Bienes p¨²blicos europeos y reglas fiscales para la nueva pol¨ªtica econ¨®mica
La UE no alcanzar¨¢ sus objetivos de autonom¨ªa estrat¨¦gica y descarbonizaci¨®n sin un presupuesto que los apoye
El consejero de Seguridad Nacional estado?unidense, Jake Sullivan, pronunci¨® recientemente un discurso sobre la estrategia de pol¨ªtica econ¨®mica internacional de EE UU. Como bien saben los profesionales de la comunicaci¨®n, el medio es un determinante fundamental del mensaje. Y esta vez tambi¨¦n: el consejero de Seguridad Nacional fue el que explic¨® la estrategia de pol¨ªtica econ¨®mica internacional. Ese es el mensaje: la seguridad nacional dicta la estrategia econ¨®mica.
El medio es el mensaje, y la repetici¨®n amplifica el impacto del mensaje. Aplicando un an¨¢lisis de nube de palabras, las palabras m¨¢s repetidas del discurso eran: industrial, infraestructura, inversi¨®n, tecnolog¨ªa, trabajadores americanos y cadenas de suministro. Y ?saben que palabras no aparec¨ªan ni una sola vez en el discurso? Deuda p¨²blica o d¨¦ficit fiscal.
Es la nueva pol¨ªtica econ¨®mica que hemos delineado en estas p¨¢ginas, enfocada en la seguridad nacional, la resiliencia y la desigualdad, con el uso activo de los aranceles, subsidios y sanciones, y el ¨¦nfasis en la inversi¨®n y no en el ahorro. Es la llamada ¡°pol¨ªtica exterior para la clase media¡±, enfocada en invertir en la econom¨ªa y en los trabajadores americanos con una pol¨ªtica industrial agresiva que pone EE UU primero, y todo lo dem¨¢s, incluyendo sus aliados, despu¨¦s. Es lo que Jake Sullivan sugiere que se convierta en un nuevo Consenso de Washington ¡ªlo cual tiene su dosis de iron¨ªa, ya que esta nueva estrategia se aproxima cada vez m¨¢s a la pol¨ªtica econ¨®mica que lleva adoptando China desde hace d¨¦cadas¡ª.
El discurso se enmarca en la nueva doctrina de seguridad nacional estadounidense, que por primera vez define de manera expl¨ªcita la intenci¨®n de retrasar el progreso tecnol¨®gico chino en materia de semiconductores avanzados. Tambi¨¦n se enmarca en la convicci¨®n del Gobierno americano de que la estrategia econ¨®mica de las ¨²ltimas d¨¦cadas, con la liberalizaci¨®n comercial y la desregulaci¨®n como principios articuladores, perjudicaba a los trabajadores y hab¨ªa abierto el camino a los movimientos populistas y puesto en peligro la estabilidad democr¨¢tica debido al persistente deterioro de las expectativas econ¨®micas de la clase media trabajadora y de las regiones despobladas y desindustrializadas.
Es una pol¨ªtica intervencionista, donde los objetivos de seguridad nacional y de cambio clim¨¢tico, y no el crecimiento o la estabilidad fiscal, determinan la pol¨ªtica econ¨®mica ¡ªcomo muestra el enorme programa de subsidios para combatir el cambio clim¨¢tico, que siendo ilimitado lleva visos de superar el trill¨®n de d¨®lares¡ª. Donde el concepto de bien p¨²blico se expande: incluyendo, por ejemplo, las cadenas de valor de materiales estrat¨¦gicos ¡ªcomo las llamadas tierras raras necesarias para la fabricaci¨®n de bater¨ªas¡ª, que, seg¨²n esta nueva doctrina, no se pueden dejar en manos del sector privado. Donde el uso de las sanciones y restricciones comerciales se multiplica: por ejemplo, el concepto de ¡°jardines peque?os con vallas muy altas¡± ¡ªsmall yards, high ?fences, en ingl¨¦s¡ª que describe la estrategia de severas restricciones en las relaciones comerciales con China en el sector de semiconductores. Una estrategia que se estaba yendo de las manos con el concepto de decoupling (desconexi¨®n total de la econom¨ªa china) y que Jake Sullivan trat¨® de reconducirlo al concepto europeo de derisking (reducci¨®n de riesgos en las relaciones econ¨®micas con China).
?Por qu¨¦ esta introducci¨®n tan larga al tema de este art¨ªculo, la reforma pendiente de las reglas fiscales europeas? Porque, para ser competitivos en este nuevo contexto geoestrat¨¦gico, Europa necesita un marco fiscal cuyo objetivo sea maximizar el apoyo a la nueva pol¨ªtica econ¨®mica, no unas reglas fiscales cuyo objetivo sea reducir la deuda a toda costa. Porque Europa no podr¨¢ alcanzar sus objetivos de autonom¨ªa estrat¨¦gica ¡ªque incluye seguridad nacional y defensa, desarrollo tecnol¨®gico, y autonom¨ªa energ¨¦tica¡ª y descarbonizaci¨®n sin un presupuesto que la apoye.
