Lo que los n¨²meros pueden hacer por la sostenibilidad
Los contables est¨¢n llamados a protagonizar uno de los cambios m¨¢s significativos de la transici¨®n verde de las empresas, pero la falta de precisi¨®n regulatoria no se lo est¨¢ poniendo f¨¢cil
Por sorprendente que parezca, la lucha contra el cambio clim¨¢tico tiene en la contabilidad empresarial uno de sus pilares. Y es que los contables desempe?an un papel fundamental en tres impulsores clave de la sostenibilidad: la exigencia de que las empresas divulguen peri¨®dicamente su riesgo y desempe?o ambiental, lo que se conoce como reporting sostenible; la consolidaci¨®n de los sistemas de derechos de emisi¨®n, que fijan el precio que deben pagar las que contaminan, y el establecimiento de unos est¨¢ndares de medici¨®n y reporting comunes para todas ellas.
Es indudable que la presi¨®n para que las empresas rindan cuentas de su huella de contaminaci¨®n e impacto ambiental va a ir en aumento, de ah¨ª la importancia de la transparencia. Sin embargo, existe una asimetr¨ªa de la informaci¨®n entre lo que ocurre dentro de cada compa?¨ªa y lo que se percibe desde fuera. La contabilidad puede contribuir decisivamente a acortar esa brecha con m¨¢s y mejores informes de sostenibilidad.
Todas las empresas cuyo impacto en el medio ambiente sea negativo tendr¨¢n que pagar un coste por ello. La clave aqu¨ª es la fijaci¨®n de ese coste, es decir, c¨®mo se le pone precio a la contaminaci¨®n. En la actualidad existen dos mecanismos: el impuesto al carbono y los reg¨ªmenes de comercio de derechos de emisi¨®n con fijaci¨®n previa de l¨ªmites m¨¢ximos, como el de la Uni¨®n Europea, el mercado de carbono m¨¢s l¨ªquido y desarrollado del mundo.
En esencia, este tipo de sistemas crea un coste por contaminar y, a tal fin, impone un tope a las emisiones de gases de efecto invernadero, obligando a las empresas a informar sobre las suyas con datos verificados y a obtener derechos para cubrirlas. Tras asignar gratuitamente a los participantes del mercado un n¨²mero determinado de derechos, el resto se subasta a un precio que fijan los postores con sus pujas.
En el mercado secundario, las compa?¨ªas pueden vender los derechos que hayan acumulado a otras a las que les cueste m¨¢s reducir su huella de contaminaci¨®n. La idea es que la compraventa de derechos ayude a conocer el precio de la contaminaci¨®n, un precio que cambia din¨¢micamente a medida que el regulador baja el tope y las empresas act¨²an para reducir sus emisiones.
Pero hay un problema. Lo he detectado junto a Donald N¡¯Gatta y mi colega del IESE Robert Raney tras examinar una amplia muestra de empresas del mercado europeo de derechos de emisi¨®n. En nuestra investigaci¨®n comprobamos que las que tienen necesidades de liquidez son proclives a venderlos. Asimismo, observamos que otras lo hacen para aumentar sus ganancias y evitar as¨ª las p¨¦rdidas contables, un comportamiento que se da especialmente cuando el precio del carbono est¨¢ m¨¢s alto y a finales de a?o, de cara al cierre del ejercicio fiscal.
El origen de estas fricciones financieras ¡ªas¨ª las hemos denominado¡ª es la falta de claridad regulatoria sobre c¨®mo contabilizar los derechos de emisi¨®n en los estados financieros. Evidentemente, los derechos son un activo nuevo, pero ?de qu¨¦ tipo? Sin una definici¨®n precisa, las empresas no se ponen de acuerdo: para unas es un activo financiero, para otras un intangible y para las dem¨¢s, inventario.
En medio de esta confusi¨®n, y gracias a una forma particular de contabilidad, algunas compa?¨ªas han creado una bolsa de derechos fuera de balance, es decir, activos que pueden vender para mejorar sus resultados. Esta venta oportunista es preocupante porque distorsiona el precio de la contaminaci¨®n y reduce la eficacia del sistema. A lo que hay que a?adir que el resquicio provocado por la falta de directrices claras da pie a que los informes de sostenibilidad de las empresas sean inconsistentes.
Ha llegado el momento de que el regulador corrija este problema y puntualice c¨®mo deber¨ªan contabilizarse los derechos de emisi¨®n. En algunas investigaciones acad¨¦micas se aboga por hacerlo a valor razonable en cada periodo de presentaci¨®n de resultados.
Cuando los derechos se contabilizan a su coste hist¨®rico, como el regulador los adjudica a coste cero, se convierten en activos invisibles en los estados financieros. Pero si se contabilizan a su valor razonable o de mercado, las empresas lo tendr¨¢n m¨¢s dif¨ªcil para hacer p¨²blicas las ganancias obtenidas con su venta cuando m¨¢s les convenga. ?La raz¨®n? Si, por ejemplo, vendieran los derechos el mismo d¨ªa que los reciben, el precio de la operaci¨®n se podr¨ªa observar directamente en el mercado: ese ser¨ªa su valor razonable. Algunas ya contabilizan as¨ª sus derechos, lo que visibiliza el impacto de estos en su posici¨®n financiera y les impide ¡°gestionar¡± sus ganancias cuando tienen un mal trimestre.
En la otra cara de la moneda, el valor razonable complicar¨ªa la introducci¨®n de est¨¢ndares de medici¨®n y reporting, imprescindibles porque facilitan el seguimiento y control de las iniciativas verdes de las compa?¨ªas, adem¨¢s de ayudar a los inversores a valorar los riesgos asociados al cambio clim¨¢tico. El reporting basado en el valor razonable conllevar¨ªa una mayor volatilidad ligada al precio de la contaminaci¨®n, y este escapa al control de las empresas. Pero, por duro que resulte el cambio, sigue pareciendo la soluci¨®n m¨¢s s¨®lida.
Tambi¨¦n ayudar¨ªa, por otro lado, que el regulador arrojara m¨¢s luz sobre el mercado. Actualmente, los datos del registro de la compraventa de derechos se publican cada mes de mayo, pero tres a?os despu¨¦s del cierre del periodo de cumplimiento. As¨ª, una venta que se efectuara hoy se har¨ªa p¨²blica en mayo de 2027. Tal lapso de tiempo dificulta la oportuna supervisi¨®n de las transacciones de las empresas.
En definitiva, no es nuestra intenci¨®n dictaminar c¨®mo debe ser la contabilidad de los derechos de emisi¨®n. Simplemente queremos llamar la atenci¨®n sobre una carencia importante. Como el sistema de la Uni¨®n Europea es un modelo para el resto del mundo y el cambio clim¨¢tico, una realidad global, la falta de claridad regulatoria podr¨ªa extenderse a otros mercados. Y dado que muchos no son tan l¨ªquidos como el europeo, tendr¨ªan problemas a¨²n mayores si las fricciones financieras perturbasen el normal funcionamiento de su propio sistema.
Sigue toda la informaci¨®n de Econom¨ªa y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.