?Qui¨¦n est¨¢ al mando?
EE UU y China est¨¢n partiendo el mundo. Van a cambiar alianzas, modelos econ¨®micos y cadenas de valor
La memoria es corta y se nos olvida que hace unos 10 a?os estuvimos en un momento en que el sistema se cay¨®. Como entonces, la crisis econ¨®mica derivada de esta tragedia sanitaria muestra con descaro los fallos del modelo del capitalismo y de sociedad y, algo que incluye, enreda y complica lo anterior, el poder de China. Estados Unidos, el l¨ªder del mundo occidental, quiere replegarse en casa sin perder su poder exterior con lo que algunos llaman la doctrina Trump. Al mismo tiempo, el Imperio del Centro se empe?a en ocupar el espacio que deja el l¨ªder en la econom¨ªa global. Mientras, en Europa, se espera que los recientes acuerdos puedan remediar las fracturas del Brexit y, sobre todo, la pandemia. Pero, casi irremediablemente, el continente sin voz se aleja del centro.
?Qu¨¦ permiti¨® salir de la crisis financiera global del 2008? Ante todo, el di¨¢logo y la acci¨®n coordinada. En busca de una soluci¨®n, el presidente Bush convoc¨® a los jefes de Estado del G20 y por primera vez el norte y el sur se reunieron como socios y, desde entonces, al equivalente de los pa¨ªses occidentales, el G7, no se le oye. Pero las iniciativas americanas globales no duraron mucho. Al mismo tiempo el sur aprovech¨® la oportunidad para lanzar varias propuestas de di¨¢logo. Por una parte, Brasil, Rusia, India, China y Sud¨¢frica formaron la primera agrupaci¨®n no tutelada por pa¨ªses occidentales, los BRICS, con ¨¢nimo de colaboraci¨®n y ambici¨®n de influencia global. Un poco m¨¢s tarde, en 2013, China queriendo marcar territorio de influencia, lanz¨® la nueva Ruta de la Seda. Aunque inicialmente se limit¨® a integrar a los pa¨ªses de su mercado natural en Asia, la iniciativa ha logrado atraer a 141 Estados.
Otros indicadores nos mostraron pronto el liderazgo de Pek¨ªn. Durante la crisis, mientras que Estados Unidos contrajo su PIB -2,5%, y s¨®lo empez¨® a crecer a partir de 2010, China se mantuvo muy s¨®lida, creciendo entre un 9% y un 10%. Fue entonces tambi¨¦n cuando se situ¨® como la primera potencia manufacturera, mientras que el crecimiento occidental ha sido, en cambio, decepcionante.
El ideograma chino de la crisis se interpreta tambi¨¦n como oportunidad. Y ese fue el momento en que las empresas chinas aprovecharon para su expansi¨®n internacional. La intenci¨®n inicial era asegurarse el suministro de materias primas: mineral de hierro brasile?o, cobre chileno y peruano, petr¨®leo venezolano¡ (o brasile?o, iraqu¨ª, angole?o y de Arabia Saudita, cuando Venezuela se adentr¨® en su grave crisis). Al mismo tiempo, aceler¨® la compra de bonos del tesoro americanos.
En paralelo, las multinacionales chinas pasaron a competir en productos y servicios de tecnolog¨ªa con las empresas punteras estadounidenses, que hab¨ªan dominado el mundo de los negocios desde la segunda guerra mundial. Este cambio de papeles se evidencia en la clasificaci¨®n de Global 500 de la revista Fortune, donde actualmente hay 121 empresas americanas y un n¨²mero similar de empresas chinas (119), que dominan industrias como la banca, las grandes construcciones, ingenier¨ªa o los smartphones. En este ¨²ltimo mercado, solo queda la americana Apple, con sus iPhones, entre las cinco mayores empresas por ventas. En plena guerra comercial, Huawei ha ganado a Apple su cuota de mercado y es la segunda mayor del mundo debido, fundamentalmente, a la ca¨ªda de ventas de iPhone en China. En esta etapa, China tambi¨¦n demostr¨® su saber hacer en grandes proyectos de infraestructura, replicando sus ¨¦xitos dom¨¦sticos: autopistas en Sri Lanka, el tren de Addis Ababa a Djibouti o la construcci¨®n de una presa en Argentina, por nombrar solo algunos ejemplos.
Adem¨¢s de la fuerza militar, el poder se mide por el crecimiento econ¨®mico y, en particular, por la innovaci¨®n. Otra caracter¨ªstica de la salida de la crisis de 2008 es que los pa¨ªses apostaron por la innovaci¨®n, de forma que el gasto en I+D+i empez¨® a crecer por encima del crecimiento del PIB. Seg¨²n el ?ndice Global de Innovaci¨®n, el sector privado vio la necesidad de pensar a largo plazo, y los grandes logros tecnol¨®gicos de la ¨²ltima d¨¦cada son claros: la penetraci¨®n de las telecomunicaciones m¨®viles, la cobertura de Internet y, no siempre para bien, el poder de las grandes tecnol¨®gicas: las americanas Microsoft, Amazon, Facebook, Alphabet y Apple, y las chinas Baidu, Alibaba, o Tencent, cuyo dominio a escala planetaria es incuestionable, ya sea en t¨¦rminos de sus valoraciones en Bolsa como en nuestras vidas.
