Las tecnolog¨ªas en el aula, a examen
Cuando la frecuencia es alta, la relaci¨®n entre el uso de tecnolog¨ªa y las competencias en matem¨¢ticas es negativa
Las tecnolog¨ªas digitales han revolucionado nuestra sociedad, desde las relaciones sociales hasta el modo de trabajo. La adquisici¨®n de habilidades digitales es fundamental, ya que incide en ¨¢mbitos tan relevantes como el acceso a la informaci¨®n y la participaci¨®n ciudadana. Los gobiernos y organismos internacionales est¨¢n sensibilizados sobre la importancia de reducir la conocida ¡°brecha digital¡± ¡ªo el acceso desigual a las tecnolog¨ªas¡ª desde edades tempranas. Esto se refleja en la creciente inversi¨®n de recursos tecnol¨®gicos en las aulas, donde herramientas como las tablets y ordenadores est¨¢n sustituyendo al tradicional libro de texto.
Las iniciativas para promover la igualdad de acceso del alumnado a la tecnolog¨ªa son numerosas, y cuantificar la efectividad de estas medidas es relativamente sencillo. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de garantizar la igualdad de acceso a estas herramientas, es importante evaluar si estas favorecen el aprendizaje del alumnado, que, no olvidemos, es el principal objetivo. De nada sirve dotar a las escuelas de recursos tecnol¨®gicos si no se consigue que sean elementos que mejoren ¡ªo, como m¨ªnimo, no empeoren¡ª el rendimiento acad¨¦mico del alumnado. La pregunta se antoja a¨²n m¨¢s relevante en el contexto actual en el que la educaci¨®n digital forma parte de la agenda de transformaci¨®n europea.
La Fundaci¨®n ISEAK (en colaboraci¨®n con la Fundaci¨®n Cotec) acaba de abordar precisamente un estudio en el que explora si el uso que se realiza de las tecnolog¨ªas en el aula favorece el aprendizaje del alumnado. El estudio se enfoca en el alumnado adolescente participante en la ¨²ltima edici¨®n de PISA (2018).
El estudio arroja resultados muy concluyentes: existe una relaci¨®n de U invertida entre la frecuencia de uso de la tecnolog¨ªa en el aula y las competencias matem¨¢ticas del alumnado, donde un uso intensivo perjudica notablemente el aprendizaje. Es decir, las competencias aumentan ligeramente con el uso de la tecnolog¨ªa en el aula siempre que se utilice con una frecuencia moderada. Una vez se rebasa la l¨ªnea de lo que podr¨ªa considerarse un uso moderado, que implica una frecuencia menor a la semanal, la relaci¨®n entre uso de las tecnolog¨ªas y las competencias en matem¨¢ticas se vuelve claramente negativa. Este resultado tiene en cuenta las caracter¨ªsticas propias de los usuarios que m¨¢s utilizan la tecnolog¨ªa, que se componen mayoritariamente por varones y por estudiantes con altos niveles de acoso escolar sufrido. Adem¨¢s, en Espa?a, abundan los repetidores, pues una de cada tres usuarios muy intensivos en el uso de la tecnolog¨ªa son repetidores.
Para hacernos una idea de la magnitud de las diferencias en competencias seg¨²n el uso de la tecnolog¨ªa, el alumnado espa?ol que la utiliza semanalmente sufre una penalizaci¨®n en el desempe?o matem¨¢tico de m¨¢s de 20 puntos, lo que equivale a un retraso de m¨¢s de medio curso escolar en la adquisici¨®n de competencias en matem¨¢ticas respecto al alumnado que pr¨¢cticamente nunca utiliza la tecnolog¨ªa en las aulas. Los usuarios que usan las tecnolog¨ªas en el aula con una frecuencia mensual son los que mayor provecho obtienen de su uso, pues se encuentran casi un curso escolar por delante de los alumnos, que presentando similares caracter¨ªsticas, son usuarios intensivos de las mismas.
Este patr¨®n de U invertida es muy consistente, pues no solo se reproduce en Espa?a y sus regiones, sino tambi¨¦n en los 22 pa¨ªses analizados, incluyendo pa¨ªses punteros en el uso de estas herramientas, como Finlandia o Estonia. El resultado es constante tambi¨¦n para diferentes colectivos, como chicos/chicas o el alumnado de diferentes niveles socioecon¨®micos. En la gran mayor¨ªa de las zonas geogr¨¢ficas analizadas se encuentra, adem¨¢s, que el uso muy intensivo de la tecnolog¨ªa en el aula impacta m¨¢s negativamente a las mujeres y al alumnado de menor nivel socioecon¨®mico.
La pregunta que cabe hacerse ante este resultado es cu¨¢l es el motivo que est¨¢ detr¨¢s de esa relaci¨®n negativa entre el aprendizaje del alumnado y el uso intensivo de las tecnolog¨ªas en el aula. En principio, el resultado cuestiona ese efecto facilitador del aprendizaje que todos esperamos de estas herramientas. Como sucede a menudo, los datos disponibles no nos permiten ir mucho m¨¢s all¨¢ del resultado mencionado, pero s¨ª podemos especular sobre algunas razones que pueden originarlo. La primera posibilidad que ser¨ªa preciso explorar es si un uso intensivo en tecnolog¨ªas en el aula ¡°distrae¡± al alumnado y provoca, en consecuencia, un menor aprendizaje. Una segunda posibilidad sobre la que instituciones como la OCDE muestran gran preocupaci¨®n es el d¨¦ficit de formaci¨®n tecnol¨®gica de parte del profesorado en lo que respecta al uso de las tecnolog¨ªas en el aula. Un dato significativo es que, en Espa?a, solo un 15% del alumnado acude a centros cuyo profesorado recibe incentivos para integrar la tecnolog¨ªa en la ense?anza.
Para que las tecnolog¨ªas en el aula sean un elemento que facilite el aprendizaje, es necesario adaptar el uso de las mismas a la realidad sociodemogr¨¢fica de cada centro, donde la tecnolog¨ªa debe utilizarse como medio y no como fin en s¨ª mismo. La literatura apunta que las tecnolog¨ªas pueden favorecer el aprendizaje siempre que generen mayor tiempo de estudio y pr¨¢ctica; faciliten el control del aprendizaje por parte del alumnado, e impulsen un aprendizaje colaborativo.
La irrupci¨®n de las tecnolog¨ªas en el aula ha llegado para quedarse, y, por ello, es fundamental que el uso de las mismas facilite y extienda el aprendizaje del alumnado. Para lograrlo, no basta con implantar procesos utilizados en otros pa¨ªses o en otros contextos, pues cada centro, regi¨®n y pa¨ªs tiene particularidades que es preciso entender y atender. Cada centro educativo debe realizar un seguimiento para evaluar si los pasos que se van adoptando en la implantaci¨®n de las tecnolog¨ªas favorecen o no el aprendizaje de sus j¨®venes. Solo as¨ª estas herramientas potencialmente ¨²tiles para mejorar el aprendizaje de nuestro alumnado cumplir¨¢n su objetivo.
Sara de la Rica y Ainhoa Os¨¦s son directora e investigadora, respectivamente, de la Fundaci¨®n ISEAK
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