Una pandemia global no se arregla con soluciones locales
Recuperar la verdadera funci¨®n de las Naciones Unidas, darle m¨¢s autoridad a la OMS y potenciar las instituciones de la Uni¨®n Europea son algunas de las cuestiones imprescindibles ante el Covid-19
Ayer hizo cuatro semanas que nos confinamos en nuestros domicilios, y la percepci¨®n subjetiva es que ha sido una eternidad, como si el tiempo se hubiera detenido, las calles se hubieran silenciado y la vida hubiera entrado en un letargo invernal. Y en paralelo a esta sensaci¨®n de lentitud y aton¨ªa se est¨¢n sucediendo una suerte de cambios vertiginosos.
En primer lugar, la dimensi¨®n de la pandemia. Nadie, ni los mejores especialistas hubieran pronosticado hace tan solo un mes el ritmo de expansi¨®n, el n¨²mero de contagiados, el ¨ªndice de mortalidad y la necesidad de disponer de un elevado n¨²mero de unidades de cuidados intensivos. Todo ello ha provocado un colapso asistencial sin precedentes en nuestra reciente historia sanitaria. De repente nos hemos dado de bruces con una realidad que no imagin¨¢bamos: nuestro Sistema Nacional de Salud, tan prestigiado y valorado por doquier, no ha podido atender adecuadamente las demandas generadas por el Covid19 y se han tenido que habilitar hospitales en lugares insospechados como pabellones feriales, palacios de deportes, hoteles...
Ha sido necesario improvisar morgues en pistas de hielo ante la avalancha de defunciones y la saturaci¨®n de los tanatorios. Han tenido que reclutarse profesionales sanitarios, facultativos jubilados, estudiantes de ¨²ltimos cursos, sanitarios de otros pa¨ªses. etc. Ha sido necesario comprar material sanitario en pa¨ªses lejanos con capacidad de producci¨®n elevada y que tuvieran disponibilidad de mascarillas, guantes, equipos protectores, respiradores, etc. Y todo esto en cuatro semanas, las semanas m¨¢s largas de nuestras vidas. Y, adem¨¢s, la vida se par¨®. Se cerraron los comercios, los centros docentes, los cines, teatros, museos, parques...y se prohibi¨® a la gente salir de sus domicilios con excepciones justificadas.
Y ante nuestros ojos aparecieron unos profesionales sanitarios trabajando todas las horas del d¨ªa, con un riesgo de contagio elevado, y se convirtieron en los h¨¦roes nacionales. Profesionales sanitarios que, no est¨¢ de m¨¢s recordarlo, est¨¢n mal retribuidos, poco valorados, con condiciones laborales muy precarias, y que ahora se convierten en los salvadores de esta crisis. ?Podemos imaginar qu¨¦ pasar¨¢ en las pr¨®ximas semanas y, sobre todo, c¨®mo podemos reducir el impacto de esta pandemia a todos los niveles?
En primer lugar, reforzando las condiciones que permiten disminuir el n¨²mero de contagios, el n¨²mero de ingresados y el de fallecidos. Es cierto que a pesar de la intoxicaci¨®n de datos que recibimos, se percibe en estos ¨²ltimos d¨ªas una cierta contenci¨®n en el avance de la pandemia, el ritmo de casos nuevos que requieren ingreso ha disminuido, la mortalidad diaria se ha estabilizado, y los curados aumentan d¨ªa a d¨ªa. En segundo lugar, asumiendo que la vuelta a la normalidad ser¨¢ lenta, ser¨¢ por fases, por sectores, y que tardaremos meses en recuperar una cierta sensaci¨®n de vida normal; hoy no sabemos bien cu¨¢nto tiempo ha de transcurrir para que recuperemos la vida que ten¨ªamos antes de la llegada de la pandemia.
En tercer lugar, arbitrando todos los mecanismos econ¨®micos y financieros necesarios para frenar en lo posible la enorme, inmensa, crisis econ¨®mica que se nos viene encima, en forma de destrucci¨®n de empresas, de p¨¦rdidas de puestos de trabajo, de ruptura de una recuperaci¨®n que est¨¢bamos viviendo, de freno de los procesos formativos de nuestros j¨®venes, etc. Para ello se deber¨¢n adoptar medidas tan excepcionales como excepcional es esta pandemia; no es momento ahora de limitar el d¨¦ficit p¨²blico, es el momento para que la Uni¨®n Europea establezca mecanismos para mutualizar la deuda y ponga en el mercado eurobonos por primera vez en su historia. ?Si no es ahora, cuando?
