El fin de la divina coincidencia
Las autoridades tienen ahora escaso control a corto plazo sobre las variables econ¨®micas y la incertidumbre es enorme
La divina coincidencia es un concepto que facilita enormemente la vida de los gobernantes y banqueros centrales. Por desgracia, ya no se cumple. Acu?ada originalmente por Olivier Blanchard y Jordi Gali en 2005, la divina coincidencia es una propiedad de los modelos econ¨®micos neokeynesianos e implica, simplificando un poco y bajo una serie de supuestos, que si se estabiliza la inflaci¨®n en el objetivo se alcanza tambi¨¦n el nivel ¨®ptimo de actividad econ¨®mica. Esta es una de las claves de los mandatos de estabilidad de precios de la mayor¨ªa de los bancos centrales: ...
La divina coincidencia es un concepto que facilita enormemente la vida de los gobernantes y banqueros centrales. Por desgracia, ya no se cumple. Acu?ada originalmente por Olivier Blanchard y Jordi Gali en 2005, la divina coincidencia es una propiedad de los modelos econ¨®micos neokeynesianos e implica, simplificando un poco y bajo una serie de supuestos, que si se estabiliza la inflaci¨®n en el objetivo se alcanza tambi¨¦n el nivel ¨®ptimo de actividad econ¨®mica. Esta es una de las claves de los mandatos de estabilidad de precios de la mayor¨ªa de los bancos centrales: si se alcanza el objetivo de inflaci¨®n, se maximiza el crecimiento sostenible. Es una propiedad que permite la separaci¨®n de tareas macroecon¨®micas, con la pol¨ªtica monetaria dedic¨¢ndose a la inflaci¨®n y la pol¨ªtica fiscal a la deuda p¨²blica.
El problema, claro, es que las condiciones necesarias para que se cumpla esta condici¨®n no siempre est¨¢n presentes. Por ejemplo, es posible que, en una situaci¨®n de insuficiencia cr¨®nica de demanda, como la que hemos experimentado hasta hace poco, la pol¨ªtica monetaria no sea capaz de aumentar la inflaci¨®n hasta el objetivo, y necesite la ayuda de la pol¨ªtica fiscal. Tambi¨¦n es posible que la econom¨ªa se enfrente a un shock transitorio negativo de oferta de grandes dimensiones, como sucede actualmente en la eurozona. En estos casos, es importante reconocer la presencia de rigideces de los salarios reales: los salarios se ajustan menos, o al menos m¨¢s despacio, que los precios. En dicha situaci¨®n, la adherencia estricta a un r¨¦gimen de estabilizaci¨®n de la inflaci¨®n que no permita un cierto ajuste de salarios es sub¨®ptima, y genera una reducci¨®n excesiva de la actividad: la divina coincidencia ya no se cumple. La soluci¨®n es tener paciencia y crear las condiciones para un ajuste gradual de los salarios, condicionado, por supuesto, a que las expectativas de inflaci¨®n se mantengan consistentes con el objetivo. La situaci¨®n actual es todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil, ya que la volatilidad del shock de oferta ¡ªlos aumentos de precios de todas las materias primas¡ª es muy superior a la volatilidad de la demanda: por ejemplo, el precio del barril de petr¨®leo brent ha pasado de 80 d¨®lares en enero a 128 d¨®lares en marzo y a 109 d¨®lares a final de abril. La realidad es que las autoridades econ¨®micas tienen ahora escaso control a corto plazo sobre las variables econ¨®micas, y la incertidumbre en torno a las proyecciones econ¨®micas es enorme.
La divina coincidencia se defini¨® en el ¨¢mbito de los modelos econ¨®micos, pero su l¨®gica se puede aplicar tambi¨¦n al campo geopol¨ªtico. Durante d¨¦cadas, se ha afirmado que la interdependencia econ¨®mica era la mejor manera de garantizar la estabilidad pol¨ªtica mundial. Por ejemplo, Thomas Friedman aventur¨®, en 1996, la ¡°teor¨ªa de prevenci¨®n de conflictos de los arcos dorados¡±: dos pa¨ªses donde estuviera establecido McDonalds no entrar¨ªan en conflicto armado. Con el tiempo, el concepto de asegurar la paz mundial a trav¨¦s de la interdependencia econ¨®mica se afianz¨®, y uno de los mejores ejemplos ha sido la estrategia alemana de intensas relaciones econ¨®micas con Rusia: Alemania se aseguraba as¨ª un suministro muy barato de energ¨ªa que le permit¨ªa aumentar la competitividad de su industria. Era la divina coincidencia aplicada a la geoeconom¨ªa: la globalizaci¨®n mejoraba la eficiencia econ¨®mica y, a la vez, aseguraba la paz mundial.
