Criptomonedas: la crisis de fe de la ¨²ltima religi¨®n inversora

El 5 de enero de este a?o, el multimillonario inversor estadounidense Mike Novogratz compart¨ªa emocionado en Twitter la fotograf¨ªa de su nuevo tatuaje, un lobo aullando junto a la palabra luna y la redonda figura amarilla del sat¨¦lite. M¨¢s tarde, en abril, durante la conferencia que por segundo a?o consecutivo reun¨ªa en Miami a decenas de miles de entusiastas de las criptomonedas, el ex banquero de Goldman Sachs presum¨ªa de que, probablemente, era la ¨²nica persona del mundo en tener pintados sobre su cuerpo los s¨ªmbolos del bitcoin y de luna, por entonces una de las divisas digitales m¨¢s popul...

El 5 de enero de este a?o, el multimillonario inversor estadounidense Mike Novogratz compart¨ªa emocionado en Twitter la fotograf¨ªa de su nuevo tatuaje, un lobo aullando junto a la palabra luna y la redonda figura amarilla del sat¨¦lite. M¨¢s tarde, en abril, durante la conferencia que por segundo a?o consecutivo reun¨ªa en Miami a decenas de miles de entusiastas de las criptomonedas, el ex banquero de Goldman Sachs presum¨ªa de que, probablemente, era la ¨²nica persona del mundo en tener pintados sobre su cuerpo los s¨ªmbolos del bitcoin y de luna, por entonces una de las divisas digitales m¨¢s populares del mercado. Solo un mes despu¨¦s, en un inesperado giro de los acontecimientos, esta ¨²ltima protagonizaba uno de los mayores fiascos de la corta historia del sector, al derrumbarse su valor de casi 20.000 millones de d¨®lares a pr¨¢cticamente cero en solo tres d¨ªas. La fortuna de Novogratz tambi¨¦n se resent¨ªa. En un visto y no visto, ca¨ªa de 8.500 millones a 2.500 millones. El dibujo de su brazo izquierdo se convert¨ªa de pronto en el involuntario recordatorio de los peligros de invertir en activos de alto riesgo.

El caso ilustra el fuerte v¨ªnculo emocional que muchos inversores en criptomonedas mantienen con ellas. Tal vez porque las ven como su pasaporte hacia una riqueza r¨¢pida sin necesidad de trabajar. Un cambio de vida del que se habr¨ªan hecho merecedores por saber detectar la oportunidad perfecta en el momento preciso. Ese fen¨®meno es mucho menos com¨²n en otros productos financieros de riesgo. Resulta extra?o pensar en un accionista de Iberdrola que se tatuara un molino de viento porque crea que el futuro de las renovables vaya a catapultar el precio de sus t¨ªtulos, o en uno de Telef¨®nica que hiciera lo propio con una antena motivado por el advenimiento del 5G.

Sin embargo, las muestras de devoci¨®n en el universo cripto son una constante que asemeja a sus poseedores a los socios de un equipo de f¨²tbol, los afiliados de un partido pol¨ªtico o los fieles de una religi¨®n donde los telepredicadores son youtubers con cientos de miles de seguidores. Como sucede con la resurrecci¨®n para los cristianos, cuenta con su propio misterio fundacional, este en el nacimiento del bitcoin, atribuido a Satoshi Nakamoto, un seud¨®nimo bajo el que no se sabe qui¨¦n est¨¢. Ni siquiera si hay m¨¢s de una persona. ¡°He renunciado a predecir su muerte inminente. Siempre parece haber una nueva cosecha de creyentes. Tal vez solo piense en ello como en un culto que puede sobrevivir indefinidamente¡±, afirm¨® sobre el bitcoin el economista Paul Krugman en diciembre del a?o pasado.

?ngel Barbero, profesor de EAE Business School y director de estrategia de Nateevo, ve en la potencia del relato una parte fundamental del ¨¦xito de las criptomonedas. ¡°No habiendo nada tangible, hay que construir una historia alrededor de la moneda. De c¨®mo se cre¨®. Hay que darle una ¨¦pica para que la gente se vincule. Si no, te est¨¢s ligando a un c¨®digo criptogr¨¢fico. La ¨¦pica del bitcoin o el fundador al que no conocemos enganchan a la gente a algo que no deja de ser magia, y que mucha gente utiliza como si fuera una apuesta¡±.

Alejandro Neut, doctorado en el MIT y economista de BBVA Research, ha sido testigo de las pasiones que despierta en la primera potencia mundial. ¡°El bitcoin, especialmente en EE UU, ha estado asociado con emociones muy fuertes de corte pol¨ªtico. Con todo ese ideario libertario que defiende desprenderse de monedas emitidas por autoridades centrales y ser independientes de las decisiones de los tecn¨®cratas¡±.

