es probable que el rebote del PIB en el tercer trimestre sea m¨¢s modesto de lo esperado. Si a esto se a?adiese una ola generalizada en oto?o que obligase a confinar partes amplias del territorio, nuestra econom¨ªa podr¨ªa verse abocada a una situaci¨®n enormemente delicada.
Ante este panorama, las opciones de pol¨ªtica econ¨®mica que nos quedan no son muchas. Las medidas que ya se han adoptado, sin ser especialmente generosas en comparaci¨®n con otros pa¨ªses, van a elevar nuestro endeudamiento hasta cerca del 120% del PIB, lo que unido al aumento del d¨¦ficit estructural ¡ªderivado de la ca¨ªda tambi¨¦n estructural del PIB¡ª situar¨¢ nuestra deuda en una senda de insostenibilidad. De hecho, si a¨²n podemos financiarnos con comodidad es gracias al Banco Central Europeo. El margen de maniobra en pol¨ªtica fiscal es, por tanto, inexistente.
Lo ¨²nico que podemos hacer es esperar los fondos de la UE, aunque su efecto no ser¨¢ milagroso, y dise?ar una estrategia de pol¨ªtica econ¨®mica de m¨¢s largo plazo que genere confianza en nuestra econom¨ªa. Esta deber¨ªa estar orientada ¡ªno por imposici¨®n externa, sino por convencimiento propio¡ª a la realizaci¨®n de importantes reformas pendientes en el mercado laboral, formaci¨®n, fiscalidad, as¨ª como a la eliminaci¨®n de obst¨¢culos regulatorios y burocr¨¢ticos a la actividad ¡ªalgunos proyectos recientes van justo en el sentido contrario¡ª, y a aumentar el atractivo de nuestro pa¨ªs como destino de la inversi¨®n, especialmente en actividades de mayor contenido tecnol¨®gico. Finalmente, es imprescindible un plan cre¨ªble de consolidaci¨®n fiscal a largo plazo.
Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez es economista s¨¦nior de Funcas.
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