Educaci¨®n, humanismo tecnol¨®gico y el futuro de la democracia
Ha cambiado la forma en que adquirimos conocimiento y mutan las competencias que hay que desarrollar
Las nuevas tecnolog¨ªas son una fuente de esperanza para las futuras generaciones que aspiran a un mundo m¨¢s sostenible, convirti¨¦ndose en una parte integral del tejido social de las democracias consolidadas y las sociedades abiertas. As¨ª se refer¨ªa la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, durante la inauguraci¨®n de Tech4Democracy, una iniciativa de colaboraci¨®n entre el Departamento de Estado de EE UU e IE University, con el apoyo de Microsoft.
Este proyecto aspira a movilizar a una comunidad amplia de gobiernos democr¨¢ticos, corporaciones, sociedad civil y academia para tomar ...
Las nuevas tecnolog¨ªas son una fuente de esperanza para las futuras generaciones que aspiran a un mundo m¨¢s sostenible, convirti¨¦ndose en una parte integral del tejido social de las democracias consolidadas y las sociedades abiertas. As¨ª se refer¨ªa la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, durante la inauguraci¨®n de Tech4Democracy, una iniciativa de colaboraci¨®n entre el Departamento de Estado de EE UU e IE University, con el apoyo de Microsoft.
Este proyecto aspira a movilizar a una comunidad amplia de gobiernos democr¨¢ticos, corporaciones, sociedad civil y academia para tomar acci¨®n respecto de uno de los mayores desaf¨ªos al que nos enfrentamos: la preservaci¨®n y el futuro ahora cuestionado de la democracia como sistema pol¨ªtico ante un cambio tecnol¨®gico global. Un cambio que afecta directamente a los valores que nos definen como una sociedad libre: igualdad, inclusi¨®n, privacidad y transparencia.
La humanizaci¨®n del desarrollo tecnol¨®gico ha de tener una fuerza gravitacional para construir un futuro digital sostenible, m¨¢s pr¨®spero y centrado en el ser humano. Debemos situar al individuo en el centro, de modo que sea la persona la nueva m¨¦trica de medici¨®n de los avances y desaf¨ªos que implican las nuevas tecnolog¨ªas.
Dada su incidencia en los derechos y libertades fundamentales, siendo la tecnolog¨ªa a menudo utilizada como herramienta de control por parte de reg¨ªmenes autocr¨¢ticos, es urgente ilustrar una visi¨®n democr¨¢tica y liberal del desarrollo tecnol¨®gico. En un mundo en el que el 68% de la poblaci¨®n actual vive en una autocracia (frente a un 48% hace 10 a?os), urge unir comunidades afines en este prop¨®sito.
En esa zona gris de confusi¨®n entre la ciencia ficci¨®n y la realidad, donde las coordenadas las marca el tiempo inmediato y el espacio ubicuo, es clave el papel que la educaci¨®n desempe?a como instrumento de adaptaci¨®n al proceso de cambio constante y exponencial que experimentamos; una transformaci¨®n debida en buena medida a la revoluci¨®n tecnol¨®gica. La educaci¨®n es esencial sobre todo para identificar los retos a los que nos enfrentamos; no son solo los avances tecnol¨®gicos, sino la adaptaci¨®n a los cambios que como especie hacemos para poder decidir, en plenas facultades, para qu¨¦ queremos que nos sirvan. As¨ª lo considera la Comisi¨®n Europea, cuya Estrategia Europea para las Universidades, adoptada a inicio de 2022, habla del papel clave de las universidades en fomentar ¡°habilidades a prueba de futuro¡±. Y tambi¨¦n coincide en ello Naciones Unidas, que ya ha convocado para el 19 de septiembre una Cumbre sobre la Transformaci¨®n de la Educaci¨®n que reunir¨¢ a l¨ªderes mundiales, j¨®venes y otros actores del sector educativo. La juventud es quien impulsa el cambio y debe participar plenamente en las decisiones que afectan a su futuro, ha asegurado el secretario general de Naciones Unidas.
