De la tormenta perfecta a la justicia energ¨¦tica
La desigualdad impide el desarrollo sostenible. La transici¨®n energ¨¦tica debe beneficiarnos a todos
Noches a 20 grados bajo cero. Puede que parezca exagerado, pero ha ocurrido hace tan solo unos d¨ªas en algunos puntos de Espa?a. Pese a no haber acabado el mes de enero, en este 2021, en el que desde el principio todo parece hist¨®rico, nuestro pa¨ªs ha enfrentado ya las temperaturas m¨¢s g¨¦lidas de los ¨²ltimos 20 a?os. La borrasca Filomena nos recuerda a nivel nacional que el mundo enfrenta dos pandemias simult¨¢neas y que una de ellas, el cambio clim¨¢tico, provoca un clima extremo y peligroso. Un peligro que ataca antes a los m¨¢s vulnerables, pero que nos afecta a todos.
Junto con la nieve y las heladas, Filomena trajo tambi¨¦n una subida de aproximadamente el 27% en el precio de la electricidad respecto al mismo periodo del a?o anterior. Una parte de la explicaci¨®n est¨¢ relacionada con la creciente importancia que tienen las energ¨ªas renovables en la producci¨®n energ¨¦tica. Parece una paradoja pensar que las mismas fuentes que reducen los efectos del cambio clim¨¢tico, formen parte de la ecuaci¨®n que obliga a muchos a sufrir sus consecuencias m¨¢s duramente. La explicaci¨®n es que para reducir las emisiones de CO?, los pa¨ªses tienen que invertir y aumentar la aportaci¨®n de las energ¨ªas renovables, pero cuando la contribuci¨®n de este tipo de fuentes disminuye es preciso recurrir a otras m¨¢s caras para mantener el suministro. Sin embargo, aunque es probable que tengamos que acostumbrarnos a tener picos de precios en determinados momentos, las inversiones en renovables no pueden condicionar el bienestar social, puesto que acabar¨ªan enemistando a la ciudadan¨ªa con las pol¨ªticas en favor de la sostenibilidad.
En 2019, el 7% de los espa?oles pas¨® fr¨ªo en invierno y el 6% sufri¨® retrasos en el pago de la factura de la luz o de la calefacci¨®n. No todos pueden permitirse mantener la casa a 21 grados y en un invierno como ¨¦ste es probable que las cifras suban en 2021. Sin embargo, esta tormenta perfecta no debe condicionar la transici¨®n energ¨¦tica, que est¨¢ llamada a ser un proceso de cambio a largo plazo, estructural e integrador. Para ello, la Administraci¨®n debe poner a aquellos ciudadanos en situaci¨®n de pobreza energ¨¦tica en el centro de la transformaci¨®n.
Instalar ventanas de doble acristalamiento, o aislar las paredes exteriores, es un coste que puede ser dif¨ªcil de asumir para personas con ingresos bajos o medios. Este es el caso, por ejemplo, de muchos pensionistas, que no pueden afrontar la inversi¨®n de mejorar la eficiencia energ¨¦tica de sus casas. En cambio, tienen un activo de gran valor con el que podr¨ªan avalar estos gastos: sus hogares. M¨¢s del 80% de las familias espa?olas formadas por personas mayores de 65 a?os tiene una vivienda en propiedad. Una opci¨®n es que la Administraci¨®n sufragara el coste de esas inversiones mediante pr¨¦stamos a devolver cuando la vivienda se traspase o se venda en el futuro. As¨ª el parque de viviendas usadas tendr¨ªa una adaptaci¨®n energ¨¦tica progresiva y nuestros mayores ganar¨ªan en calidad de vida sin coste para el contribuyente.
Por otro lado, invertir en eficiencia reduce la demanda de energ¨ªa, pero no la elimina. Para reducir la factura de la luz, algunos ciudadanos han optado por la instalaci¨®n de placas fotovoltaicas en las casas. Sin embargo, no todos los tejados son aptos para ello y es una tecnolog¨ªa costosa para muchos ciudadanos. Para conseguir una transici¨®n justa hacia la energ¨ªa renovable podemos mirar hacia abajo en lugar de hacia arriba. La inversi¨®n en energ¨ªa fotovoltaica a gran escala necesita espacio y las entidades p¨²blicas son due?as de terrenos donde podr¨ªan instalarse estas placas. De esta forma, ayuntamientos y autonom¨ªas trabajar¨ªan con empresas de instalaci¨®n y manejo de parques solares y los beneficios de vender esa energ¨ªa, o de licitar suelo p¨²blico, permitir¨ªan subsidiar la factura de la luz a ciudadanos con menos recursos, o mejorar la eficiencia de edificios en ¨¢reas vulnerables.
El clamor contra la subida del precio de la electricidad en Espa?a, o las protestas de los chalecos amarillos en Francia, muestran que las pol¨ªticas contra el cambio clim¨¢tico est¨¢n relacionadas con ¨¢reas sensibles de la sociedad y requieren apoyo mayoritario para que sean realmente efectivas. Para conseguirlo es necesario que las oportunidades que brinda la transici¨®n energ¨¦tica nos beneficien a todos, y sobre todo a los que menos tienen. La desigualdad impide el desarrollo sostenible y el ¨¦xito de la lucha contra el cambio clim¨¢tico depende de nuestra capacidad para revertirla.
?scar Guinea es economista en el ¡®think tank¡¯ European Centre for International Political Economy. Isabel P¨¦rez del Puerto es periodista y comunicadora en finanzas para el desarrollo.
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