El directorio reacciona
La locomotora francoalemana proclama que sigue jugando un ¡°papel decisivo¡±, pero el l¨ªo pand¨¦mico franc¨¦s y la inc¨®gnita electoral alemana lo relativiza
La ceremonia que los ecofines de los grandes pa¨ªses comunitarios celebraron ayer consagra un simb¨®lico directorio a cuatro. La excusa era pedir celeridad a todos para que aprueben ya sus planes de recuperaci¨®n. E incitar a la Comisi¨®n a que los bendiga asap. Cuanto antes.
Era hora. La locomotora francoalemana proclama que sigue jugando un ¡°papel decisivo¡±, pero el l¨ªo pand¨¦mico franc¨¦s y la inc¨®gnita electoral alemana lo relativiza. De ah¨ª que busque la compa?¨ªa italo-espa?ola.
Era hora porque, como dijo el franc¨¦s Bruno Le Maire, ¡°hemos perdido demasiado tiempo¡± desde que la cumbre de julio aprob¨® el plan de recuperaci¨®n Next Generation EU. Y mientras, otros cabalgan. China, al modo autocr¨¢tico y sin reglas de su PIB galopante.
EE UU, recuperando a la velocidad de la luz los principios, valores y propuestas europe¨ªstas: multilateralismo (impuesto de sociedades global; suspensi¨®n de aranceles); biblia clim¨¢tico-ecol¨®gica; agenda social (sanidad, infraestructuras). ?Y los tristes dec¨ªan que el soso Joe Biden no exist¨ªa, que el trumpismo seguir¨ªa reinando! Bravatas. Por eso ¡°la UE debe permanecer en la carrera¡±. Relanzar su plan. Justo, la reacci¨®n de ayer.
Pero hay que dotar ese prop¨®sito con m¨¢s programa que la (trascendental) velocidad. El primer impulso junto a los nihil obstat de turno deber¨¢ ser adecuarlo, ampliarlo: no bastar¨¢n los 750.000 millones de euros. Biden nos ense?a que no solo urge un relanzamiento econ¨®mico mediante todos los impulsos fiscales y monetarios ¨²tiles, sino tambi¨¦n la ambici¨®n de competir por la hegemon¨ªa.
El segundo impulso convendr¨ªa que viniera de una mayor interacci¨®n entre los planes de los 27, que maximice el multiplicador de las inversiones nacionales concretas. Llegan indicios de que hay pocos proyectos p¨²blico/privados transnacionales, que a¨²nen esfuerzos en distintos Estados miembros. Y mucha reiteraci¨®n y duplicaci¨®n inercial.
Y el tercero es ampliar el foco. Espa?a, con B¨¦lgica, ha iniciado esa tarea ante la inminente cumbre social de Oporto. Propone completar el plan Marshall con una m¨¢s expl¨ªcita dimensi¨®n social. ?C¨®mo? Articulando un nuevo procedimiento europeo, con objetivos claros (gasto en sanidad y educaci¨®n), reglas definidas (un cuadro de mando de est¨¢ndares), y techos cifrados (evaluaci¨®n de resultados) en el ¨¢mbito social/laboral.
O sea, que se erija en tercer ¨¢ngulo de las reglas fiscales de un novado Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) y del Procedimiento de Desequilibrios Macroecon¨®micos, que cabr¨ªa convertirlo en m¨¢s vinculante. De entrada, esa propuesta tiende a esterilizar un retorno sin cambios al viejo PEC.
El peaje de un directorio es ampliar el abanico de propuestas. La Italia de Draghi y la Espa?a que tanto contribuy¨® a alumbrar el Next Generation tienen energ¨ªa y pueden ahondar su complicidad: no suman cero. Y Europa necesita muchas sumas, cuando adem¨¢s los jefes de las instituciones comunes arrellanan sus siestas en sof¨¢s est¨²pidos.
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