Pero la realidad es que las relaciones econ¨®micas se entablaron primero, y las implicaciones pol¨ªticas se racionalizaron despu¨¦s para justificar la estrategia econ¨®mica. Tras la Segunda Guerra Mundial, EE UU ten¨ªa un super¨¢vit de cereales, y Rusia super¨¢vit de materias primas, y era de inter¨¦s econ¨®mico para ambos pa¨ªses entablar relaciones comerciales. De la misma manera, la apertura china al comercio internacional gener¨® toda una serie de intercambios econ¨®micos mutuamente beneficiosos para las partes. Las empresas pioneras presionaban a los gobiernos, que al final liberalizaban el comercio. La divina coincidencia geoecon¨®mica facilitaba la vida a los gobiernos: la relaci¨®n econ¨®mica nos interesa, alabemos la relaci¨®n pol¨ªtica.
Hasta que la divina coincidencia geopol¨ªtica dej¨® de cumplirse. La apertura econ¨®mica china (o rusa) no deriv¨® en su democratizaci¨®n, como se hab¨ªa esperado. De manera sutil, las fricciones entre EE UU, Europa y China aumentaron, y se afianz¨® la idea del desacoplamiento de las econom¨ªas occidentales de la econom¨ªa china. De ah¨ª surgi¨® el concepto de ¡°producir en China para China, fuera de China para el resto del mundo¡±. Y el proceso se ha acelerado con la invasi¨®n rusa de Ucrania y las sanciones derivadas de la misma. La teor¨ªa del McDonalds ya no se cumple. De repente, la independencia energ¨¦tica es tan valiosa como la disciplina fiscal. De repente, la globalizaci¨®n tiene l¨ªmites y por eso Alemania, tan dependiente econ¨®micamente de la divina coincidencia geopol¨ªtica, se resiste tanto a esta nueva realidad que rompe su modelo econ¨®mico mercantilista y deteriora su competitividad.
La secretaria del tesoro americano, Janet Yellen, propuso recientemente que las cadenas de suministro se reorienten hacia los ¡°pa¨ªses aliados¡± (friend-shoring). La idea de un comercio internacional definido por relaciones geoestrat¨¦gicas y valores pol¨ªticos es muy distante de la globalizaci¨®n como estrategia de aumento de la eficiencia econ¨®mica. Y, ?qu¨¦ significa ¡°pa¨ªses aliados¡±? Los pa¨ªses que se abstuvieron en la reciente votaci¨®n de condena de Rusia en las Naciones Unidas representan m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial. Ni el Comit¨¦ Monetario y Financiero del FMI ni el G20 pudieron acordar un comunicado en su reciente reuni¨®n, lo cual revela la gran brecha geopol¨ªtica entre la coalici¨®n de pa¨ªses desarrollados y el resto ¡ªsobre todo ahora que las sanciones y los aranceles son instrumentos geopol¨ªticos y las reservas en d¨®lares ya no se pueden considerar activos sin riesgo¡ª.
El fin de la divina coincidencia, tanto econ¨®mica como geopol¨ªtica, reduce la eficiencia econ¨®mica, introduce alt¨ªsima incertidumbre, y dificulta enormemente el dise?o de la pol¨ªtica econ¨®mica. Las disyuntivas a las que se enfrentan los gobernantes ¡ªcrecimiento frente a inflaci¨®n, eficiencia o resiliencia¡ª no solo no se van a resolver en el corto plazo, sino que se amplifican de manera rec¨ªproca. Por suerte, estos shocks han llegado en un momento de crecimiento econ¨®mico elevado, apuntalado por un mercado laboral muy s¨®lido: la tasa de desempleo media de los pa¨ªses del G7 es la m¨¢s baja de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
La divina coincidencia volver¨¢, una vez que el impacto de estos shocks de oferta desaparezca y se construya un nuevo modelo geopol¨ªtico. Pero la probabilidad de error en el dise?o de las pol¨ªticas durante el periodo de transici¨®n es enorme.
En Twitter: @angelubide