La segunda ola se abre paso en la econom¨ªa
El desaf¨ªo es detener el giro coyuntural que amenaza con aflorar el paro latente
Una de las principales premisas de las previsiones presentadas por el Gobierno esta semana, coincidiendo con muchas otras, es que la econom¨ªa espa?ola habr¨ªa emprendido una senda sostenida de recuperaci¨®n, y que esta no se truncar¨¢ hasta finales de a?o. ...
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Una de las principales premisas de las previsiones presentadas por el Gobierno esta semana, coincidiendo con muchas otras, es que la econom¨ªa espa?ola habr¨ªa emprendido una senda sostenida de recuperaci¨®n, y que esta no se truncar¨¢ hasta finales de a?o. La hip¨®tesis es crucial, porque determina la pauta de crecimiento en los pr¨®ximos ejercicios y que, de no realizarse, la pol¨ªtica econ¨®mica tendr¨ªa que desplegar nuevas herramientas en un tiempo muy limitado para evitar un agravamiento de la crisis de consecuencias impredecibles.
Los vaticinios se basan en un rebote de la econom¨ªa durante el verano, de ah¨ª la previsi¨®n de un incremento vigoroso del PIB en el tercer trimestre, seguido de un repunte adicional en el cuarto. Esta pauta esperanzadora de recuperaci¨®n en ¡°v¡± asim¨¦trica solo es posible si se reinicia el c¨ªrculo virtuoso de la expansi¨®n, que consiste en un encadenamiento de mejoras de las expectativas de las familias y de las empresas, y de un incremento de gasto del sector privado, motor de la actividad y de la creaci¨®n de empleo, un factor que a su vez tiende a afianzar el clima de confianza.
Ese c¨ªrculo virtuoso, sin embargo, se ha visto amenazado por los rebrotes de la covid, como lo muestra la inesperada reca¨ªda en septiembre del principal indicador de coyuntura (el ¨ªndice PMI de gestores de compras de las empresas desciende notablemente, arrastrado por el desplome de los servicios). En principio, por tanto, la actividad habr¨ªa entrado en fase contractiva, algo que contrasta con los registros al alza de los pa¨ªses de nuestro entorno y que nos acerca a una recuperaci¨®n en ¡°w¡±. Si bien el descenso es leve, el cambio de tendencia evidencia un deterioro de la confianza que conviene atajar sin demora.
Porque, por una parte, el impacto latente de la crisis es potencialmente de mayor magnitud de lo que ya se ha manifestado. Prueba de ello, la Comisi¨®n Europea estima que m¨¢s de 400.000 personas estaban en riesgo de paro en el segundo trimestre como consecuencia de la pandemia ¨Cestimaciones correspondientes a finales de junio, y que casi duplican el incremento del paro ¡°abierto¡± ¨C. El paro latente, si bien un fen¨®meno compartido con la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos, es el resultado de las pr¨¢cticas de retenci¨®n de plantilla que han prevalecido en muchas empresas, m¨¢s all¨¢ de los ERTE. Se ha optado por ajustes de jornada para as¨ª evitar despidos, porque se esperaba un shock transitorio.
Esto explica que el n¨²mero de afiliados se incrementa pese al empeoramiento de la actividad, un resultado parad¨®jico y que se produce por el n¨²mero reducido de bajas. A medida que las expectativas se desvanecen, las empresas estar¨¢n abocadas a reconsiderar las pr¨¢cticas de flexibilidad interna que han contribuido a amortiguar el impacto sobre el desempleo.
Adem¨¢s, el giro coyuntural plantea la necesidad de nuevas herramientas que contengan la crisis. De alejarse la perspectiva de una recuperaci¨®n sostenida, un incremento abrupto de quiebras de empresas y de p¨¦rdidas en los balances de las entidades no es descartable, algo que abrir¨ªa un nuevo frente, esta vez financiero, en la crisis.
El plan europeo de recuperaci¨®n est¨¢ concebido para transformar la econom¨ªa ¨Cdigitaliz¨¢ndola, haci¨¦ndola m¨¢s verde y m¨¢s intensiva en empleo de calidad¡ª y no para facilitar el manejo a corto plazo de la crisis. Es decir, el objetivo, encomiable, del plan europeo es la mejora del tejido productivo, asentando las bases de una econom¨ªa m¨¢s eficiente y socialmente equilibrada. Pero su impacto ser¨¢ proporcional a cu¨¢nto tejido productivo se haya salvado y est¨¦ en condiciones de responder a las ayudas europeas, cuando lleguen.
Por tanto, el futuro de nuestra econom¨ªa depende esencialmente de que encontremos nuevos consensos para restaurar el clima de confianza, empezando por unos presupuestos generales del estado que despejen incertidumbres, y de la adaptaci¨®n de la estrategia econ¨®mica ante un contexto cada vez m¨¢s incierto. Solo as¨ª se conseguir¨¢ revertir el debilitamiento en marcha, y se abrir¨¢ un escenario de recuperaci¨®n sostenida.
Carga de la deuda
La escasez de alternativas seguras de inversi¨®n en los mercados, junto con el adelanto de las emisiones de deuda por parte del Tesoro P¨²blico, reduce el coste de financiaci¨®n de la hacienda p¨²blica. Los bonos con vencimientos a 10 a?os cotizan a tipos inferiores al 0,2%, rozando el m¨ªnimo hist¨®rico, y en tramos inferiores a 10 a?os los rendimientos son negativos. Esta situaci¨®n permite abordar con comodidad las necesidades de financiaci¨®n en el corto plazo, cubriendo a la vez el d¨¦ficit y los cerca de 40.000 millones en vencimientos previstos hasta diciembre.
Raymond Torres es director de coyuntura en Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_