En su ensayo La luz que se apaga, Stephen Holmes e Ivan Krastev califican la adhesi¨®n a Donald Trump de ¡°fervorosa, irreflexiva e inquebrantable¡±. Esa actitud est¨¢ muy presente en una parte del p¨²blico cripto, que al ser objeto del escepticismo de varios premios Nobel de Econom¨ªa, maneja habitualmente una dial¨¦ctica contra los expertos, y se suma a menudo a teor¨ªas de la conspiraci¨®n no comprobadas o se apoya en la dial¨¦ctica del enemigo exterior en lugar de en la autocr¨ªtica para explicar cualquier suceso contrario a sus intereses. La ca¨ªda de luna es el ¨²ltimo ejemplo: fue acompa?ada inmediatamente de rumores que culpaban a los gigantes de los fondos de inversi¨®n BlackRock, Citadel y Gemini de haber propiciado su desplome para lucrarse, hasta el punto de que estos tuvieron que salir a negarlo p¨²blicamente.

De haber sido ellos las responsables, la narrativa que da por irrevocable el futuro ascenso de las criptomonedas habr¨ªa permanecido m¨¢s a resguardo. Ahora, el trauma de que luna y la stablecoin algor¨ªtmica UST, dos de los diez mayores actores del mercado ¡ªjuntas val¨ªan casi 50.000 millones de d¨®lares a comienzos de mayo¡ª, hayan sucumbido en solo unas horas, debilita el relato de su invulnerabilidad matem¨¢tica. Y hace crecer unas dudas que chocan con el discurso tecno-futurista que da por hecho que reemplazar¨¢n al dinero tradicional, o al menos, revolucionar¨¢n el mundo tal y como lo conocemos.

¡°Hay tanta especulaci¨®n como en las start-ups¡±

Dentro de la industria, la implosi¨®n ha generado cuantiosas p¨¦rdidas en lo material, pero tambi¨¦n un sentimiento de estupefacci¨®n. Ra¨²l Marcos, CEO de la plataforma de criptomonedas Carbono.com, admite que le ha asombrado la velocidad con que se han esfumado dos proyectos hasta ahora considerados punteros, aunque extrae lecciones positivas. ¡°Me ha sorprendido lo bien que ha aguantado el resto del ecosistema. El mayor miedo era que fuera una especie de Lehman Brothers que desencadenara un efecto cascada e hiciera caer otras stablecoins y a los exchanges ¡ªplataformas de compraventa de criptomonedas¡ª, pero ninguno se ha ca¨ªdo ni ha tenido problemas de funcionamiento¡±, se?ala.

Marcos percibe que muchos estaban deseando un suceso de este tipo para demonizar a¨²n m¨¢s a las criptomonedas, pero cree que el riesgo es algo inherente a su progreso. ¡°Por supuesto que hay inversi¨®n y especulaci¨®n, igual que en las start-ups. El mundo de la innovaci¨®n tecnol¨®gica va de que cualquiera con una idea puede intentar hacer algo nuevo. Si lo consigue, aportar¨¢ valor a la sociedad y al mundo. Y si no, habr¨¢ perdido a?os de su vida y el dinero de inversores¡±. Adem¨¢s, responde a los que les acusan de vender falsas expectativas. ¡°Tenemos cosas maravillosas en cripto, como sistemas de pago, artistas gan¨¢ndose la vida gracias a esto [con los llamados NFT], pr¨¦stamos para gente que no tiene bancos...¡±.

Quiz¨¢ la diferencia m¨¢s importante entre el mundo cripto y las start-ups sea la presencia de peque?os inversores. Son frecuentes las historias que hablan de que solo una de cada diez nuevas tecnol¨®gicas triunfan, pero su financiaci¨®n llega sobre todo de inversores profesionales con capacidad de diversificar en m¨²ltiples proyectos, hablar con sus directivos, estudiar sus n¨²meros y sacar suficientes r¨¦ditos del que sale adelante para sufragar las decepciones. Los particulares, en cambio, dedican sus ahorros a unas pocas criptomonedas, cuando no a una sola ¡ªel famoso error de poner todos los huevos en la misma cesta¡ª, y disponen de una informaci¨®n de menor calidad, que les llega en gran parte por redes sociales, familiares o amigos, y no por conocer de primera mano la iniciativa a la que conf¨ªan su dinero.

Eso, unido al citado nexo emocional, complica la toma de decisiones y favorece la alarma social cuando miles de personas pierden lo invertido, algo que no ocurre con los inversores profesionales en start-ups. ¡°Nunca es bueno invertir con la pasi¨®n. Especialmente con productos tan fr¨ªos como las monedas¡±, dice Neut.

