El desaf¨ªo de educar en Latinoam¨¦rica durante la pandemia de coronavirus
Maestros y estudiantes se enfrentan a las carencias del sistema de educaci¨®n en un continente golpeado por la covid-19
Para la maestra peruana Ana Mar¨ªa Chillcce Huaman¨ª, como para otros miles de docentes en la regi¨®n, las condiciones de trabajo se han complicado con la pandemia. Ella ense?a en una escuela rural multigrado de la comunidad Minas Corral, en el distrito de Vinchos, Ayacucho, a 4.800 metros de altitud. La localidad es de extrema pobreza y las familias no cuentan con televisores ni radios para seguir Aprendo en casa, los contenidos desarrollados por el Ministerio de Educaci¨®n que son difundidos por Internet, radio y televisi¨®n para casi medio mill¨®n de profesores. La maestra hace el recuento de las miserias que agobian al centro: ¡°La escuela es de piedra, barro que se est¨¢ rajando y techo de calamina, tiene 50 a?os de antig¨¹edad. El a?o pasado cay¨® un rel¨¢mpago e hiri¨® a un par de sus alumnos, destruy¨® el ordenador y la fotocopiadora¡±.
Chillcce reside a seis horas del colegio y coordina con una joven residente en la comunidad, a quien le paga para que comunique las clases y tareas a los alumnos. ¡°He pagado Direct TV para grabar las clases de Aprendo en casa. Luego grabo audios traduciendo a quechua las clases, preparo las tareas y env¨ªo todo por WhatsApp a la se?orita que vive en la comunidad. Lunes, mi¨¦rcoles y viernes dictamos en quechua y los martes y jueves en espa?ol¡±, precisa. La profesora lamenta que quienes toman decisiones no ven la realidad del campo. ¡°En la escuela a veces hemos pasado dos meses sin fluido el¨¦ctrico, avisamos y nos responden que no hay presupuesto¡±, agrega. ¡°Para las clases, el ministerio entrega textos b¨¢sicos que no son de acuerdo con la realidad, hablan de mares y chimpanc¨¦s. Aqu¨ª es la puna, es pobreza extrema y las familias cocinan con bosta de llamas. La anemia afecta a la mayor¨ªa de los ni?os y con la ayuda de una ONG hemos conseguido un fitotoldo donde hemos sembrado verduras y hortalizas, con eso se han defendido durante la cuarentena cuando no hab¨ªa dinero, ni alimentos del programa social alimentario¡±, relata Chillcce.
El salario de la profesora es de unos 310 d¨®lares. Cuando se capacita, invierte de 30 a 60 d¨®lares en los cursos que organiza el sindicato al que pertenece (SUTEP, el principal del pa¨ªs). No ha utilizado la plataforma de internet del Ministerio de Educaci¨®n para la actualizaci¨®n docente. El gasto p¨²blico de educaci¨®n en Per¨² es de 3,72% del PIB de acuerdo con datos de 2018. A inicios de agosto, el Gobierno anunci¨® que dotar¨¢ de un plan de datos para m¨®viles a los maestros entre septiembre y diciembre.
La historia de Chillcce y su escuela muestra la precariedad del sistema educativo en Latinoam¨¦rica y el impacto que ha tenido en ¨¦l la pandemia de coronavirus, que amenaza con agravar el rezago que sufre la regi¨®n en materia de educaci¨®n. Son 156 millones de estudiantes latinoamericanos los afectados por la suspensi¨®n de las clases, seg¨²n cifras de la Unesco, organismo que teme que 24 millones de alumnos de todos los niveles en el mundo abandonen escuela por los cierres de los ciclos escolares causados por la pandemia.
¡°Antes de la covid-19 la regi¨®n ven¨ªa haciendo unos avances importantes. Am¨¦rica Latina ha logrado tener una cobertura en educaci¨®n bastante amplia: logramos una cobertura universal en el nivel de primaria desde hace dos d¨¦cadas. La regi¨®n ha hecho un esfuerzo muy grande para lograr lo mismo en la secundaria. Es cierto que con enormes inequidades y profundos rezagos. Antes de la covid-19 hab¨ªa en Am¨¦rica Latina m¨¢s de 12 millones de ni?os y j¨®venes en edad escolar que estaban fuera de la escuela, por condiciones de vulnerabilidad¡±, explica Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educaci¨®n de la Unesco para Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Para quienes s¨ª est¨¢n dentro del sistema, el a?o lectivo 2020 se puede resumir en una sola palabra: incertidumbre. Es el caso de la nicarag¨¹ense Camila Morales Sevilla. Desde que empez¨® la crisis sanitaria de la covid-19, esta adolescente siente que anda a ciegas con sus estudios: su colegio, una instituci¨®n privada en Managua, nunca les dijo con claridad cu¨¢ndo las clases presenciales iban a suspenderse en medio del temor al contagio. Solo sucedi¨® de golpe. Y ahora, tras seis meses de experimentar la pandemia en casa, la escuela no les dice exactamente cu¨¢ndo podr¨¢n volver a las aulas. Ella y sus compa?eros de grado lamentan no saber si al final del ciclo podr¨¢n celebrar su promoci¨®n de secundaria. ¡°La promoci¨®n es algo que me emociona y para lo que uno se prepara desde que termina la primaria, pero no sabemos nada. Estoy decepcionada¡±, admite la joven.
