El ¨®rdago de China a EE UU
Es posible imaginar el inicio accidental de una guerra entre ambas potencias como ocurri¨® en Europa en 1914
En el Foro de Seguridad de Aspen (del que soy copresidente) de julio de este a?o, el embajador de China ante Estados Unidos, Qin Gang, pidi¨® m¨¢s comprensi¨®n para su pa¨ªs. Pero hubo mucho debate entre los expertos all¨ª reunidos acerca de los objetivos de China. El presidente, Xi Jinping, ha anunciado que China tiene intenci¨®n de sobrepasar a Estados Unidos en tecnolog¨ªas cr¨ªticas como la inteligencia artificial y la biolog¨ªa sint¨¦tica en 2030, y muchos analistas predicen que su PIB (medido a tipos de cambio del mercado) superar¨¢ al de Estados Unidos a principios de la pr¨®xima d¨¦cada. ?Est¨¢ buscando China desplazar a Estados Unidos como principal potencia del mundo cuando llegue el centenario del r¨¦gimen comunista en 2049?
Algunos alarmistas comparan a los chinos con gigantes de tres metros (¡°10 pies¡±) de alto, pero un ponente con bastante experiencia a sus espaldas se?al¨® jocosamente en Aspen que China anda m¨¢s bien por el 1,80 metros, contra un 1,90 metros de Estados Unidos. En cualquier caso, China ha hecho avances impresionantes en las ¨²ltimas d¨¦cadas, y los estrategas estadounidenses la describen como la retadora que marca el ritmo en una competencia entre grandes potencias.
Lo que suceda en las pr¨®ximas tres d¨¦cadas depender¨¢ de muchas inc¨®gnitas. Algunos analistas ven a una China que no podr¨¢ evitar la ¡°trampa de los ingresos medios¡± y entrar¨¢ en decadencia. Otros la imaginan alcanzando una meseta en su crecimiento por las restricciones demogr¨¢ficas, la ca¨ªda de la productividad y la pol¨ªtica de Xi que favorece a las empresas estatales en detrimento de las privadas. Adem¨¢s, China enfrenta importantes problemas de aumento de la desigualdad y degradaci¨®n medioambiental. El ¡°sue?o chino¡± de Xi y otras proyecciones lineales pueden salirse de la hoja de ruta prevista como resultado de acontecimientos inesperados, por ejemplo, una guerra por Taiw¨¢n o una crisis financiera. En este sentido, algunos expertos en Aspen fueron m¨¢s pesimistas que otros. Nunca hay un ¨²nico futuro, s¨®lo una variedad de escenarios posibles; y cu¨¢l de ellos terminar¨¢ siendo el m¨¢s probable depende en parte de lo que haga China y de c¨®mo decida responder Estados Unidos.
As¨ª como hay muchos futuros posibles, hay para Estados Unidos muchos fracasos posibles en su respuesta al desaf¨ªo chino; de modo que una estrategia prudente tiene que considerar m¨¢s de un escenario. El fracaso m¨¢s dr¨¢stico ser¨ªa una guerra a gran escala. Incluso si Estados Unidos resultara vencedor, un conflicto militar entre las dos econom¨ªas m¨¢s grandes del mundo har¨ªa que los efectos econ¨®micos globales de la invasi¨®n rusa de Ucrania parezcan poca cosa en comparaci¨®n.
Los analistas de seguridad en Aspen se concentraron en Taiw¨¢n (a la que China considera una provincia rebelde) como posible catalizador de una guerra entre ambas potencias. Estados Unidos siempre ha procurado disuadir a Taiw¨¢n de declarar la independencia de jure y a China de emplear la fuerza contra la isla. Pero las capacidades militares chinas est¨¢n en aumento, y si bien el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, neg¨® que la pol¨ªtica estadounidense haya cambiado, el Gobierno chino asegura que las visitas de funcionarios estadounidenses de alto nivel a Taiw¨¢n (el ¨²ltimo ejemplo fue la presidenta de la C¨¢mara de Representantes Nancy Pelosi) la vac¨ªan de significado. Es posible imaginar el inicio accidental de una guerra entre ambas partes, como les ocurri¨® a las grandes potencias de Europa en 1914.