?Cu¨¢nto valen de verdad las criptomonedas?

La monta?a rusa puede ser una atracci¨®n emocionante. Pero tambi¨¦n terror¨ªfica si notas alg¨²n indicio de que en el descenso puedes estrellarte. El bitcoin, la mayor criptomoneda, y sobre el papel la m¨¢s segura, vale hoy unos 500.000 millones de d¨®lares, una capitalizaci¨®n similar a la de Facebook. El precio de un bitcoin ronda hoy los 30.000 d¨®lares, menos de la mitad de los 68.000 de noviembre, su m¨¢ximo. Hace un a?o superaba los 40.000. Hace dos, no llegaba a 10.000. Y hasta hace cinco no super¨® los 1.000. Esas oscilaciones prueban la dificultad para saber su valor real. ?Por qu¨¦ no 200.000 d¨®lares por bitcoin? ?Por qu¨¦ no 100? ?Es posible valorar algo que no cuenta con ingresos, gastos, p¨¦rdidas ni beneficios?

Leopoldo Torralba, economista de Arcano Economic Research, con 25 a?os de experiencia en bancos de inversi¨®n, se?ala que no es f¨¢cil de valorar. ¡°No hemos entendido nunca las cotizaciones. Una moneda tiene valor en tanto que uno crea que se va a intercambiar o va a ser realmente utilizada como medio de pago de modo generalizado. Como no entregan dividendos como las acciones, no dan cupones como los bonos, ni proporcionan la rentabilidad por alquiler del inmobiliario, es un activo que se mueve solo por la oferta y la demanda¡±. Es decir, sube solo porque alguien compra m¨¢s caro, o baja porque otro vende m¨¢s barato.

Para Torralba, el negocio de una moneda que casi no se utiliza para realizar transacciones ¡ªTesla anunci¨® que aceptar¨ªa el bitcoin para comprar sus coches en EE UU, pero rectific¨® solo 50 d¨ªas despu¨¦s¡ª, es tan in¨²til como el de una operadora de telefon¨ªa m¨®vil que no ofreciese cobertura a los aparatos de sus abonados. ¡°El mundo usa euros, d¨®lares, visa y mastercard porque sabe que son aceptadas¡±, insiste.

Neut, de BBVA Research, coincide en la imposibilidad de predecir un precio objetivo. ¡°No hay forma de valorar las criptomonedas. Es un producto 100% especulativo¡±, zanja. A su entender, eso no implica que vayan a desaparecer. ¡°Hay mucho activo especulativo que mantiene su valor en el tiempo. No todos colapsan o explotan como una burbuja. El oro y el arte son dos ejemplos. ?Cu¨¢l es el valor que me produce un picasso de 150 millones que en muchos casos se guarda en una b¨®veda de seguridad sin ser apreciado por nadie?¡±.

Sin contagio al sistema

Pese a que, como dice Neut, no es descartable que se mantenga en esa zona gris durante a?os o d¨¦cadas, una de las divisiones m¨¢s enconadas del mundo inversor es la que separa a los que auguran a las criptomonedas un ascenso mete¨®rico de los que vaticinan su pr¨®ximo funeral. Si el peor escenario se produjese y se hundiesen por completo, ?cabe esperar un contagio a la econom¨ªa real? Torralba es tajante: ¡°Su valor es ¨ªnfimo en la econom¨ªa global. Al ser un activo percibido como de riesgo muy elevado y altamente especulativo para la mayor¨ªa de agentes, su peso en las carteras es muy reducido¡±.

En t¨¦rminos parecidos se expresa Neut, aunque advierte de una potencial v¨ªa de transmisi¨®n: ¡°No hay riesgo de contagio al sistema hoy por hoy. El problema llegar¨ªa si se extendiese el h¨¢bito de endeudarse para comprar bitcoins. En ese caso, si colapso no puedo devolverla, y generar¨ªa un efecto domin¨®, pero es algo que est¨¢n vigilando los reguladores¡±. El golpe, por tanto, lo asumir¨ªan los inversores en criptomonedas ¡ª300 millones de personas, seg¨²n la plataforma Binance¡ª, que no tendr¨ªan ninguna autoridad a la que recurrir para recuperar su dinero. Y los criptoestados, por ahora solo El Salvador y la Rep¨²blica Centroafricana, que aceptan el bitcoin como moneda de curso legal.

