Chris Miller: ¡°La fabricaci¨®n de chips es el problema m¨¢s fascinante y complejo de la historia de la humanidad¡±
El historiador estadounidense acaba de publicar ¡®Chip War¡¯, una obra sobre c¨®mo ha llegado el mundo actual a convertirse en dependiente de los semiconductores
Los sonidos de Nueva York acompa?an a Chris Miller mientras responde al tel¨¦fono. Una megafon¨ªa inidentificable, intercambios de buenos d¨ªas y, finalmente, el chirrido de una puerta cerr¨¢ndose y el silencio de una estancia limpia de ruidos intrusos. Profesor de Historia Internacional en la Fletcher School de Massachusetts, ha viajado desde Boston a la Gran Manzana para hablar en televisi¨®n de Chip War ¡ªLa guerra de los chips¡ª, una obra que nace bendecida por el Financial Times, que la ha incluido en su lista de mejores libros de negocios de 2022.
A sus 36 a?os, Miller ha aparcado sus estudios sobre la URSS y la Rusia de Putin, a los que dedic¨® tres ensayos, para sumergirse durante un lustro en el universo de los semiconductores, tan relevante como laber¨ªntico, con aristas econ¨®micas, tecnol¨®gicas y geopol¨ªticas. El encuentro fue fortuito, cuando comprob¨® su importancia en los sistemas de gu¨ªa de misiles durante la Guerra Fr¨ªa. Pero eso era solo la punta del iceberg. ¡°Me di cuenta de que muchas de las tendencias que me interesaba comprender, ya fuera el funcionamiento de la globalizaci¨®n, la estructura de las cadenas de suministro o el futuro del poder militar, no pod¨ªan ser entendidas sin abordar su papel¡±.
La ¨²ltima controversia en el duelo de superpotencias entre EE UU y China avala ese inter¨¦s desmedido. Washington acaba de anunciar un bloqueo por el cual ninguna empresa podr¨¢ suministrar a las compa?¨ªas chinas determinados semiconductores si llevan tecnolog¨ªa estadounidense. El objetivo es impedir que Pek¨ªn pueda emplearlos en el desarrollo de su propia industria tecnol¨®gica o en ¨¢reas estrat¨¦gicas como los supercomputadores o el armamento de nueva generaci¨®n. ¡°Es la expansi¨®n m¨¢s dram¨¢tica de los controles de exportaci¨®n de EE UU en mucho tiempo. El acceso a semiconductores avanzados es un medio para controlar qu¨¦ pa¨ªses pueden construir los centros de datos m¨¢s modernos, que ser¨¢n cruciales no solo para la inteligencia artificial en aplicaciones comerciales, sino que tambi¨¦n dar¨¢n forma al equilibrio militar entre EE UU y China¡±, apunta al respecto.
El momento elegido por Miller para la inmersi¨®n ¡ªm¨¢s de 100 entrevistas a cient¨ªficos y otros expertos del sector¡ª dif¨ªcilmente pod¨ªa ser m¨¢s propicio. Y no solo por el estallido del conflicto EE UU-China. Estos microsc¨®picos componentes de silicio, presentes en veh¨ªculos, tel¨¦fonos, ordenadores, y un sinf¨ªn de artefactos civiles y militares, han dado mucho que hablar tras la pandemia. Su escasez, cuando los consumidores se lanzaron a comprar de nuevo en masa, con m¨¢s br¨ªo si cabe tras el par¨®n por el virus, detuvo f¨¢bricas de coches, y dej¨® millones de autom¨®viles sin salir al mercado, causando a las marcas p¨¦rdidas multimillonarias y retrasando meses y meses las entregas a unos clientes desesperados.
Fue entonces, al ser conscientes de que ni Toyota, ni Volkswagen, ni el resto pod¨ªan darles el veh¨ªculo que ped¨ªan sin esos microprocesadores a los que hasta entonces casi nadie hab¨ªa prestado demasiada atenci¨®n, cuando las palabras chips y semiconductores entraron en las conversaciones cotidianas. ¡°La mayor¨ªa de gente piensa que los chips est¨¢n dentro de las computadoras, lo cual es cierto. Y es uno de sus principales usos. Pero tambi¨¦n los encuentras en casi todo lo que tocamos que tiene un interruptor de encendido y apagado, desde microondas hasta relojes o lavavajillas. Un m¨®vil no solo tiene el chip principal que administra el sistema operativo, sino otros para la c¨¢mara, el audio o el WiFi¡±.
Miller saca varias conclusiones de esas miles de horas que ha dedicado a investigar. ¡°Tras indagar en su historia y en su proceso de creaci¨®n, me di cuenta de que la fabricaci¨®n de chips es el problema m¨¢s fascinante y complejo de la historia de la humanidad¡±. Hablamos de una tecnolog¨ªa que se mide en nan¨®metros ¡ªm¨¢s peque?a que el coronavirus que detuvo el planeta en 2020¡ª, concebida en sofisticadas plantas industriales que llegan a costar 20.000 millones de d¨®lares ¡ªese es el presupuesto de la que Intel est¨¢ construyendo en Ohio¡ª y necesitan de varios a?os para estar en marcha, y que adem¨¢s dependen de unas cadenas de suministro milim¨¦tricamente delimitadas, en un ir y venir de materiales que implica a firmas de m¨²ltiples pa¨ªses desde el dise?o a su fabricaci¨®n.