En Nicaragua la incertidumbre va aparejada a la pandemia. El Gobierno de Daniel Ortega ha mantenido un negacionismo ante la covid-19 y ha maquillado el impacto real del virus con sus pol¨ªticas secretistas. El sector educaci¨®n no ha escapado de esta realidad, y las clases presenciales nunca han sido suspendidas. Los ¨²nicos que las suspendieron fueron los colegios privados ante la insistencia de los alumnos y padres de familia. Las lecciones comenzaron a ser impartidas por Zoom o Google Classroom.
¡°Es un cambio dr¨¢stico. De lo presencial a lo virtual. En especial porque las clases virtuales no se dan de la forma correcta. Al menos es mi opini¨®n. No hay horarios y los maestros solo dejan trabajos y m¨¢s trabajos, de modo que no hay comprensi¨®n de los contenidos. No hay espacio para que los alumnos podamos hacer preguntas. Todo es por correo electr¨®nico¡±, lamenta Morales Sevilla. Estudiar en casa es complicado para esta adolescente. Cuando abre su computadora, sus dos perros chihuahua revolotean en sus pies, y sus hermanas ¡°hacen mucho ruido¡±, dice. ¡°Es m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa porque el colegio no ha encontrado una forma efectiva de educar en l¨ªnea. No asimilo bien los contenidos y me preocupa que el a?o que viene, al llegar a la universidad, se me dificulte mi formaci¨®n por estas deficiencias que venimos arrastrando¡±, afirma Morales Sevilla.
¡°En Am¨¦rica Latina hablamos de una crisis del aprendizaje¡±, afirma Claudia Uribe, de la Unesco. ¡°Es un tema que con esta situaci¨®n que vivimos se va a profundizar y a complejizar, porque todo lo que ha sucedido con la covid-19 ha destapado adem¨¢s las inequidades que hay, porque nos hemos dado cuenta de que no todos los ni?os tienen acceso a las propuestas que se han establecido por parte de los gobiernos, como la educaci¨®n en l¨ªnea, por radio, por televisi¨®n. A pesar de todos esos esfuerzos vemos que hay una proporci¨®n de la poblaci¨®n que no se va a poder beneficiar de estas ofertas y que esa brecha y ese atraso en los aprendizajes se van a incrementar enormemente¡±, agrega la experta.
Esa es una de las preocupaciones de los maestros mexicanos. Pedro Hern¨¢ndez es profesor de primaria e integrante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Educaci¨®n (CNTE) y estos d¨ªas mantiene lo que considera una carrera contrarreloj para convencer a las autoridades de hacer cambios en su proyecto de impartir el curso que comienza el 24 de agosto a trav¨¦s de canales de televisi¨®n privados. Cuestiona la viabilidad de esta estrategia, que considera limitada y teme que aumente el rezago que en educaci¨®n sufren amplias zonas empobrecidas del pa¨ªs.
En marzo, las autoridades pusieron candado a las escuelas y enviaron a los estudiantes a casa. Todo el esfuerzo se enfoc¨® en una estrategia de educaci¨®n a distancia que no dio los resultados esperados, dice Hern¨¢ndez, en un pa¨ªs con amplias zonas donde el acceso a Internet es muy reducido: al menos 16 millones de hogares no cuentan con conexi¨®n. Hern¨¢ndez es director de la Escuela Primaria Centauro del Norte, localizada en Iztapalapa, la delegaci¨®n m¨¢s grande de Ciudad de M¨¦xico, golpeada por la pobreza, la desigualdad y la violencia. Se pregunta qui¨¦n se encargar¨¢ de garantizar que los alumnos est¨¦n pendientes de los programas educativos en la televisi¨®n si los padres tienen que trabajar. En M¨¦xico, la crisis del coronavirus ha obligado a desertar a 2,5 millones de estudiantes. ¡°Las clases por televisi¨®n apagan la imaginaci¨®n de nuestros ni?os¡±, dice Hern¨¢ndez, quien espera que las autoridades escuchen los reclamos de los maestros.