Un segundo tipo de desastre ser¨ªa una guerra fr¨ªa prolongada como resultado de la creciente demonizaci¨®n de China en la pol¨ªtica interna de Estados Unidos. Eso impedir¨ªa a ambos pa¨ªses cooperar en el crecimiento de la econom¨ªa mundial o para hacer frente al desaf¨ªo que supone el cambio clim¨¢tico o al surgimiento de nuevas pandemias. Asimismo, una competencia excesivamente dura entre ambas potencias que impida cooperar contra la proliferaci¨®n de armas nucleares y biol¨®gicas ser¨ªa costosa para todo el mundo.
Otro riesgo para Estados Unidos es que no consiga controlar la polarizaci¨®n pol¨ªtica interna y encarar sus problemas sociales y econ¨®micos; eso lo distraer¨ªa y provocar¨ªa un grave debilitamiento en el dinamismo tecnol¨®gico que le permite competir con ¨¦xito con una China en ascenso. Y el crecimiento de un nacionalismo populista que limite la inmigraci¨®n o debilite el apoyo de Estados Unidos a las instituciones y alianzas internacionales puede llevar a un fracaso competitivo.
Finalmente, pueden fracasar la visi¨®n y los valores de Estados Unidos. Por supuesto que el realismo y la prudencia son condiciones necesarias para una estrategia exitosa frente a China. Washington no tiene capacidad para hacer que Pek¨ªn se vuelva democr¨¢tica; eso es algo que s¨®lo los chinos pueden hacer. Pero un liderazgo sobre los valores democr¨¢ticos y los derechos humanos tambi¨¦n es importante para generar el poder blando que beneficia a Estados Unidos mediante una relaci¨®n con sus aliados basada en la atracci¨®n en vez de la coerci¨®n. Por eso una respuesta eficaz de Estados Unidos al desaf¨ªo chino empieza en casa y debe basarse en preservar sus propias instituciones democr¨¢ticas.
Tambi¨¦n es necesario que Estados Unidos invierta en investigaci¨®n y desarrollo ¡ªun ejemplo es la Ley de Chips y Ciencia, con un presupuesto de 280.000 millones de d¨®lares, aprobada hace poco por el Congreso¡ª para mantener la delantera tecnol¨®gica en industrias cr¨ªticas. El pa¨ªs debe seguir abierto al mundo (incluidos los estudiantes chinos), en vez de retirarse tras una cortina de miedo y pesimismo.
En materia de pol¨ªtica exterior y de seguridad, Estados Unidos tiene que reestructurar sus viejas fuerzas militares para adaptarlas al cambio tecnol¨®gico, y fortalecer sus estructuras de alianzas, entre ellas la OTAN y los acuerdos de asociaci¨®n con Jap¨®n, Australia y Corea del Sur. Al fin y al cabo, el tama?o de la econom¨ªa mundial representada por Estados Unidos y sus aliados es el doble de la de China y Rusia combinadas. Se necesita adem¨¢s una mejora de las relaciones con la India, incluso a trav¨¦s del marco diplom¨¢tico del Quad, un agrupamiento informal de cuatro pa¨ªses para la seguridad que tambi¨¦n incluye a Jap¨®n y a Australia. Otra necesidad es fortalecer la participaci¨®n de Estados Unidos en las instituciones internacionales actuales que el propio pa¨ªs cre¨® para la fijaci¨®n de est¨¢ndares de gobernanza. Y finalmente, es importante cooperar con China all¨ª donde sea posible en cuestiones globales que afecten a ambas naciones.
En un importante libro reciente, The Avoidable War: The Dangers of a Catastrophic Conflict between the US and Xi Jinping¡¯s China ¡ªLa guerra evitable: los peligros de un conflicto catastr¨®fico entre Estados Unidos y la China de Xi Jinping¡ª, el ex primer ministro australiano Kevin Rudd propone un objetivo de ¡°competencia estrat¨¦gica controlada¡±. A corto plazo, el creciente nacionalismo chino y las pol¨ªticas asertivas del Gobierno de Xi implican que es probable que Estados Unidos deba pasar m¨¢s tiempo en el lado de la ecuaci¨®n correspondiente a la rivalidad. Pero si evita la demonizaci¨®n ideol¨®gica, se abstiene de analog¨ªas enga?osas con la Guerra Fr¨ªa y mantiene sus alianzas, podr¨¢ superar con ¨¦xito el desaf¨ªo de China.
Joseph S. Nye es profesor en Harvard y ex secretario adjunto de Defensa de Estados Unidos.
? Project Syndicate 1995-2022.
Traducci¨®n de Esteban Flamini.
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