La autonom¨ªa estrat¨¦gica y la descarbonizaci¨®n son objetivos comunes europeos y, como tales, su instrumentaci¨®n debe articularse en parte a trav¨¦s de bienes p¨²blicos europeos que puedan alcanzar la escala necesaria y eviten el aumento de las divergencias econ¨®micas entre pa¨ªses. Dig¨¢moslo claro: la insistencia de algunos pa¨ªses de minimizar los bienes p¨²blicos europeos y de retornar a la reducci¨®n autom¨¢tica de la deuda es su manera de preservar, tras el velo de la disciplina fiscal, su ventaja competitiva, ya que creen que tienen el espacio fiscal que sus competidores europeos carecen para financiar dom¨¦sticamente esta nueva pol¨ªtica econ¨®mica. V¨¦ase, por ejemplo, la reciente propuesta alemana de subsidios energ¨¦ticos para su industria.
Dig¨¢moslo claro tambi¨¦n: la articulaci¨®n a trav¨¦s de bienes p¨²blicos europeos no implica transferencias entre pa¨ªses. Pero s¨ª que implica en muchos casos la financiaci¨®n com¨²n que, como se ha visto con el programa Next Generation EU (NGEU), aumenta la resiliencia econ¨®mica, genera una condicionalidad positiva para las reformas estructurales y contribuye a la creaci¨®n de un activo sin riesgo europeo, pieza clave para la autonom¨ªa estrat¨¦gica ¡ª?de verdad creen que EE UU tendr¨ªa la potencia geoestrat¨¦gica que tiene sin el d¨®lar y los bonos del Tesoro?, o ?China sin las enormes reservas de moneda extranjera que le permiten financiar todo tipo de proyectos?¡ª. Adem¨¢s, al ampliar la emisiones de bonos europeos y consolidarlas en un producto ¨²nico y predecible se eliminar¨ªa su car¨¢cter ex¨®tico y se reducir¨ªa su coste de financiaci¨®n. Y s¨ª, esto requerir¨ªa acordar nuevos ingresos europeos para el servicio de esta deuda, como la transferencia de una parte de la recaudaci¨®n del IVA. Dif¨ªcil pol¨ªticamente, pero inevitable.
Acordar un programa de bienes p¨²blicos europeos que d¨¦ continuidad al NGEU ¡ªy, de paso, resuelva la incertidumbre sobre la renovaci¨®n de los bonos que lo financian¡ª es un prerrequisito clave para abordar el debate sobre las reglas fiscales. Porque cuanto m¨¢s amplio sea el espectro de bienes p¨²blicos europeos, m¨¢s se pueden enfocar las reglas fiscales nacionales en la sostenibilidad (que no la reducci¨®n autom¨¢tica, dos conceptos muy distintos) de la deuda, y viceversa. Sin bienes p¨²blicos europeos, las reglas fiscales deben incluir excepciones para un amplio presupuesto nacional de inversi¨®n, una soluci¨®n sub¨®ptima que reducir¨¢ la supervisi¨®n europea, aumentar¨¢ la probabilidad de gasto ineficiente y ampliar¨¢ las divergencias econ¨®micas entre pa¨ªses.
Un mayor espectro de bienes p¨²blicos europeos que cubran una parte importante del presupuesto de inversi¨®n permitir¨¢ el dise?o de unas reglas fiscales que, de manera individualizada para cada pa¨ªs, compaginen la gesti¨®n del ciclo econ¨®mico con la mejora de la sostenibilidad de la deuda. Lo cual requiere una pol¨ªtica fiscal contrac¨ªclica que aproveche los momentos de bonanza econ¨®mica para reducir la deuda de manera oportunista, sin automatismos y preservando la inversi¨®n social. De hecho, esto es lo que ha sucedido en el periodo 2022-2023: una pol¨ªtica fiscal inteligente que ha ayudado a controlar la inflaci¨®n y ha reducido la deuda y el d¨¦ficit preservando la inversi¨®n gracias al NGEU. El nuevo marco fiscal deber¨ªa consolidar la experiencia de 2022-2023, enfoc¨¢ndose en la calidad de la pol¨ªtica fiscal y el contexto c¨ªclico, y no en arbitrarios e ineficientes criterios cuantitativos condenados a no cumplirse.
EE UU y China han decidido priorizar la inversi¨®n para ser l¨ªderes mundiales. China es l¨ªder en bater¨ªas y ya exporta m¨¢s veh¨ªculos que Alemania. Europa debe decidir si quiere ser actor principal o comparsa secundaria en este nuevo panorama geoestrat¨¦gico. El marco fiscal europeo tendr¨¢ la respuesta.
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