Est¨¢ claro que ha cambiado la forma en que adquirimos conocimiento. Tambi¨¦n no deja de mutar el tipo de competencias que conviene desarrollar para participar en procesos y comunidades pol¨ªticas digitales. La digitalizaci¨®n es instrumental, la comprensi¨®n del cambio tecnol¨®gico es epistemol¨®gica y estrat¨¦gica. El informe de la Comisi¨®n Europea para la transformaci¨®n digital europea muestra que para 2030 la contribuci¨®n al PIB adicional acumulada de dichas tecnolog¨ªas digitales podr¨ªa ascender a 2,2 billones de euros en la UE (equivalente al PIB combinado de Espa?a y los Pa¨ªses Bajos en 2019). Elevar el nivel de inversi¨®n de los actores p¨²blicos y privados en tecnolog¨ªas y habilidades digitales es esencial para que esto suceda.
Pero hay algo que no podemos olvidar en este proceso educativo de entendimiento del cambio, como afirmaba Amartya Sen, premio Nobel de Econom¨ªa y premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales: la centralidad del bien social y la libertad como factores de desarrollo humano. Seg¨²n el ¨²ltimo ranking de Shangh¨¢i, que compara la excelencia universitaria de centros educativos en todo el mundo, 91 de las 100 universidades mejor valoradas est¨¢n situadas en pa¨ªses democr¨¢ticos. Una educaci¨®n que oriente la revoluci¨®n tecnol¨®gica a favor del bien social y donde el individuo sea la medida de este progreso tecnol¨®gico es una formaci¨®n que afianza los valores democr¨¢ticos a trav¨¦s del conocimiento de las Humanidades. Una instrucci¨®n de la raz¨®n, el h¨¢bito y la experiencia, donde el car¨¢cter sea para hombres y mujeres su destino, como apuntaban los cl¨¢sicos, y la formaci¨®n humanista envuelva el conocimiento de la ciencia y la tecnolog¨ªa.
Innovaci¨®n, emprendimiento y aproximaci¨®n humanista para ampliar las fronteras del conocimiento son tres pilares del proyecto acad¨¦mico de nuestra instituci¨®n, profundamente comprometida con el avance y la afirmaci¨®n de los valores democr¨¢ticos y los ideales del humanismo tecnol¨®gico. Un ecosistema tecnol¨®gicamente innovador, la formaci¨®n de liderazgos con prop¨®sito en un escenario de transformaci¨®n digital sostenible, y el esp¨ªritu de emprendimiento y cosmopolita son se?as de identidad de un futuro m¨¢s pr¨®spero. A estos fines subyace algo que nos define: vemos en las artes y las humanidades una avenida privilegiada para comprender la historia y los futuros de las revoluciones que marcan aceleradamente nuestras vidas. Podemos ser m¨¢s cultos sobre el futuro (future literate) para anticiparnos y edificar ¡°futuros¡± sobre la base de una democratizaci¨®n del conocimiento.
Seg¨²n la tecnolog¨ªa progresa y nos sit¨²a en nuevas experiencias inmersivas, la forma en que nos formamos y educamos tiene que encontrarse en la vanguardia de esta frontera del conocimiento para aprovechar las oportunidades que la tecnolog¨ªa comporta. Los metaversos precisan en su infraestructura mejoras y corporeidad para que la experiencia de interconexi¨®n e inmersi¨®n en tiempo real sea eficaz. No podemos esperar. Hay que ensayar. Y en ese ensayo empezaremos a hacernos las preguntas importantes. Seg¨²n la firma McKinsey, en EE UU, estudios recientes demuestran que el uso de herramientas de realidad virtual mejora no solo la experiencia y satisfacci¨®n del alumno, sino que tambi¨¦n afecta positivamente al desempe?o y expediente acad¨¦mico del estudiante.
La educaci¨®n tiene el poder de conjugar grandes verbos: navegar los cambios, imaginar futuros acordes a los mejores valores del humanismo tecnol¨®gico, idear progresos al servicio del bien com¨²n, crear conocimiento a trav¨¦s del cuestionamiento cr¨ªtico y plural o preparar a la sociedad de manera resiliente para afrontar desaf¨ªos y oportunidades envueltos en esta revoluci¨®n tecnol¨®gica. Conviene que nos recordemos m¨¢s a menudo que la educaci¨®n es la mejor herramienta para prepararnos para estos cambios acelerados y que todos asumamos ese compromiso.