¡°Es muy dif¨ªcil y costoso. Hay un peque?o n¨²mero de empresas y pa¨ªses que controlan su uso, y eso tiene enormes ramificaciones econ¨®micas, porque si eres una compa?¨ªa capaz de desempe?ar un papel tan insustituible en la cadena de suministro, tienes una posici¨®n de mercado incre¨ªble. Pero tambi¨¦n tremendas ramificaciones geopol¨ªticas, porque les dan acceso a ellos a ciertos pa¨ªses y tienen la capacidad de impedir que otros obtengan los chips m¨¢s avanzados¡±, explica.
En ese selecto club resuena el nombre de Taiw¨¢n. All¨ª opera TSMC, el gran gigante del sector, 350.000 millones de d¨®lares de capitalizaci¨®n burs¨¢til ¡ªel equivalente a cinco veces Inditex¡ª. Miller la cita 200 veces en las poco m¨¢s de 400 p¨¢ginas de su libro, lo que da una idea de su importancia. El hecho de que se encuentre en un punto caliente por las tensiones territoriales con China, bajo la amenaza latente de una invasi¨®n, aumenta la sensaci¨®n de vulnerabilidad. ¡°Un solo misil contra la f¨¢brica m¨¢s avanzada de TSMC causar¨ªa cientos de miles de millones en p¨¦rdidas por los retrasos en la producci¨®n de tel¨¦fonos, centros de datos, veh¨ªculos, redes de telecomunicaciones y otras tecnolog¨ªas¡±, advierte en el libro.
Si la preocupaci¨®n por el gas no ocup¨® la agenda de la clase pol¨ªtica occidental hasta el choque con Rusia, la atenci¨®n por los semiconductores tampoco lo hizo hasta que le vieron las orejas al lobo por su escasez. Ahora, los planes para aumentar la autonom¨ªa europea con inversiones multimillonarias de Bruselas son una realidad. Espa?a tiene intenci¨®n de dedicar al sector un m¨¢ximo de 12.250 millones hasta 2027, aunque no est¨¢ muy claro en qu¨¦ se materializar¨¢ ese gasto. La UE busca alcanzar en 2030 el 20% de la cuota mundial de fabricaci¨®n de microprocesadores ¡ªactualmente ronda el 10%¡ª.
Para Miller, la dependencia mutua continuar¨¢ por muchos fondos que se pongan sobre la mesa. Los hechos as¨ª lo indican. La holandesa ASML ¡ªcon una capitalizaci¨®n de mercado que casi triplica la de Inditex¡ª, por ejemplo, es una pieza insustituible de ese engranaje como fabricante de la maquinaria necesaria para producir los chips. ¡°Mi consejo para los pol¨ªticos europeos ser¨ªa que no se embarcaran en una especie de campa?a de autosuficiencia que es poco realista y propagand¨ªstica, porque la realidad es que Europa va a depender de Jap¨®n y EE UU, al igual que ellos de Europa. As¨ª de complicadas son las cadenas de suministro multinacionales¡±.
Una pieza clave en la supremac¨ªa militar
Pero esto no es solo una batalla econ¨®mica. Miller cree que est¨¢ en juego la supremac¨ªa militar. ¡°El dominio futuro estar¨¢ determinado en gran medida por el acceso a los chips inform¨¢ticos m¨¢s avanzados, por eso no solo es un tema que preocupe a los ministros de Finanzas, sino tambi¨¦n a los de Defensa. El futuro del poder militar depender¨¢ cada vez m¨¢s de los semiconductores. Si analizas los drones aut¨®nomos, por ejemplo, requieren de una enorme cantidad de potencia inform¨¢tica, memoria e inteligencia artificial que necesita de chips. No hay m¨¢s que ver los que llevan los misiles rusos derribados y desarmados¡±.
Y las sanciones al r¨¦gimen de Vlad¨ªmir Putin ?est¨¢n mermando su capacidad para adquirirlos? ¡°Rusia enfrenta restricciones bastante severas sobre los tipos de chips que pueden comprar, aunque no siempre es sencillo impedir que los adquieran porque pueden acudir al mercado negro. Sabemos que est¨¢n teniendo muchas dificultades para hacerse con los que necesitan para sistemas sensibles como sus sat¨¦lites, y ser¨¢ cada vez m¨¢s complicado que obtengan los semiconductores que necesitan para sus misiles o tanques¡±.
Mientras tanto, en laboratorios de alta seguridad donde los empleados visten aparatosos trajes de protecci¨®n, el trabajo por llevar un paso m¨¢s all¨¢ la tecnolog¨ªa no cesa. Miller describe as¨ª el estado actual de esa batalla empresarial. ¡°TSMC est¨¢ produciendo chips de cinco nan¨®metros, y los de tres llegar¨¢n poco despu¨¦s. Samsung e Intel est¨¢n un poco m¨¢s atrasados y tardar¨¢n algo m¨¢s. Ya se trabaja en tama?os de dos nan¨®metros y despu¨¦s llegar¨¢ el de uno¡±. M¨¢s peque?o significa m¨¢s informaci¨®n en menos espacio. Y en ¨²ltima instancia, la capacidad de crear dispositivos civiles y militares m¨¢s avanzados.
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