Tecnolog¨ªa: el tren que Europa no puede perder
Mckinsey, la consultora m¨¢s influyente del mundo, centra su cumbre anual en la rob¨®tica, la inteligencia artificial y los chips
A 10.000 pies de altura, en el vuelo de la ma?ana que enlazaba el pasado 15 de noviembre Madrid y Fr¨¢ncfort, un treinta?ero anda concentrado entre turbulencias, y un viento que golpea el fuselaje, zarandeando el aparato, en la lectura del ¨¦xito de ventas The New York Times: El m¨¦todo Warren Buffett. Los secretos del mayor inversor del mundo (editorial Hoepli, 2022). El avi¨®n se desplaza a 900 kil¨®metros por hora hacia la capital europea del dinero. All¨ª donde el sol refleja la arquitectura (algo ya antigua) de cristal del Banco Central Europeo (BCE) y cotiza el poderoso ¨ªndice DAX.
La consultora McKinsey, LA, organiza su reuni¨®n anual con la prensa y entre los medios invitados estuvo EL PA?S. Hasta la CNN cubre el encuentro en el hotel JW Marriot. La agenda es un repaso a la Europa de nuestro tiempo. Su infinidad de promesas, su infinidad de contradicciones. Tres ideas para varias horas de paneles. Marcan el ritmo la competitividad europea, la sostenibilidad y, claro, la inteligencia artificial generativa. Aunque, fuera de programa, una sorpresa ¡ªpensado en la Iberia geogr¨¢fica¡ª aguarda a los periodistas espa?oles y portugueses. Los paneles se suceden con el ine?vitable discurso de las inmensas opciones de la IA, la rob¨®tica, la necesidad de la colaboraci¨®n p¨²blico-privada, la fabricaci¨®n de chips o la urgencia de atraer y retener el talento. Bajo la fuerza que da ser la tercera econom¨ªa del mundo y representar el 14,55% de la riqueza (PIB) de la Tierra. Sostenido en una Uni¨®n Europea con un 40% de mujeres.
Esta es la geograf¨ªa humana. Sin embargo, o hay un cambio radical o podr¨ªamos convertirnos, como afirmaba en un canal brit¨¢nico Ana Patricia Bot¨ªn, presidenta de Banco Santander, ¡°en un museo¡±. La respuesta incluye dos intangibles: el optimismo frente al pesimismo. ¡°Es una frase que ya he escuchado antes¡±, comenta Sven Smit, presidente del McKinsey Global Institute (MGI). ¡°No se trata de una narrativa nueva y estamos lejos de convertirnos en un espacio caduco, pero hay que trabajar muy duro para que no suceda¡±, avisa.
Su propuesta tiene un eco period¨ªstico, cambiar, entre todos, el relato, que se vea al Viejo Continente como un lugar que ofrece ¡°energ¨ªa limpia a precios razonables¡±. Y tecnolog¨ªa. ¡°?Cu¨¢ntas regiones del mundo pueden escribir estas l¨ªneas?¡±, sostiene. ¡°Nos falla la educaci¨®n, porque parte de la gente no ha hecho los deberes [actualizar su formaci¨®n]. Tenemos una elevada densidad de poblaci¨®n y esto garantiza que surja talento¡±. Tambi¨¦n materias primas valiosas e industrias verdes procesadoras.
Tenemos, desde luego, al famoso gato de Schr?dinger metido en la caja. Smit, sin duda, cree que est¨¢ vivo. ¡°Cu¨¢ntas personas no estar¨ªan dispuestas a teletrabajar desde Espa?a, Holanda o Alemania: hay que aprovecharlo¡±, avanza. ¡°Europa puede ser el hogar de las mejores empresas y la automatizaci¨®n. Resulta muy f¨¢cil crear una narrativa negativa, pero la m¨ªa es la contraria¡±, defiende. Siempre existen complicaciones. ¡°?Acaso no se queja California por las ventajas fiscales de Texas?¡±, se cuestiona. Desde luego es m¨¢s f¨¢cil gestionar un Gobierno Federal que 27 Estados distintos. ¡°Vivimos un momento de aprendizaje tecnol¨®gico¡±. Quiz¨¢ por eso no existe un Meta o un Amazon en la UE. Pero la dependencia energ¨¦tica del exterior se ha reducido algo.
