El debate sobre el pago en los videojuegos ?hay que endurecer la regulaci¨®n?
Estas divisas, que se abonan con dinero real, est¨¢n en el punto de mira por la falta de transparencia
Pagar armas en un videojuego con gemas es parte del d¨ªa a d¨ªa de los aficionados, que obtienen monedas virtuales (con nombres de fantas¨ªa como gemas, doblones o estrellas) cuando superan una etapa o un desaf¨ªo. Si acumulan una cantidad suficiente podr¨¢n canjearlas por un personaje, una apariencia nueva o una herramienta con caracter¨ªsticas especiales. ?Qu¨¦ ocurre con quienes no tienen paciencia, tiempo o habilidades para ello? Los creadores ofrecen una v¨ªa r¨¢pida: pagar con euros. El problema surge cuando la transacci¨®n se realiza con falta de transparencia o mediante pr¨¢cticas enga?osas sobre el precio real al adquirir paquetes de monedas virtuales. Los especialistas en derecho consultados insisten en que los usuarios cuentan con diversos mecanismos para hacer valer sus derechos.
La industria del videojuego apuesta fuerte por la autorregulaci¨®n, aseguran los expertos, pero no siempre es suficiente. La Organizaci¨®n Europea de Consumidores (BEUC), que aglutina a 44 asociaciones de 31 pa¨ªses, ha denunciado estas pr¨¢cticas ante las autoridades de la UE. ¡°Al igual que en la tienda real, no deber¨ªas tener que depender de una calculadora cada vez que quieras comprar algo en un videojuego¡±, recalca el abogado de la organizaci¨®n Steven Berger, en un v¨ªdeo en el que detalla esta iniciativa. Claman por una mayor transparencia a la hora de cambiar estas monedas virtuales a euros para pagar. Incluso proponen prohibir su uso porque pueden causar confusi¨®n a los jugadores al ocultar el precio real y, por lo tanto, tienen el potencial de generar un gasto excesivo.
El problema se puede agravar si el usuario es un ni?o o un adolescente. Seg¨²n el informe Protecci¨®n del Consumidor en los Videojuegos Online: un enfoque de mercado ¨²nico europeo, que public¨® el Europarlamento, el 73% de los ni?os de entre 6 y 10 a?os y el 84% de los que tienen entre 11 y 14 a?os son jugadores y son especialmente sensibles a los efectos de estas pr¨¢cticas. Para darles m¨¢s seguridad en sus interacciones con las plataformas, el Gobierno est¨¢ preparando un anteproyecto de ley org¨¢nica para garantizar la protecci¨®n de los derechos de los menores en el ¨¢mbito digital, que pone el foco en la intimidad, el derecho al honor y a la propia imagen de los ni?os, as¨ª como el acceso a contenidos adecuados para su edad. Pero tambi¨¦n restringe posibles contactos con las conocidas como loot boxes, cajas sorpresa de recompensa que utilizan algunos videojuegos y que tienen un efecto de enganche especialmente da?ino.
Pero la manipulaci¨®n puede tener un alcance mayor. Joaqu¨ªn Mu?oz, socio de tecnolog¨ªa y datos de Bird &Bird, recuerda que hay m¨¢s colectivos vulnerables. ¡°Los mayores tambi¨¦n necesitan protecci¨®n ante este tipo de pr¨¢cticas, pienso en quienes se descargan juegos en el m¨®vil y no est¨¢n familiarizados con estos procesos de compra¡±, advierte el abogado.
Hay expertos que rebajan la magnitud del problema. Aunque se pueden dar situaciones en que la equivalencia en euros sea poco clara, son casos puntuales, sostiene Andy Ramos Gil de la Haza, socio de tecnolog¨ªa de P¨¦rez-Llorca, que recalca que la del videojuego es la industria de entretenimiento m¨¢s grande del mundo en t¨¦rminos de facturaci¨®n y, a pesar de ello, presenta un nivel de conflictividad legal reducido. ¡°Hay pocos casos de denuncias o sanciones a empresas por infringir la normativa de consumidores en comparaci¨®n con otros sectores¡±, explica el especialista.
Los grandes desarrolladores de videojuegos invierten una ingente cantidad de recursos para cumplir con las distintas regulaciones, de manera que las mec¨¢nicas, los componentes y las compras dentro del juego cumplan con la normativa vigente. Pero hay casos de mala praxis. Se trata de un mercado global no exento de pr¨¢cticas abusivas o que no sean conformes a la normativa europea, destacan los abogados.
Hay algunos videojuegos que permiten comprar directamente en euros una apariencia o una extensi¨®n. Sin embargo, el uso m¨¢s extendido de monedas virtuales propias cuando el usuario va superando etapas tiene una explicaci¨®n. ¡°Justamente para cumplir la regulaci¨®n y para que no sea enga?oso, no se utiliza la palabra euro para que el jugador no piense que puede obtener dinero¡±, aclara Andy Ramos.
Ramos pone el foco en la responsabilidad de los progenitores, que deben supervisar a los menores que utilizan estas plataformas. ¡°Para que un ni?o pueda comprar una loot box o cualquier otro mecanismo similar, tiene que pasar varios filtros. Adem¨¢s, los videojuegos suelen tener controles parentales de diferentes niveles, por ejemplo, para que no se descarguen aquellos en los que puedan realizar compras¡±, aclara. Si los menores compran con una tarjeta de sus padres sin autorizaci¨®n puede deberse a una desatenci¨®n de los progenitores, por lo que crear m¨¢s restricciones no es la soluci¨®n. ¡°Es como si nos pusi¨¦ramos de acuerdo en que hay que limitar andar por la calle porque hay padres que no ense?an a sus hijos que tienen que mirar antes de cruzar¡±, se?ala con un ejemplo m¨¢s gr¨¢fico.
Ante cualquier abuso, los dos especialistas recomiendan reclamar en los propios canales de la plataforma. ¡°Es un sector que escucha much¨ªsimo a sus usuarios con foros, moderadores, recomendaciones¡ Cada vez que hay un cambio, los gamers lo critican y los fabricantes lo tienen en cuenta¡±, recuerda Andy Ramos. Si el producto no se ha gastado, hay 14 d¨ªas para desistir de su compra, aclara Joaqu¨ªn Mu?oz. Y si el consumidor cree que hay un incumplimiento, puede acudir a las direcciones de consumo de su comunidad aut¨®noma. Las leyes que hay son suficientes y est¨¢n para utilizarlas cuando sea necesario, subrayan ambos.
Leyes actuales
El Código Civil, la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y la Ley General para la Defensa de los Consumidores son la base para que los jugadores defiendan sus derechos. “El debate se centra mucho en crear una regulación específica, pero con esta normativa está cubierto”, cree Joaquín Muñoz, de Bird & Bird. Coincide con Andy Ramos, de Pérez-Llorca, que destaca la abundante normativa europea y nacional. “También hay un alto nivel de autorregulación, con numerosos códigos de conducta y normas autoimpuestas”, considera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.