El oasis chileno era un espejismo
Est¨¢ por ver si el anuncio de un plebiscito para cambiar la Constituci¨®n del pa¨ªs suramericano alivia el descontento de d¨¦cadas por el fracaso de convertir el crecimiento econ¨®mico en bienestar social
Chile ha sido presentado como un modelo econ¨®mico de referencia en Am¨¦rica Latina desde hace d¨¦cadas por la ortodoxia econ¨®mica y los organismos internacionales. As¨ª lo afirm¨® su presidente, Sebasti¨¢n Pi?era, cuando, el pasado 9 de octubre, dijo ante la prensa internacional que ¡°nuestro pa¨ªs es un verdadero oasis [¡] dentro de una Am¨¦rica Latina convulsionada¡±. Pocos d¨ªas despu¨¦s empezaba una protesta, por la subida de 30 pesos (3 c¨¦ntimos de euros) en el billete del metro, que r¨¢pidamente se generalizaba a todos los sectores de la sociedad y se extend¨ªa de norte a sur del pa¨ªs, dando lugar a la mayor crisis social del pa¨ªs desde la dictadura. Entonces el presidente afirm¨®: ¡°Estamos en guerra contra un enemigo poderoso¡±.
Es evidente que esta subida en el precio no explica el estallido social, tampoco la pobreza, que se ha ido reduciendo notablemente, pero quiz¨¢ tampoco la desigualdad de renta, que pese a ser muy elevada se sit¨²a en niveles menores que los existentes en la regi¨®n. Una reflexi¨®n m¨¢s sosegada nos lleva a plantearnos la importancia que ha tenido la concentraci¨®n de la riqueza y los abusos en la prestaci¨®n de los servicios de utilidad p¨²blica por empresas privadas, que han sido posibles en el actual marco constitucional chileno.
El oasis al que Pi?era se refiri¨® d¨ªas antes del estallido era solo una realidad de una ¨¦lite empresarial, crecida a la luz de ciertos privilegios econ¨®micos establecidos en la Constituci¨®n. S¨ª, por la Constituci¨®n. Una Constituci¨®n de 1980, redactada para asegurar el principio de subsidiaridad para el Estado, sentando las bases del individualismo y la libertad individual por encima de la solidaridad.
Algunas de las caracter¨ªsticas m¨¢s relevantes del modelo econ¨®mico se refieren a la educaci¨®n, la salud y las pensiones; es decir, a los pilares del bienestar. El sistema educativo dual ha minado la v¨ªa de ascenso social a trav¨¦s de la cualificaci¨®n de las clases menos pudientes y ha condenado al endeudamiento a las clases medias. Tambi¨¦n, el modelo liberal est¨¢ fuertemente arraigado en materia de salud, la cual est¨¢ esencialmente gestionada por las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRES), basadas en la l¨®gica de lucro privado, dejando el sistema de salud p¨²blico (FONASA) para un porcentaje a¨²n reducido de la poblaci¨®n chilena.
El otro pilar de frustraciones son las pensiones, esencialmente privadas desde 1980, cuando se introdujo el sistema privado de capitalizaci¨®n, gestionado a trav¨¦s de las Administraciones de Fondos de Pensi¨®n (AFP), aunque se reserv¨® el sistema p¨²blico de reparto para el Ej¨¦rcito. Las AFP han visto crecer sus beneficios a lo largo de los a?os, mientas que los ingresos recibidos por las personas en el momento de la jubilaci¨®n caen estrepitosamente, oblig¨¢ndolas en muchas ocasiones a seguir realizando un trabajo remunerado. Cierto es que a lo largo de los a?os de democracia se han introducido ciertas reformas con un componente solidario, pero sin que ello suponga haber realizado una transformaci¨®n estructural del modelo heredado de la dictadura.
As¨ª que, el pueblo chileno encontr¨® la excusa para canalizar la elevada frustraci¨®n acumulada durante 30 a?os de expectativas fracasadas de convertir el crecimiento econ¨®mico en bienestar social. As¨ª se resum¨ªa en numerosas pancartas en diversas protestas con el lema ¡®No son 30 pesos, son 30 a?os¡¯.
Las chilenas y chilenos se manifestaron contra ese modelo esencialmente, por eso las protestas no cesaron ni con el anuncio de una serie de medidas sociales (incremento del salario m¨ªnimo, rebajas en las tarifas el¨¦ctricas, reducci¨®n de los gastos de los parlamentarios, etc.) realizadas por el presidente, ni con el cambio de parte de su gabinete, incluido el ministro del Interior al que se le relaciona con la respuesta represiva contra los manifestantes. La gente en la calle ped¨ªa una Asamblea Constituyente que permitiera la redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n.
El debate est¨¢ en torno a cu¨¢les ser¨¢n los mecanismos para elegir a los constituyentes, y si ha de haber o no cuotas de g¨¦nero e ind¨ªgena
Ante la secuencia de las protestas que no cesaban, el poder pol¨ªtico respondi¨® con el denominado ¡®Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constituci¨®n¡¯, que aborda la realizaci¨®n de un plebiscito en la primera mitad del a?o 2020 en relaci¨®n a dos asuntos: si se desea cambiar el texto constitucional y cu¨¢l es el mecanismo para hacerlo, bien a trav¨¦s de una convenci¨®n constituyente donde todos los miembros sean expresamente elegidos para la redacci¨®n del nuevo texto jur¨ªdico, o por medio de una convenci¨®n mixta, donde la mitad de los miembros ser¨ªan elegidos directamente por la soberan¨ªa popular y el otro 50% ser¨ªan parlamentarios.
Hoy en d¨ªa todo parece mostrar que habr¨¢ un amplio resultado a favor de la redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n. Tan solo representantes de la Uni¨®n Dem¨®crata Independiente (UDI) y del ultraderechista Partido Republicano, liderado por J.A. Kast, se han manifestado abiertamente en contra. El resto de fuerzas pol¨ªticas se est¨¢n mostrado a favor del mecanismo de la convenci¨®n constituyente. En la actualidad, el debate est¨¢ en torno a cu¨¢les ser¨¢n los mecanismos para elegir a los constituyentes, y si ha de haber o no cuotas de g¨¦nero e ind¨ªgena.
Solucionados estos asuntos, la senda de cambio en la que ha entrado Chile continuar¨¢, debiendo asumir un reto a¨²n mayor: definir los principios en los que se apoyar¨¢ la m¨¢s que posible nueva Constituci¨®n que el pa¨ªs est¨¢ demandando. Pero esto ya es el futuro.
* ?ngeles S¨¢nchez es profesora de Estructura Econ¨®mica y Econom¨ªa del Desarrollo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y coordinadora del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Econom¨ªa Mundial (GETEM)
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