Un estallido de lo que algunos consideran una burbuja hinchada por la avaricia y la especulaci¨®n tampoco tendr¨ªa por qu¨¦ suponer el fin de los criptoactivos, igual que el pinchazo de las puntocom no fue ni mucho menos el de las empresas de internet. Todo lo contrario. A?os despu¨¦s nacieron los grandes gigantes que hoy dominan la red. Pero s¨ª supondr¨ªa un replanteamiento: sus sucesoras o lo que quedara de ellas podr¨ªan tener un enfoque y unas valoraciones muy diferentes a las actuales.

Si el mito de la infalibilidad tecnol¨®gica ha quedado desmontado por la quiebra de luna y UST, el de su condici¨®n de valor refugio frente a la inflaci¨®n tampoco ha resultado mejor parado. La mayor¨ªa de pa¨ªses occidentales afrontan una inflaci¨®n anual cercana al 10%, pero si en lugar de dejar sus ahorros en una aburrida cuenta bancaria sin remuneraci¨®n los hubieran metido en bitcoins, hoy tendr¨ªan un 33% menos, y adem¨¢s seguir¨ªan sufriendo ese 10% de subida de precios. La tendencia ya era negativa antes del descalabro de luna. Cuando la Reserva Federal empez¨® a subir los tipos de inter¨¦s, las criptomonedas demostraron que est¨¢n lejos de ser un activo descentralizado y ajeno a las decisiones de los grandes organismos, y como las Bolsas, est¨¢n firmando un 2022 para olvidar.

El fin del dinero barato, una prueba de fuego

Igual que muchos apuntan a que muchos de los cheques entregados por la Casa Blanca ¡ªprimero con Donald Trump, y luego con Joe Biden¡ª a decenas de millones de estadounidenses para animar el consumo durante la pandemia acabaron invertidos en criptomonedas, el fin de los est¨ªmulos y el dinero barato suponen una prueba de fuego que amenaza con iniciar una tendencia opuesta. Aquello del inversor Warren Buffett de que cuando baja la marea es cuando se descubre qui¨¦n nadaba desnudo.

Su mal momento en el mercado contrasta con su creciente presencia p¨²blica. El marketing para promoverlas es cada vez m¨¢s agresivo. La cancha de Los ?ngeles Lakers es ahora el Crypto.com Arena. Bitpanda ha desplegado hace poco un inmenso anuncio en la Gran V¨ªa madrile?a y es uno de los patrocinadores del Mutua Madrid Open de tenis, uno de los grandes eventos deportivos de la capital. Personalidades como el actor Matt Damon o el futbolista Andr¨¦s Iniesta han protagonizado campa?as publicitarias. Compa?¨ªas como MicroStrategy y Tesla est¨¢n entre las pioneras en haber comprado bitcoins. Multimillonarios como el fundador de Twitter, Jack Dorsey, y el hombre m¨¢s rico del mundo, Elon Musk, las promueven abiertamente. Y el boca a boca es otra poderosa herramienta que est¨¢ alentando su crecimiento ¡ªy seguramente rompiendo amistades si los consejos acaban en desastre¡ª.

Todos eso est¨¢ sirviendo de argumento a los que defienden que la adopci¨®n del bitcoin sigue adelante, e incluso comparan su ritmo de crecimiento con el que sigui¨® internet en los a?os noventa. Sus esperanzas pasan por que la consolidaci¨®n del bitcoin ¡ªhacia el que giran ahora la cabeza muchos de los antiguos propietarios de luna en busca de un refugio supuestamente m¨¢s seguro¡ª lo convierta en un activo cada vez menos vol¨¢til, lo que facilitar¨ªa que m¨¢s inversores institucionales se sumaran sin temor a los bandazos actuales. Parad¨®jicamente, eso expulsar¨ªa hacia otras criptomonedas de m¨¢s riesgo a quienes solo buscan el pelotazo que les haga millonarios para retirarse y dejar atr¨¢s los pesados horarios de oficina.

Las criptomonedas llegaron a ser, en su momento cumbre, un negocio de tres billones de d¨®lares. Hoy, todas ellas, casi 20.000, valen 1,2 billones. Para sus defensores ¡ªo creyentes¡ª, se trata de una innovaci¨®n tecnol¨®gica destinada a cambiar nuestra relaci¨®n con el dinero que proporcionar¨¢ al ser humano una libertad financiera exenta del dictado de los bancos centrales. Para sus detractores, una cara locura especulativa ¡ªal m¨¢s puro estilo de los tulipanes holandeses del siglo XVII¡ª que casi nadie entiende y dejar¨¢ sin blanca a millones de personas sin cultura financiera o con un concepto del riesgo demasiado laxo. Tras perder su inversi¨®n en la burbuja de la Compa?¨ªa de los Mares del Sur en 1720, Isaac Newton dej¨® constancia de la dificultad de acertar cuando se trata de invertir. ¡°Puedo predecir el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de la gente¡±.