La inflaci¨®n cierra mayo en el 8,7% y se afianza como el indicador m¨¢s problem¨¢tico para el Gobierno
Alimentos y carburantes lideran la escalada de precios, que pone en aprietos a las familias de menos recursos y amenaza con desgastar al Ejecutivo
La inflaci¨®n se confirma mes tras mes como el indicador econ¨®mico con m¨¢s potencial para da?ar la renta de los hogares ¡ªespecialmente los m¨¢s vulnerables¡ª y desgastar al Gobierno. En mayo, la tendencia volvi¨® a ser al alza: el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) ha anunciado este viernes que la inflaci¨®n cerr¨® en el 8,7% respecto al a?o pasado, la misma cifra que el dato adelantado de hace dos semanas, pero cuatro d¨¦cimas peor que en abril.
Su evoluci¨®n contrasta con la del resto de baremos, que resisten y en algunos casos incluso sorprenden positivamente en un entorno de turbulenci...
La inflaci¨®n se confirma mes tras mes como el indicador econ¨®mico con m¨¢s potencial para da?ar la renta de los hogares ¡ªespecialmente los m¨¢s vulnerables¡ª y desgastar al Gobierno. En mayo, la tendencia volvi¨® a ser al alza: el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) ha anunciado este viernes que la inflaci¨®n cerr¨® en el 8,7% respecto al a?o pasado, la misma cifra que el dato adelantado de hace dos semanas, pero cuatro d¨¦cimas peor que en abril.
Su evoluci¨®n contrasta con la del resto de baremos, que resisten y en algunos casos incluso sorprenden positivamente en un entorno de turbulencias por los coletazos de la pandemia, la crisis de suministros y la guerra. El n¨²mero de parados est¨¢ por debajo de los tres millones por primera vez desde 2008; el PIB crece a un ritmo superior al 4% ¡ªseg¨²n la previsi¨®n de la OCDE para Espa?a este a?o¡ª espoleado por la llegada de fondos europeos; la deuda, aunque muy elevada, todav¨ªa paga intereses hist¨®ricamente bajos gracias a la pol¨ªtica de tipos del Banco Central Europeo; y el d¨¦ficit, sin la presi¨®n de Bruselas reclamando reformas r¨¢pidas por la suspensi¨®n de las reglas fiscales, no es (de momento) la gran prioridad.
En ese escenario, la dificultad para atajar la escalada de los precios se ha convertido en el principal quebradero de cabeza para el Ejecutivo, que ve con impotencia c¨®mo sus medidas no han logrado alejar la inflaci¨®n demasiado de los m¨¢ximos de 37 a?os alcanzados en marzo, cuando se situ¨® en el 9,8%. Una de esas propuestas estrella, la bonificaci¨®n de 20 c¨¦ntimos por litro de combustible, ha sido ya devorada por la subida del precio de los carburantes, ahora 23 c¨¦ntimos m¨¢s caro que cuando entr¨® en vigor. Y la otra, el sistema ideado por Espa?a y Portugal, que limitar¨¢ el precio del gas y el carb¨®n para generaci¨®n el¨¦ctrica, ha sido finalmente aprobada por la Comisi¨®n Europea, pero tras sufrir varios retrasos no empezar¨¢ a funcionar hasta el martes.
En mayo, la subida de los carburantes y los alimentos ha influido m¨¢s que la electricidad en el alza de precios. El veto de la UE a la compra del crudo que llega por v¨ªa mar¨ªtima desde Rusia ha contribuido a asentar el precio del crudo brent por encima de los 120 d¨®lares ¡ªel triple que hace dos a?os¡ª. Y en medio de esos problemas de oferta, dos medidas contrapuestas no parecieron surtir demasiado efecto: ni la decisi¨®n de Arabia Saud¨ª de subir los precios del petr¨®leo para julio ni el aumento del objetivo de bombeo del cartel de pa¨ªses productores alter¨® en gran cosa la tendencia.
El alza del petr¨®leo se ha traducido en una subida de la gasolina en mayo respecto al a?o pasado del 23,5%, y del 33,9% en el caso del di¨¦sel, seg¨²n el INE. La electricidad, por su parte, se increment¨® un 30,2%. El organismo tambi¨¦n ha detectado un aumento de tarifas en hoteles, caf¨¦s y restaurantes del 6,3%, m¨¢ximos de 21 a?os, y subidas de precios generalizadas en los alimentos, que medidos junto a las bebidas no alcoh¨®licas valen un 11%, m¨¢s que hace 12 meses, el porcentaje m¨¢s alto en 28 a?os. Por ejemplo, el aceite de oliva se ha encarecido un 36,5% frente al a?o pasado, la pasta un 27,9%, la harina un 25,5%, los huevos un 25,3%, la leche entera un 16,7% y los alimentos para beb¨¦s un 15,5%. La inflaci¨®n subyacente ¡ªque excluye la energ¨ªa y los alimentos frescos por su volatilidad¡ª cerr¨® mayo en el 4,9%, cinco d¨¦cimas m¨¢s que en abril, y la tasa m¨¢s alta desde octubre de 1995.
