Un Senado republicano ser¨ªa malo para los negocios
Un Gobierno dividido significar¨ªa par¨¢lisis en tiempos de crisis, lo que es catastr¨®fico para todos
Parece que la marea azul no ha estado a la altura de las expectativas. Joe Biden ser¨¢ el pr¨®ximo presidente, pero a no ser que los dem¨®cratas consigan evitar una derrota en la segunda vuelta para el Senado en Georgia (lo cual, para ser justos, es posible, teniendo en cuenta la notable fuerza de sus esfuerzos organizativos en ese Estado), Mitch McConnell ser¨¢ el pr¨®ximo l¨ªder de la mayor¨ªa del Senado. Las grandes empresas parecen satisfechas con este resultado. Las Bolsas ya estaban subiendo incluso antes de recibir la buena noticia sobre las perspectivas de obtener una vacuna contra el coronavirus. Los intereses empresariales parecen imaginar que prosperar¨¢n con una presidencia de Biden frenada por el control republicano del Senado.
Pero las grandes empresas se equivocan. Es muy probable que un poder estatal dividido signifique par¨¢lisis en un momento en el que necesitamos desesperadamente actuaciones en¨¦rgicas.
?Por qu¨¦? A pesar de las noticias sobre la vacuna, se nos avecina un invierno de pesadilla por la pandemia; y ser¨¢ peor, desde una perspectiva humana y econ¨®mica, si un Senado republicano obstruye la respuesta de la Administraci¨®n de Biden. Y aunque la econom¨ªa volver¨¢ a ponerse en marcha en cuanto se distribuya ampliamente la vacuna, tenemos enormes problemas a largo plazo que no se resolver¨¢n si nos enfrentamos a la clase de paralizaci¨®n que caracteriz¨® la mayor parte de la presidencia de Obama.
Empecemos por la pandemia. Ahora que buena parte de la atenci¨®n p¨²blica se centra, o bien en los ¨²ltimos esfuerzos desesperados de Donald Trump para robar las elecciones, o bien en las esperanzas de que una vacuna nos permita retomar la vida normal, no estoy seguro de cu¨¢nta gente comprender¨¢ la ruinosa perspectiva que nos espera para los pr¨®ximos meses.
La pasada semana murieron m¨¢s de 1.000 estadounidenses al d¨ªa de covid-19. Pero, por lo general, las muertes llevan un retraso de 14 d¨ªas respecto a los casos diagnosticados, y el n¨²mero diario de nuevos contagios se ha duplicado en las ¨²ltimas tres semanas. Esto significa que casi con seguridad alcanzaremos 2.000 muertes diarias en alg¨²n momento del pr¨®ximo mes. Y el n¨²mero de casos nuevos sigue aumentando exponencialmente, de modo que las cosas se pondr¨¢n mucho, mucho peor en los pr¨®ximos meses, en especial porque, a efectos pr¨¢cticos, no tendremos presidente hasta el pr¨®ximo 20 de enero. Cuando Biden asuma por fin el cargo, es muy probable que estemos padeciendo todos los d¨ªas el equivalente a un 11-S.
Adem¨¢s de provocar muertes y secuelas duraderas en la salud de muchos supervivientes, la pandemia descontrolada provocar¨¢ enormes penurias econ¨®micas. Los gobernadores responsables est¨¢n imponiendo nuevos confinamientos que tal vez ayuden a frenar la expansi¨®n del coronavirus, pero esto tambi¨¦n conducir¨¢ a una nueva oleada de p¨¦rdida de empleos. Es cierto que algunos de los peores brotes de coronavirus se dan ahora en Estados con gobernadores irresponsables que ni siquiera imponen el uso obligatorio de mascarillas. Pero incluso en esos Estados la poblaci¨®n no puede evitar percatarse de que tienen amigos y vecinos que mueren y que los hospitales est¨¢n llenos; reducir¨¢n sus gastos, lo cual provocar¨¢ la p¨¦rdida de muchos puestos de trabajo, incluso sin imposiciones pol¨ªticas.
Lo que necesitamos es, claramente, un programa a muy gran escala de subvenciones para casos de cat¨¢strofe, que proporcione a familias, empresas y, en igual medida, a Gobiernos estatales y locales la ayuda que necesitan para evitar la ruina econ¨®mica hasta que llegue la vacuna. Y se podr¨ªa pensar que un Senado republicano estar¨ªa dispuesto a colaborar con la Administraci¨®n Biden en un programa tan evidentemente necesario. Es decir, podr¨ªamos pensarlo si nos hubi¨¦ramos pasado los ¨²ltimos 12 a?os escondidos en una cueva.
Recuerden la famosa declaraci¨®n de Mitch McConnell ¡ª"Lo m¨¢s importante que queremos lograr es que Obama sea un presidente de un solo mandato"¡ª en octubre de 2010, un momento de recuperaci¨®n lenta y desempleo extremadamente elevado. ?Por qu¨¦ pensar que vaya a mostrarse m¨¢s cooperativo, m¨¢s dispuesto a actuar por el inter¨¦s nacional, cuando millones de defensores de un Trump sin futuro est¨¢n acusando a la c¨²pula republicana de apu?alar a su h¨¦roe por la espalda?
Siendo realistas, lo m¨¢ximo que podemos esperar es un paquete m¨ªsero, muy por debajo de lo que EE UU necesita. Y me pregunto si los republicanos temerosos de Trump ¡ªque han dado una imagen incre¨ªble de cobard¨ªa mientras el pronto expresidente lanza afirmaciones rid¨ªculas acerca del robo de las elecciones"¡ª estar¨¢n dispuestos a aceptar siquiera eso. La buena noticia es que la desgracia remitir¨¢ cuando por fin tengamos una distribuci¨®n generalizada de la vacuna. De hecho, el pr¨®ximo a?o seguramente veremos un fuerte repunte del empleo.
Pero la historia no terminar¨¢ ah¨ª. Antes de que el coronavirus nos golpeara, EE UU registraba un desempleo bajo, pero nuestra prosperidad transitoria (y muy desigualmente distribuida) enmascaraba hasta qu¨¦ punto est¨¢bamos descuidando nuestro futuro. Necesitamos desesperadamente invertir billones de d¨®lares en reparar nuestras infraestructuras en mal estado, cuidar de nuestros ni?os y tomar medidas urgentes contra el cambio clim¨¢tico.
?Qu¨¦ parte de ese gasto esencial aceptar¨¢ un Senado republicano? La apuesta m¨¢s segura es: ninguna. Al fin y al cabo, McConnell bloque¨® el gasto en infraestructuras incluso cuando Trump estaba en la Casa Blanca y la inversi¨®n p¨²blica podr¨ªa haberle ayudado a conservar el cargo. Ahora bien, lo que es malo para EE UU no es necesariamente malo para las grandes empresas. Pero teniendo en cuenta el punto en que nos encontramos, un Gobierno dividido significar¨ªa par¨¢lisis en tiempos de crisis, lo que muy bien podr¨ªa resultar catastr¨®fico para todos. Lo cierto es que incluso por su propio inter¨¦s, el gran capital deber¨ªa estar apoyando a los dem¨®cratas en esa segunda vuelta en Georgia.
Paul Krugman es Premio Nobel de Econom¨ªa ? The New York Times, 2020. Traducci¨®n News Clips.
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