Acceso al capital
Quiz¨¢ deber¨ªamos sustituir el optimismo o la esperanza en vez del euro como moneda. ¡°En los ¨²ltimos a?os se han creado m¨¢s de 200 fondos de inversi¨®n globales con un enfoque sostenible o verde¡±, desgrana Martin Linder, socio de la consultora. La palabra sostenibilidad es una de las que m¨¢s se escuchan. Salta de un lado al otro de la sala al igual que un jilguero imposible de atrapar. ¡°Tenemos estupendas empresas de reciente creaci¨®n e innovadoras que pueden liderar este campo¡±. Falta, claro, m¨¢s facilidad de acceso al capital. ¡°Porque el talento est¨¢ en casa. Aunque tenemos que contar m¨¢s con el sur global¡±, admite Anja Huber, asociada tambi¨¦n de M¨²nich. ¡°Adem¨¢s, los inversores est¨¢n apostando mucho por los criterios ESG [medioambiente, sostenibilidad y gobernanza, en su traducci¨®n al ingl¨¦s]¡±. ?Los brotes iniciales del Pacto Verde Europeo?
Llegan las discusiones de la tarde y con ellas la inteligencia artificial. Plantea todas las dudas, bien conocidas, sobre privacidad, distorsi¨®n informativa o riesgo para los m¨¢s vulnerables. Y aqu¨ª se mezcla el inter¨¦s empresarial y la condici¨®n humana. ¡°Todas las grandes compa?¨ªas est¨¢n interesadas en esta tecnolog¨ªa¡±, indica Ruben Schaubroeck, otro socio de McKinsey.
Esta idea recorre Europa. Dan ganas de preguntar de forma sencilla: ?es buena o mala? ?Mejora la vida del ser humano o la empeora? Ese es un libro distinto al de Buffett, y m¨¢s complejo. ¡°Creo en la necesidad de la curiosidad y, lo m¨¢s importante, en el pensamiento ¨²til¡±, sintetiza Eric Hazan, socio franc¨¦s de la firma. Detr¨¢s ¡ªmientras habla el experto¡ª transcurre una corriente de fondo. Cualquier tecnolog¨ªa, aunque le salgan los n¨²meros, y t¨¦cnicamente resulte viable, debe rechazarse si no sirve para mejorar la existencia de todos los seres humanos. Eso s¨ª, nadie duda de que habr¨¢ m¨¢s presi¨®n para que las compa?¨ªas cumplan la normativa. El avi¨®n aterriza en Fr¨¢ncfort, el chico guarda el libro y quiz¨¢ esa noche sue?e con un multimillonario de m¨¢s de 90 a?os que acumula tanto dinero que sin ¨¦l resulta imposible explicar la inequidad que sufre el mundo. Tiempos de ¨ªdolos de oro a 10.000 pies de altura.
Mercado ib¨¦rico
Hace años el premio Nobel de Literatura, José Saramago, propuso la idea de una gran Iberia. La unión de ambos países. Al escritor le habría gustado la idea. Es un escenario. Una propuesta saramagista en las que todas las piezas del puzle deben encajar, aunque algunas parecen demasiado complicadas, como armonizar una regulación europea común. La idea es crear una Iberia energética de cara a la transición verde. Dos tierras que miren con una visión única al reto de las emisiones netas cero de 2050. España debería invertir 2,5 billones de euros —acorde con la consultora— y Portugal, 0,5 billones. Harían falta más de un millón de trabajos cualificados en 2035 si quiere que este sector aporte entre el 10% y el 20% del PIB del país. Es reindustrializar la Península (acero verde, baterías, aluminio sostenible…) e impulsar más las renovables o el aún incipiente hidrógeno verde. “Hace falta un legislación estable, clara y duradera en el tiempo”, avanza José Pimenta da Gama, socio senior de Mckinsey en Madrid y Lisboa. “Es una forma de reindustrializar nuestros países y hacerlos crecer”, incide. Reconoce que por ahora se trata de un “escenario” y no se lo han presentado a ningún cargo de la Administración. El impuesto a las eléctricas no le gusta, lo cual nada sorprende, pero sí el momento: Portugal ha convocado nuevas elecciones para el 10 de marzo y España intenta dar forma a su complejo encaje estatal. “La oportunidad es ahora y es el momento de actuar. Necesitamos ejecutarlo, y ejecutarlo bien”, destaca de Gama.
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