Esta gobernanza econ¨®mica es un poco extra?a
El principal problema de los nuevos organigramas es que no responden a la realidad e introducen confusi¨®n entre los agentes econ¨®micos
La gobernanza econ¨®mica de Pedro S¨¢nchez para esta legislatura es un poco extra?a. Consagra como vicepresidenta primera y titular de Hacienda a una mujer de potente olfato, pero poco ducha en la materia general y menos en la ¡®asignatura Bruselas¡¯, Mar¨ªa Jes¨²s Montero. Y coloca por debajo como ministro de Econom¨ªa al ex secretario general del Tesoro, Carlos Cuerpo, un t¨¦cnico respetado de quien todos hablan bien, pero que no ha encabezado las negociaciones europeas, ni las del Next Generation, ni las de la reforma Pacto de Estabilidad, m¨¢s que como adl¨¢tere.
Mientras que ¡°la definici¨®n y puesta en marcha de las medidas para paliar¡± la guerra rusa, as¨ª como ¡°la negociaci¨®n de algunas de las principales reformas econ¨®micas de los ¨²ltimos a?os¡±, como la laboral, la ley Crea y Crece o la del Mercado de Valores, las protagoniz¨® el secretario de Estado, Gonzalo Garc¨ªa Andr¨¦s, seg¨²n el comunicado del propio ministerio. A ver si nos explican por qu¨¦, siendo as¨ª, no lo han retenido.
Pero es que, adem¨¢s, la rareza es funcional. Cuerpo reportar¨¢ a Montero. Pero presidir¨¢ la Comisi¨®n Delegada de Asuntos Econ¨®micos ¡ªverdadera criba y proemio del Consejo de Ministros¡ª, por lo que tendr¨¢ bajo sus ¨®rdenes a quien sea que represente a Montero. Y a las otras vices, Teresa Ribera y Yolanda D¨ªaz, te¨®ricamente sus superioras.
Esta disfunci¨®n no solo se da en Econom¨ªa. Tambi¨¦n en asuntos pol¨ªticos. F¨¦lix Bola?os, como ministro de Justicia, de Presidencia y de Relaciones con las Cortes ¡ªy, por tanto, consejero-delegado de todas las negociaciones con la retah¨ªla de aliados multicolores¡ª, acumula mucho m¨¢s poder que la mayor¨ªa de los vices pol¨ªticos desde el inicio de la Transici¨®n.
Pese a ello, es un ministro de base, ante el desbordante grado jer¨¢rquico de las tres vices, sus tambi¨¦n te¨®ricas jefas. Involucradas en otra disfunci¨®n: la vice social y ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, ostenta un plus de influencia sobre Ribera y Montero, pues al encabezar al socio menor, dispone de cartas inigualadas por las dem¨¢s en la negociaci¨®n de asuntos pol¨¦micos, cara a cara con el presidente.
En la legislatura anterior, Nadia Calvi?o atesoraba la potestas de la vicepresidencia primera con la auctoritas de la experimentada campeona de la negociaci¨®n en Bruselas, heredada de haber pactado presupuesto tras presupuesto en la UE. Lo que le permit¨ªa compensar ¡ªcon holgura¡ª la ventaja posicional de la ministra de Trabajo. Pero ese es un activo intransferible: nadie durante decenios ostentar¨¢ como ella haber allegado a Espa?a un capital de 150.000 millones para inversiones.
El principal problema de estos organigramas que no responden a la realidad es que introducen confusi¨®n entre los agentes econ¨®micos, a quienes les cuesta (no solo a ellos) enterarse de a qui¨¦n deben dirigirse, porque es quien manda. Y eso procura contradicciones, puede ser caldo de cultivo de cierta irresponsabilidad y favorece a quien ostenta la posici¨®n de ¨¢rbitro ¡ªnaturalmente, el presidente¡ª dando pie, en caso de escasa autocontenci¨®n, a arbitrismos o arbitrariedad.
Por supuesto que dada la experiencia de la actual coalici¨®n (y su cabecera) en sortear obst¨¢culos, estos problemas ser¨¢n menores.
Pero tambi¨¦n mayores: son m¨¢s agudas las contradicciones entre diversos e ideol¨®gicamente contradictorios aliados parlamentarios; m¨¢s evidentes las exigencias poco conciliables del impulso social requerido desde la base social y la ortodoxia fiscal indispensable ante los mercados y la Uni¨®n; y la urgencia de responder a las a?agazas de la derecha-derecha extrema, a la par que tender puentes al conservadurismo potencialmente moderado. Menuda tarea.
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