¡°Somos de Christian Dior y queremos 900 platos¡±: el correo que cambi¨® la vida a una modesta firma de cer¨¢mica cordobesa
Un encargo de la empresa francesa de moda impulsa el negocio de Cer¨¢micas Iv¨¢n Ros, que ya exporta a una veintena de pa¨ªses
La pasada primavera lleg¨® un correo electr¨®nico a la empresa cordobesa Cer¨¢micas Iv¨¢n Ros. Era un pedido urgente de 900 platos que, en plena temporada alta, apenas pod¨ªan asumir y lo dejaron pasar. D¨ªas m¨¢s tarde su potencial cliente insisti¨®. ¡°Nos explicaba bien qui¨¦nes eran y qu¨¦ quer¨ªan. Decidimos leer el primer mensaje con m¨¢s calma¡±, relata Iv¨¢n Figueroa, de 42 a?os y propietario de la compa?¨ªa. El remitente era Christian Dior y su encargo iba destinado al hist¨®rico desfile que la firma francesa realiz¨® en Sevilla a mediados de junio. La colaboraci¨®n se cerr¨® con ¨¦xito y ahora se han convertido en proveedores oficiales de Dior mientras no paran de llegar llamadas con nuevas peticiones procedentes de medio mundo. Con una plantilla de 32 personas, prev¨¦n rozar un mill¨®n de facturaci¨®n este a?o, casi el triple que antes de la pandemia.
Figueroa naci¨® en La Rambla (C¨®rdoba, 7.515 habitantes), municipio hist¨®ricamente ligado a la cer¨¢mica. Sus calles est¨¢n salpicadas de negocios relacionado con el barro y un enorme botijo ¡ªs¨ªmbolo local¡ª preside una de las glorietas de acceso. Aprendi¨® a moldear la arcilla con nueve a?os, como refleja una fotograf¨ªa que muestra orgulloso en sus oficinas. ¡°Siempre fui el peque?o de la familia y esto me encantaba. Cuando acab¨¦ la EGB no me lo pens¨¦ y empec¨¦ a trabajar en la empresa familiar¡±, recuerda el emprendedor. Era Cer¨¢micas Maricruz, que cerr¨® en 2009 cuando su padre se jubil¨®. Aquel mismo a?o Figueroa fund¨® Cer¨¢micas Iv¨¢n Ros junto a su mujer, Rosario Cabello. Lo hizo con un ojo en el pasado y otro en el futuro: ¡°Hab¨ªa que cambiar cosas para tener una cer¨¢mica m¨¢s contempor¨¢nea y mirar adelante¡±, asegura. ¡°No perdemos las buenas costumbres locales y seguimos utilizando el barro del pueblo, pero somos diferentes¡±, insiste quien ha creado un departamento de I+D para ganar competitividad con productos ¨²nicos.
De su mente y sus m¨¢s de tres d¨¦cadas de experiencia parten las mezclas qu¨ªmicas de los colores de los esmaltes, adaptados al consumo de alimentos sobre sus piezas o que ¨¦stas soporten el lavavajillas. El empresario tambi¨¦n ide¨® la que ha supuesto la revoluci¨®n definitiva de su firma una d¨¦cada despu¨¦s de su nacimiento. Lo hizo durante la pandemia. Primero en el confinamiento, mientras ve¨ªa c¨®mo los pedidos ya realizados se le quedaban colgados en el almac¨¦n. M¨¢s tarde, cuando las restricciones para viajar obligaban a cerrar a muchos de sus clientes, especializados en el turismo. ¡°As¨ª no pod¨ªamos seguir. Y pens¨¦ que en La Rambla hemos estado siempre encerrados en nosotros, que era hora de abrirse al mundo¡±, explica. Se ali¨® con la empresa cordobesa de marketing digital Dobbus y lanz¨® una tienda online, la primera de La Rambla. Su crecimiento desde entonces ¡°ha sido brutal¡±. Han pasado de facturar 360.000 euros en 2019 a 605.000 en 2021. Este a?o prev¨¦n acercarse al mill¨®n de euros.
La llamada de Christian Dior ha sido la puntilla para afianzar el nuevo modelo de negocio. Empresas como Cervezas Alhambra o Inditex ya se han interesado por sus colecciones, como el sector de la alta cocina. Sus principales mercados de exportaci¨®n son Estados Unidos, Grecia, Francia y Holanda, aunque reciben pedidos de Filipinas, Corea del Sur, M¨¦xico o Islandia. Las solicitudes son m¨¢s que variadas, pero una de las piezas que m¨¢s se vende es tambi¨¦n creaci¨®n suya: un botijo con funci¨®n de cubitera que el propio Figueroa ha dise?ado y patentado. ¡°Sali¨® al mercado en primavera de 2021 y el ¨¦xito es brutal¡±, afirma satisfecho por haber conseguido llevar al siglo XXI el objeto de cer¨¢mica que dio a conocer su pueblo.
El edificio de tres plantas ¡ªlleno de ventiladores, esto es la campi?a cordobesa¡ª que acoge las instalaciones principales de esta alfarer¨ªa es un peque?o museo vivo de la cer¨¢mica. En la m¨¢s baja, un ej¨¦rcito de mujeres decora a mano, una a una, cientos de piezas al d¨ªa. Lo hacen con destreza, agilidad y dise?os actuales para completar colecciones que solo ofrecen aqu¨ª. A su alrededor hay compa?eros que modelan, ba?an, secan, hornean o empaquetan la producci¨®n. En el intermedio est¨¢n las oficinas y en el nivel superior hay un almac¨¦n con cientos de objetos del cat¨¢logo de la compa?¨ªa, sin decorar, esperando a que lleguen los pedidos. La compa?¨ªa dispone de unas 230 piezas diferentes que pueden ser decoradas de cien formas diversas en una paleta de unos seis colores. ¡°Ser¨ªa imposible guardar solo una de cada. Son miles de referencias¡±, explica Figueroa, que guarda en su cabeza la numeraci¨®n de cada dise?o y que ha organizado la producci¨®n para que casi cualquier solicitud pueda ser atendida en 24 horas. Incluso las de Dior.
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