La dimensi¨®n local del bienestar
Las personas con mayor capital humano tienden a congregarse en las grandes ciudades, donde sus rendimientos son m¨¢s altos
Los grandes cambios econ¨®micos sucedidos en las ¨²ltimas d¨¦cadas han tenido un impacto desigual sobre las distintas ¨¢reas geogr¨¢ficas que forman el territorio espa?ol. Mientras en algunas zonas rurales y ¨¢reas metropolitanas peque?as y medianas que antes eran pr¨®speras ahora hay p¨¦rdidas de empleo y un lento crecimiento de la renta, en las grandes ¨¢reas metropolitanas el comportamiento ha sido m¨¢s din¨¢mico. Los cambios demogr¨¢ficos tambi¨¦n han sido de diferente alcance en los distintos espacios y han llevado a diferencias de casi diez a?os en la edad media de la poblaci¨®n entre algunas provincias.
Estas transformaciones han dado lugar a un aumento de las disparidades en los indicadores de desigualdad y bienestar cuando se miden tomando como referencia la perspectiva municipal. El VI Informe sobre la desigualdad en Espa?a, de la Fundaci¨®n Alternativas, ha puesto cifras al alcance de estas diferencias. Los indicadores de mayor bienestar, medido en t¨¦rminos de renta, salud, educaci¨®n y mercado de trabajo, se encuentran, sobre todo, en municipios de las provincias de Madrid y Barcelona, junto a otros situados en el Pa¨ªs Vasco, algunos en Galicia y casos aislados, como las ciudades de Zaragoza o Logro?o. La mayor¨ªa de las localidades con valores inferiores al promedio se sit¨²an en el sur peninsular y Canarias.
Estos indicadores no siempre se corresponden con un reparto de la renta m¨¢s igualitario. La desigualdad en las grandes ciudades es muy superior a la de las zonas rurales. En el mapa municipal de la desigualdad en Espa?a sobresalen, por sus altos valores, el municipio de Madrid y su entorno, buena parte de las ¨¢reas del litoral mediterr¨¢neo y las islas, mientras que lo contrario sucede en la mayor parte de la cornisa cant¨¢brica.
Tales resultados invitan a reflexionar sobre las razones del aumento de estas disparidades. La llamada nueva geograf¨ªa econ¨®mica ha proporcionado diferentes l¨ªneas te¨®ricas para entender las relaciones entre los procesos econ¨®micos y sus efectos sobre las diferencias econ¨®micas territoriales. Un aspecto fundamental es c¨®mo influye la ubicaci¨®n de las empresas y de los trabajadores en el acceso a los grandes mercados. Cuando coinciden ambos flujos, se produce un proceso acumulativo de aglomeraci¨®n en determinadas zonas que se corresponde con el vaciamiento de otras. En el primero de esos casos, esta concentraci¨®n crea un gran mercado, que hace que la ubicaci¨®n sea rentable para las empresas, a la vez que su llegada aumenta los salarios, lo que facilita que localizarse all¨ª tambi¨¦n resulte atractivo para los trabajadores.
Estas explicaciones no agotan la relaci¨®n de determinantes de los cambios en la desigualdad y el bienestar en las distintas ¨¢reas. Existe una gama m¨¢s amplia de elementos que dan forma al paisaje econ¨®mico, especialmente algunos m¨¢s dif¨ªciles de modelizar, como los de naturaleza social, institucional y cultural. Es particularmente compleja la identificaci¨®n de los factores que explican la desigualdad cuando la perspectiva del an¨¢lisis es m¨¢s local.
Por un lado, la desigualdad en las grandes ¨¢reas urbanas ha aumentado sensiblemente en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Esto ha hecho que mientras que la relaci¨®n entre la renta y la desigualdad, ya sea tomando pa¨ªses, regiones u otra referencia espacial, se ha vuelto menos clara, sin evidencia de que en las zonas m¨¢s ricas la desigualdad sea menor, la relaci¨®n entre esta y el tama?o de la localidad resulta cada vez m¨¢s estrecha, con mayores diferencias de renta en las ¨¢reas de mayor poblaci¨®n.
Espa?a no es una excepci¨®n a la tendencia de aumento de las diferencias de renta en las grandes ciudades, generaliz¨¢ndose ese proceso desde el comienzo del siglo XXI y con crecientes bolsas de pobreza en estos espacios. Las personas con mayor capital humano tienden a congregarse en grandes ciudades, donde sus rendimientos son mayores y donde hay empresas m¨¢s productivas que pagan mayores salarios. Existen, adem¨¢s, otras caracter¨ªsticas relevantes para explicar las diferencias entre las grandes ¨¢reas urbanas y el resto, como el porcentaje de poblaci¨®n inmigrante o el de determinados tipos de hogares, como los monoparentales, mayores en esas ¨¢reas urbanas. Por otro lado, las ¨¢reas rurales no est¨¢n exentas de riesgos importantes. Algunas de sus caracter¨ªsticas producen trampas espaciales de pobreza: una baja dotaci¨®n de capital f¨ªsico, social y humano reduce su capacidad de crecimiento.
En cualquier caso, la dicotom¨ªa entre lo rural y lo urbano no refleja completamente la diversidad de situaciones relacionadas con las desigualdades econ¨®micas y el lugar de residencia. Existe una heterogeneidad sustancial dentro de ambos espacios, que pone en entredicho algunas de las pol¨ªticas que tratan de mejorar el bienestar mediante pol¨ªticas de cohesi¨®n territorial. Mientras que el grueso de las ganancias del crecimiento econ¨®mico se concentra en las ciudades m¨¢s grandes y parte de las ¨¢reas rurales siguen recibiendo fondos de cohesi¨®n, hay un segmento amplio de territorios que se beneficia poco de unos y otros flujos. Esta realidad explica parte de la creciente ola de descontento que afecta a muchas ¨¢reas vulnerables.
Para mejorar el bienestar en esas ¨¢reas, no son suficientes las pol¨ªticas que ponen el punto de mira en los territorios m¨¢s que en las personas que residen en ellos. Las pol¨ªticas redistributivas tradicionales tienen un impacto mayor sobre las desigualdades intraterritoriales que las dirigidas a promover el desarrollo social. La complejidad de los procesos citados aconseja m¨¢s una combinaci¨®n de ambos tipos de pol¨ªticas que contraponer las basadas en los lugares a las que lo hacen en las personas.
Esa combinaci¨®n parece especialmente necesaria en las ¨¢reas en las que la creciente acumulaci¨®n de desventajas est¨¢ provocando efectos severos en el largo plazo, que pueden exacerbar los desaf¨ªos intergeneracionales, econ¨®micos y sociales. El an¨¢lisis de indicadores de bienestar locales que van m¨¢s all¨¢ del nivel de renta y su reparto, cada vez m¨¢s necesario, revela que persiste en Espa?a un n¨²mero importante de localidades con niveles de bienestar muy bajos. A su necesaria identificaci¨®n deber¨ªan seguir intervenciones p¨²blicas globales que den respuesta a desaf¨ªos sociales y econ¨®micos tan complejos.
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