Las tarjetas de cr¨¦dito son cuesti¨®n de Estado en Turqu¨ªa
Con una inflaci¨®n alt¨ªsima y los intereses por las nubes, el dinero de pl¨¢stico es una v¨ªa de cr¨¦dito imprescindible para los turcos
Cada cierto tiempo, la cuesti¨®n de las tarjetas de cr¨¦dito en Turqu¨ªa salta a la palestra del debate nacional. Ocurre porque aparecen nuevas regulaciones, advertencias sobre su abuso o, en el peor de los casos, porque aumenta el n¨²mero de suicidios de ciudadanos abrumados por el peso de sus deudas. Y es que una de las cosas que m¨¢s llama la atenci¨®n a los for¨¢neos que residen en Turqu¨ªa es c¨®mo los bancos reparten ...
Cada cierto tiempo, la cuesti¨®n de las tarjetas de cr¨¦dito en Turqu¨ªa salta a la palestra del debate nacional. Ocurre porque aparecen nuevas regulaciones, advertencias sobre su abuso o, en el peor de los casos, porque aumenta el n¨²mero de suicidios de ciudadanos abrumados por el peso de sus deudas. Y es que una de las cosas que m¨¢s llama la atenci¨®n a los for¨¢neos que residen en Turqu¨ªa es c¨®mo los bancos reparten tarjetas de cr¨¦dito cual tarjetas de visita ¡ªeso s¨ª, solo a los turcos; si eres extranjero debes pasar las 12 pruebas de H¨¦rcules antes de que la entidad acceda a conced¨¦rtela¡ª. Tambi¨¦n es chocante c¨®mo de extenso es el uso que le dan los ciudadanos de este pa¨ªs a las tarjetas, trampeando con ellas para llegar a fin de mes, cubriendo las deudas de una tarjeta con la otra, en una huida hacia adelante en espera de una situaci¨®n mejor. La fr¨¢gil existencia de la clase media turca, incluso de la propia sociedad de consumo, se asienta sobre los pilares del dinero de pl¨¢stico.
Seg¨²n datos del Banco Mundial, en un pa¨ªs con una renta per capita de 12.000 euros (dos veces y media menos que Espa?a), un tercio de la poblaci¨®n mayor de 15 a?os tiene tarjeta de cr¨¦dito, es decir, la penetraci¨®n es mayor que en otros pa¨ªses de Europa oriental con mayor renta, como Polonia, Grecia, Bulgaria o Rumania. Durante los ¨²ltimos 10 a?os, el n¨²mero de tarjetas de cr¨¦dito se ha doblado en Turqu¨ªa y hay actualmente 119 millones en funcionamiento. Es decir, que, quienes tienen tarjeta de cr¨¦dito, tienen de media m¨¢s de cinco. Por comparar: en Espa?a hay unos 24 millones de usuarios y 41 millones de tarjetas de cr¨¦dito.
El volumen acumulado de deuda de estas tarjetas en Turqu¨ªa super¨® los 35.000 millones de euros en febrero, un incremento del 153% respecto al a?o pasado (cuando tambi¨¦n hab¨ªa aumentado casi un 130% respecto al a?o anterior). Como en todo c¨ªrculo vicioso, este abuso de las tarjetas es causa y efecto de la inflaci¨®n. Los precios llevan desbocados en el pa¨ªs euroasi¨¢tico desde oto?o de 2021 y, pese a que la nueva Administraci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs ha implementado una agresiva pol¨ªtica de subidas de tipos de inter¨¦s (actualmente del 50%), la tasa de inflaci¨®n no baja del 65%. Con los pr¨¦stamos muy restringidos y su precio por las nubes, los ciudadanos turcos, que temen que los precios sigan subiendo, adelantan sus compras y lo hacen con las tarjetas de cr¨¦dito, que permiten pagar a varios meses vista, esto es, cuando su dinero tendr¨¢ un menor valor relativo.
Preocupaci¨®n del Gobierno
En lo personal, esto permite a las familias turcas mantener cierto nivel adquisitivo. A nivel macro, sin embargo, no hace sino incrementar el alza de precios, que a futuro redundar¨¢ en el empobrecimiento personal. La demanda interna ha sido uno de los principales motores del crecimiento turco de los ¨²ltimos a?os, pero tambi¨¦n del alza de precios, explica el economista Mustafa S?nmez, as¨ª que el Gobierno busca ahora ¡°enfriar la econom¨ªa y la demanda¡±, ya que el aumento de tipos no ha sido suficiente para rebajar la inflaci¨®n. Por el momento, se ha ordenado a los bancos reducir el n¨²mero de plazos que ofrecen en los pagos con tarjeta de cr¨¦dito de 12 a un m¨¢ximo de tres y se ha restringido la cantidad de efectivo que puede adelantar cada tarjeta. S?nmez cree que la pol¨ªtica a¨²n ser¨¢ m¨¢s restrictiva tras las elecciones del pasado fin de semana. Tras estos comicios, el Gobierno dispone de un horizonte de varios a?os sin tener que responder ante las urnas, momento que aprovechar¨¢ para aplicar las ¡°recetas amargas¡±, seg¨²n los analistas.
Pero hay un problema: la adicci¨®n a las tarjetas no es solo consumismo desaforado. Los estudios muestran que la mayor parte del gasto que se hace con ellas se dedica al pago de alimentos, combustible y educaci¨®n. Por tanto, una restricci¨®n excesiva al cr¨¦dito que suponen las tarjetas podr¨ªa poner en dificultad la supervivencia de much¨ªsimas familias. Como dice una fuente bancaria: ¡°Es imprescindible controlar el tema de las tarjetas, pero veremos si se pasan de frenada o no. Es un equilibrio muy delicado¡±.
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