Tanto el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, como la vicepresidenta primera, Nadia Calvi?o, han coincidido en las ¨²ltimas horas al recordar que entre sus 18 socios de la zona euro hay 11 pa¨ªses con una inflaci¨®n m¨¢s alta que la espa?ola. Y ambos insistieron en culpar de los encarecimientos a factores ex¨®genos, como los cuellos de botella en los mercados internacionales y el repunte de las materias primas, sobre todo las energ¨¦ticas, por la guerra en Ucrania.
Ni la comparativa ¡ªseg¨²n Eurostat, la inflaci¨®n en Espa?a est¨¢ ligeramente por encima de la media de los Diecinueve¡ª, ni el hecho de que la invasi¨®n est¨¦ detr¨¢s de una parte importante del aumento del coste de la vida alivian la fuerte p¨¦rdida de poder adquisitivo de los hogares. Los salarios pactados en convenio subieron de media un 2,42% hasta mayo, cifra ligeramente superior al dato de abril (2,40%), pero muy lejos del alza de los precios. La crisis est¨¢ exhibiendo la limitada capacidad de los Estados ¡ªen toda Europa y m¨¢s all¨¢¡ª para solventar un problema en el que inciden elementos tan complejos como las perturbaciones en el funcionamiento del comercio y la globalizaci¨®n, a los que se suma el monumental trastorno energ¨¦tico iniciado desde el Kremlin.
Los pol¨ªticos en el poder se enfrentan as¨ª al descr¨¦dito en buena parte del planeta ante un problema que afecta directamente al bolsillo de sus electores. ¡°La inflaci¨®n es la pesadilla de nuestro tiempo¡±, dijo el presidente de EE UU, Joe Biden, el jueves durante una entrevista televisada. El car¨¢cter global del fen¨®meno no est¨¢ sirviendo al l¨ªder dem¨®crata para frenar la ca¨ªda de su popularidad, en medio de subidas anuales de los precios superiores al 8%.
Los expertos creen que no volver¨¢ a m¨¢ximos
La OCDE, que en su ¨²ltimo informe incidi¨® en que las familias de menos recursos sufren con m¨¢s fiereza el zarpazo de los precios, augura para Espa?a una inflaci¨®n media del 8,1% para 2022 y del 4,8% para 2023, lo que significa que no espera grandes descensos en los meses venideros. ?ngel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, cree que el 9,8% de marzo es un techo inamovible ¡°en parte porque el tope al precio del gas deber¨ªa protegernos de sus hipot¨¦ticas subidas si la situaci¨®n en Ucrania empeora¡±, argumenta. Aun as¨ª, calcula que el impacto del tope al gas en la inflaci¨®n ser¨¢ modesto, y le restar¨¢ alrededor de medio punto. ¡°Aunque hay bastantes inc¨®gnitas¡±, puntualiza.
Leopoldo Torralba, economista de Arcano Economic Research, no descarta nuevas aceleraciones a corto plazo, en junio o julio, ¡°sobre todo por el bloqueo de los puertos ucranianos, que est¨¢ haciendo aumentar los precios de los alimentos, y del embargo europeo al petr¨®leo ruso¡±, explica. Sin embargo, espera que en el tercer trimestre empiece a verse una ralentizaci¨®n, a la que ayudar¨¢ el tope al gas con unas seis o siete d¨¦cimas, seg¨²n sus c¨¢lculos. ¡°El problema es que otros elementos que pesan mucho, como los alimentos o el petr¨®leo, podr¨ªan compensar esto¡±, advierte.
Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, pone dos condiciones para que la inflaci¨®n no regrese a m¨¢ximos anuales: que el petr¨®leo no supere los 130 d¨®lares y que el gas no rebase los 90 euros por megavatio hora. Prev¨¦ una inflaci¨®n media anual algo inferior a la de la OCDE, del 7,5%, acabando el a?o en subidas de precios cercanas al 6%. Para Torres, el tope al gas restar¨¢ ocho d¨¦cimas al IPC, pero en junio y julio ser¨¢n tres d¨¦cimas. Como Torralba, opina que existe el riesgo de que no sea demasiado visible. ¡°Esto se ver¨¢ relativamente poco porque estamos con tasas de inflaci¨®n que vienen del petr¨®leo y de la inflaci¨®n subyacente que pueden anular el efecto de la medida, aunque es positiva porque calma uno de los frentes, el de la electricidad¡±.