Al ajo espa?ol le pica la competencia
La superficie cultivada en Espa?a, el mayor productor europeo y quinto mundial, ha descendido casi un tercio en los dos ¨²ltimos a?os debido a las importaciones argentinas y chinas
En la cocina espa?ola, quiz¨¢s, no existe ning¨²n otro ingrediente con alto protagonismo como tiene el ajo. Su sabor ¡ªun poco ¨¢spero, picante y fuerte, tan odiado como venerado¡ª est¨¢ en el gazpacho andaluz, en el arroz caldero murciano, en el bacalao al pilpil vasco o en los aliolis mediterr¨¢neos. El escritor y periodista gallego Julio Camba lo dejaba claro en uno de sus libros, a principio del siglo pasado: ¡°La cocina espa?ola est¨¢ llena de ajo y prejuicios religiosos¡±. Este bulbo es m¨¢s que una tradici¨®n culinaria. Es tambi¨¦n una de las estrellas del campo espa?ol, el mayor productor de la planta en Europa y el quinto a nivel internacional. El sector, sin embargo, atraviesa uno de sus peores baches en las ¨²ltimas d¨¦cadas. La reducci¨®n de la superficie cultivada avivada por el desplome de los precios, una regulaci¨®n europea cada vez m¨¢s estricta, un aumento de costes, as¨ª como por la creciente competencia internacional ¡ªespecialmente de China ¡ª, que ha dejado a los productores de esta insignia nacional entre las cuerdas.
¡°Estamos en crisis¡±, reconoce Julio Bacete, presidente de la Mesa Nacional del Ajo. En algunas partes del pa¨ªs, abunda este experto, el alimento ha dejado de ser rentable y se ve cada vez m¨¢s presionado por la falta de mano de obra, las limitaciones al acceso de agua y a productos fitosanitarios ¨®ptimos que puedan contrarrestar las plagas y enfermedades. ¡°Vivimos un ajuste tras a?os de precios muy altos¡±, explica Luis Fernando Rubio, director de la Asociaci¨®n Nacional de Productores y Comercializadores de Ajo (ANPCA). Ello se puede observar en la superficie de tierra dedicada a este cultivo, la cual ha descendido casi un tercio en los ¨²ltimos dos a?os. En el mercado nacional existen distintas variedades de ajo: el morado, el blanco, la spring (o temprano) violeta/blanco, que es la que est¨¢ mostrando mayor avance por su rapidez en el cultivo, ya que tiene un ciclo mucho m¨¢s corto, lo que resulta en un mayor rendimiento por hect¨¢rea.
En t¨¦rminos de distribuci¨®n, entre el 55% y el 60% de la superficie cultivada durante la campa?a pasada se destin¨® al ajo temprano o spring, mientras que, por primera vez desde que hay registros, menos del 40% se utiliz¨® para el ajo morado. Ello ha permitido aumentar la producci¨®n en t¨¦rminos generales. Mientras que en la campa?a de 2023 la superficie de siembra alcanz¨® las 24.889 hect¨¢reas y una producci¨®n de 210.591 toneladas, para la temporada de 2024 las hect¨¢reas cultivadas ascendieron a 22.969, con un aumento en la producci¨®n del 12%, hasta llegar a las 236.258 toneladas, seg¨²n del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n. Y a pesar de este crecimiento, tambi¨¦n se apuesta por un mercado en el que China, con m¨¢s de 12 millones de toneladas de producci¨®n, lleva las riendas.
Indicaci¨®n protegida
En Espa?a se cultiva ajo en pr¨¢cticamente todo el territorio, aunque existe una Indicaci¨®n Geogr¨¢fica Protegida (IGP) del ajo morado de Las Pedro?eras (Cuenca), que abarca 82 municipios de Cuenca, Toledo, Ciudad Real y Albacete. ¡°Nuestros ajos tienen algo m¨¢s de sabor y son algo m¨¢s picantes; los cuidamos m¨¢s¡±, comenta David Rodr¨ªguez Virg¨®s, gerente de la cooperativa de segundo grado de Ajo Morado de Las Pedro?eras (Coopaman).
El ajo espa?ol enfrenta una competencia creciente a escala global, destaca Rodr¨ªguez Virg¨®s. En el ¨¢mbito europeo, las importaciones de este alimento han subido tanto en cantidad como en precio, y principalmente de aquellos destinos como China (con un incremento de 0,5 euros por kilo), Egipto (con una subida de 0,7 euros por kilo) y Argentina (donde el precio ha ca¨ªdo un 0,2 euros por kilo), seg¨²n los datos de la Mesa del Ajo con base a cifras Eurostat. En Espa?a, por su parte, hasta julio de 2024 (¨²ltimas cifras disponibles), las importaciones han sobrepasado en 3.000 toneladas las importaciones de la temporada de 2023, con un precio medio algo superior al del ejercicio previo (0,1 euros por kilo). Destacar el fuerte crecimiento de la entrada de ajo de Argentina, convirti¨¦ndose en nuestro principal abastecedor con 5.752 toneladas a 1,8 euros el kilo, muy por encima de China, con 1.709 toneladas a 1,9 euros el kilo.
¡°Argentina es el mayor productor en zona sudamericana y adem¨¢s tienen unos ajos buenos¡±, resalta Rubio, de ANPCA. Durante d¨¦cadas, Espa?a y Argentina han mantenido una colaboraci¨®n muy fruct¨ªfera gracias a la contraestaci¨®n. Es decir, que mientras los agricultores sudamericanos abastecen con ajo fresco durante los primeros meses del a?o, el campo espa?ol hace lo propio en agosto, septiembre y octubre, periodos en los que del otro lado del Atl¨¢ntico hay un d¨¦ficit de oferta. Este intercambio resultaba beneficioso para ambas partes. Pero en los ¨²ltimos a?os, Argentina ha incrementado considerablemente la superficie dedicada al cultivo, lo que ha fortalecido su capacidad para competir en el mercado internacional, especialmente en Europa. Actualmente, gracias a los acuerdos del GATT, pueden exportar alrededor de 20.000 toneladas de ajo argentino libres de aranceles al mercado europeo.
En caso de que se apruebe el Mercosur, se a?adir¨ªan otras 15.000 toneladas anuales. ¡°Estar¨ªamos hablando de un total de entre 35.000 y 36.000 toneladas ingresando sin restricciones, consolidando as¨ª la presencia del ajo argentino en el continente¡±, advierte Rubio. ¡°Hablar de ajo europeo es hablar de ajo espa?ol¡±. La esperanza, seg¨²n Bacete, de la Mesa Nacional del Ajo, es que Brasil compre cada vez m¨¢s producto espa?ol.
El panorama es incierto a pesar de que para esta campa?a algunas de las zonas (como Andaluc¨ªa, la segunda en la tabla despu¨¦s de Castilla-La Mancha) en las que se ha dejado de sembrar en los dos a?os anteriores, han vuelto a dar se?ales de recuperaci¨®n. ¡°La soluci¨®n pasa por reconocer la importancia de la producci¨®n nacional y garantizar herramientas para competir en igualdad de condiciones¡±, indica Rubio. Rodr¨ªguez Virg¨®s, de Coopaman, detalla que la p¨¦rdida de competitividad aleja cada vez a los j¨®venes agricultores de este alimento. ¡°Hay falta de relevo generacional, y no solo ocurre en el campo, sino tambi¨¦n en la gesti¨®n de explotaciones¡±, dice. Este fen¨®meno se aprecia en las cooperativas, donde se re¨²nen peque?os productores. ¡°Estamos perdiendo empleos y dinero¡±, concluye Bacete.