El acceso a medios de comunicaci¨®n tambi¨¦n es un problema para los estudiantes de Colombia. En las monta?as de Boyac¨¢, en el centro del pa¨ªs, un alumno del profesor Carlos Tiria encontr¨®, cuatro meses despu¨¦s del cierre de los colegios por la pandemia, el lugar en donde el tel¨¦fono m¨®vil ¡ªque le pertenece a toda la familia¡ª alcanza la se?al para recibir las llamadas de su maestro. Es estudiante de secundaria de una escuela p¨²blica y no tiene computadora ni Internet en su casa. Todas las ma?anas ¡ªsiempre a la misma hora para que sepa cu¨¢ndo pararse en donde sabe que hay se?al¡ª Tiria le llama, le explica un tema y le dicta las tareas. Las clases virtuales no son posibles en algunos lugares de Colombia. ¡°La pandemia nos mostr¨® una brecha no solo entre la educaci¨®n p¨²blica y privada, tambi¨¦n entre lo rural y lo urbano. Entre los maestros¡±, cuenta el profesor por tel¨¦fono, con la se?al entrecortada.
En Colombia, en el 96% de los municipios, menos de la mitad de los estudiantes tienen el acceso para recibir clases virtuales. Ante esa realidad, docentes como Tiria han tenido que ingeni¨¢rselas para garantizar su derecho a la educaci¨®n. Lo ha hecho con llamadas telef¨®nicas, mensajes de voz de WhatsApp o llevando material de estudio casa por casa. Ha tenido que romper el aislamiento. Visit¨¢ndolos se ha enterado de que muchos no tienen acceso al agua, que no est¨¢n bien alimentados, que hacen lo que pueden para responder acad¨¦micamente. Ha tenido que sacar de su bolsillo para costear las recargas de Internet de los tel¨¦fonos de los pap¨¢s de sus estudiantes y trabajar horas extras.
En este pa¨ªs, donde el 75% de los j¨®venes estudia en escuelas p¨²blicas, solo el 37% puede garantizar formaci¨®n en l¨ªnea, seg¨²n el Laboratorio de Econom¨ªa de la Educaci¨®n de la Universidad Javeriana. Falta infraestructura en los colegios y capacitaci¨®n para los maestros. De acuerdo con el mismo centro de investigaci¨®n, el 48% de los rectores de colegios p¨²blicos cree que sus docentes no tienen las habilidades t¨¦cnicas ni pedag¨®gicas para ense?ar en l¨ªnea. ¡°Hay muchos que por la edad tienen dificultades¡±, dice Tiria, de 35 a?os. Dos de cada 10 docentes de educaci¨®n b¨¢sica y media en Colombia son mayores de 60. ¡°Que se invierta en la educaci¨®n en Colombia no solo garantiza estudiantes mejor formados, tambi¨¦n impulsa nuestro trabajo que a veces parece invisible¡±, lamenta el maestro.
Adem¨¢s de la covid-19, la violencia que se ha vivido sobre todo en el campo colombiano tambi¨¦n se ha atravesado en el camino de los maestros. Hasta el 2018, m¨¢s de 1.500 fueron asesinados, v¨ªctimas del conflicto armado, el 35% de estos trabajaba en escuelas rurales, seg¨²n la Fundaci¨®n Compartir. Vivir de ense?ar no es f¨¢cil en Colombia. El salario de los docentes var¨ªa seg¨²n los t¨ªtulos que tengan, pero el promedio es de unos 553 d¨®lares mensuales. Las protestas y las huelgas para que los volteen a mirar y mejoren sus condiciones son frecuentes y se han registrado incluso en medio de la pandemia. A la miseria, violencia, rezago y olvido, problemas tradicionales de la educaci¨®n en Am¨¦rica Latina, se ha sumado ahora una pandemia que ha hecho m¨¢s palpables las carencias y los desaf¨ªos del sistema de educaci¨®n en la regi¨®n. Los maestros como Ana Mar¨ªa Chillcce, Pedro Hern¨¢ndez y Carlos Tiria resisten, empe?ados en que sus estudiantes no abandonen la que es su ¨²nica esperanza de futuro: la educaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.