En cuanto a los modelos econ¨®micos, mientras que Occidente sigui¨® con el dogma apenas cuestionado de aumentar el valor para el accionista, las empresas chinas se concentraban en el valor a medio y largo plazo, y en mantener la estructura de costes muy controlada en todos sus grandes componentes: salarios, coste de la electricidad, de la gasolina¡ Incluso a nivel m¨¢s alto, el sueldo medio de los directores generales de las 500 mayores empresas americanas es de 13 millones de d¨®lares, mientras que el de las chinas no llega al medio mill¨®n.
Seguimos reclamando que la econom¨ªa china se pliegue a los dictados del capitalismo liberal pero, ?qu¨¦ incentivo tiene para cambiar cuando su ¨¦xito es evidente? Probablemente, la batalla por el nuevo modelo econ¨®mico no va a librarse en Occidente, sino en otros mercados emergentes donde queda mucho por hacer. Latinoam¨¦rica no tuvo m¨¢s remedio que seguir las doctrinas del consenso de Washington que el Banco Mundial y el FMI impusieron despu¨¦s de la crisis de la deuda. Los resultados pre y post pandemia han dejado mucho que desear.
Al mismo tiempo, el coronavirus ha cercado las doctrinas, y ahora todos los Gobiernos est¨¢n interviniendo en la econom¨ªa con paquetes fiscales muy expansivos, ayudas a los que m¨¢s lo necesitan y protecci¨®n a las empresas. Como comenta en uno de sus ¨²ltimos n¨²meros The Economist, mientras que en 2008 los principios de la econom¨ªa liberal se mantuvieron, la pandemia nos ha hecho herejes de los mismos. Adem¨¢s, los pa¨ªses emergentes han empezado a utilizar por primera vez una herramienta ya habitual en Europa y Estados Unidos: el Quantitative Easing, es decir, la prerrogativa del banco central del pa¨ªs de imprimir moneda local para comprar deuda de su Gobierno correspondiente. Dos pa¨ªses tan lejanos como Indonesia y Colombia han sido pioneros y es probable que, en la dif¨ªcil situaci¨®n en que nos encontramos, otros pa¨ªses del sur les imiten.
Al contemplar las diversas iniciativas para paliar la actual crisis, vemos que, a diferencia de 2008, el di¨¢logo esta vez no existe, sino que en occidente impera el ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±. Aunque en abril hubo reuni¨®n del G20 bajo la presidencia de Arabia Saudita, el ruido de la guerra tecno-comercial entre Estados Unidos y China domina ampliamente sobre el consenso. Desde el boicot a Huawei potenciado por el presidente Trump hasta el cierre de consulados, estamos ante una batalla que no ceja y que va a dominar la pr¨®xima d¨¦cada. Asimismo, la inversi¨®n en innovaci¨®n no parece estar en la agenda de los Gobiernos occidentales, quienes, sobrepasados por la pandemia, compiten por ver qui¨¦n lanza el mayor paquete fiscal, pero m¨¢s a la defensiva que pensando en el largo plazo. As¨ª, cuando m¨¢s que nunca se necesitar¨ªa el consenso y la colaboraci¨®n, persiste la dispersi¨®n y el yo mando e impongo. La fragmentaci¨®n se ve no s¨®lo entre el norte y el sur, sino tambi¨¦n dentro de occidente y al interior de los pa¨ªses.
Mientras esto sucede, los millones de contagios contin¨²an aumentando. Y, por sorpresa (o sin ella), la econom¨ªa china ha crecido un 3,2% en el segundo trimestre. Y Pek¨ªn vuelve a comprometer su inversi¨®n en las redes 5G, veh¨ªculos el¨¦ctricos, inteligencia artificial y reconocimiento facial. La salida ahora m¨¢s que entonces requiere colaboraci¨®n en organismos multilaterales y apuestas valientes dentro de un mundo m¨¢s digital que nunca.
Pero la pol¨¦mica enciende los medios de comunicaci¨®n sin dejar vislumbrar el final de la crisis. Entre la globalizaci¨®n y la desglobalizaci¨®n, el d¨®lar y el renminbi, dos l¨ªderes est¨¢n partiendo el mundo. Van a cambiar alianzas, modelos econ¨®micos y cadenas de valor. Los datos apuntan ya a un posible ganador.
Lourdes Casanova es profesora y directora Instituto Mercados Emergentes. Cornell S.C. Johnson College of Business, Universidad de Cornell.
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