En cuarto lugar, protegiendo y preservando el sector de la cultura, de la creaci¨®n, del arte, del cine; en definitiva, el sector que permite conformar ciudadanos m¨¢s libres y emancipados. Y para ello habr¨¢ que organizar mecanismos de apoyo econ¨®mico para que cuando la pandemia se retire no deje detr¨¢s de ella un desierto cultural y creativo. En quinto lugar, volviendo a la ¡®Pol¨ªtica¡¯ en may¨²scula, debemos recuperar la acci¨®n pol¨ªtica de los acuerdos, de primar lo com¨²n sobre lo particular. En estos momentos no tiene ning¨²n sentido la existencia de hacer oposici¨®n, ?oposici¨®n a qu¨¦? ?A intentar sacar al pa¨ªs de este marasmo? ?Si los partidos no son capaces de llegar a acuerdos en las decisiones tan cruciales que deben permitir avanzar en una soluci¨®n posible, cu¨¢ndo ser¨¢n capaces?
Los ciudadanos, junto a la sensaci¨®n de angustia e incertidumbre con la que viven estos d¨ªas, est¨¢n sumamente inquietos frente a un futuro que se adivina muy dif¨ªcil, y estos ciudadanos esperan de los partidos pol¨ªticos una acci¨®n conjunta que asegure un futuro lo m¨¢s previsible y tranquilizador posible. Es verdad que cuando salgamos de esta situaci¨®n incorporaremos formas de trabajar, de relacionarnos, de comprar, de convivir que se han ido desarrollando en estos tiempos de confinamiento y que seguramente en parte se quedar¨¢n definitivamente, pero personalmente creo que todo esto es bastante secundario.
Nos enfrentamos a un futuro en el que pandemias como esta se repetir¨¢n, el cambio clim¨¢tico proseguir¨¢ y los niveles de desigualdad existente en muchos de los pa¨ªses se agudizar¨¢n
Lo realmente importante de este proceso es que, por primera vez en la historia, se ha producido una pandemia global, que est¨¢ afectando a todos los continentes, que afecta a todos los estratos sociales, al mundo urbano y al rural, al mundo desarrollado y al mundo en v¨ªas de desarrollo. Y esta pandemia se propaga en un mundo que adolece de sistemas globales de gobernanza, en el que el sistema de Naciones Unidas es incapaz de ofrecer respuestas y directrices claras, que la OMS posee una auctoritas muy d¨¦bil y sus orientaciones son seguidas muy parcialmente, en el que los pa¨ªses que precisan material de aislamiento no son capaces de producirlos a nivel regional, como la UE, y dependen de pa¨ªses terceros, por lo que han aparecido intermediarios comisionistas haciendo negocio de la enfermedad.
Ni tan siquiera la Uni¨®n Europea ha sido capaz de consensuar pautas para contabilizar los casos: criterios de actuaci¨®n, de respuesta sanitaria com¨²n, considerando adem¨¢s que la Salud P¨²blica tiene un componente de competencia europea clar¨ªsimo. Nos animamos pensando que en el futuro se teletrabajar¨¢ mucho m¨¢s y mejor que antes, que la telemedicina se potenciar¨¢ y crecer¨¢ en todo el mundo, que el e-learning se generalizar¨¢ y favorecer¨¢ el acceso a la educaci¨®n a clases desfavorecidas; y todo esto ser¨¢ verdad, pero sin dejar de ser muy positivo no expresa la verdadera conclusi¨®n de la crisis.
Lo realmente importante es que nos enfrentamos a un futuro en el que pandemias como esta se repetir¨¢n, que el cambio clim¨¢tico proseguir¨¢, que los niveles de desigualdad existente en muchos de los pa¨ªses se agudizar¨¢n y, frente a todo esto, si no somos capaces de conformar una verdadera respuesta global que d¨¦ soluci¨®n a los graves problemas globales que est¨¢n por venir, lo m¨¢s seguro es que esta pandemia ser¨¢ el primer escal¨®n de una escalera muy peligrosa que puede llevarnos a situaciones de muy dif¨ªcil retorno.
Recuperar en lo posible la verdadera funci¨®n de las Naciones Unidas, darle m¨¢s autoridad a la OMS y potenciar las instituciones de la Uni¨®n Europea son algunas de las cuestiones imprescindibles que se deben llevar a cabo. Ante los nuevos problemas globales no valen las soluciones locales.
*Santiago de Torres es m¨¦dico y patrono de la Fundaci¨®n Alternativas
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