Desconexi¨®n
La ¨²nica opci¨®n viable a medio plazo consistir¨ªa en crear escuelas aut¨®nomas, limpias de la disciplina burocratizada, en las que se conf¨ªe en el poder de la cultura y de la ciencia
En un texto temprano de 1940, Juli¨¢n Mar¨ªas comentaba una historia de la filosof¨ªa espa?ola del siglo XIII y llegaba a las siguientes conclusiones: ¡°Hemos visto que los pensadores hisp¨¢nicos corren el mismo peligro de caer en el verbalismo y en el formalismo, de abandonarse a la combinaci¨®n mec¨¢nica de conceptos, de lanzarse a una desenfrenada especulaci¨®n, de perder, en suma, el contacto con la realidad¡± (San Anselmo y el insensato, p¨¢g. 162). Autom¨¢ticamente pens¨¦ que en las metodolog¨ªas pedag¨®gicas que se vienen imponiendo en nuestro pa¨ªs desde 1970, detr¨¢s de supuestos debates binarios sobre la idoneidad de los usos ¡°tradicionales¡± frente a los ¡°innovadores¡±, lo que se esconde son las desenfrenadas especulaciones de autores elevados a los altares desde las secretar¨ªas de Estado sin un an¨¢lisis leal de cu¨¢les son los problemas a pie de aula.
El resultado es que leyes como la LOGSE, la LOMCE o la LOMLOE vencen pero no convencen. Son percibidas como experimentos extremistas, de naturaleza disciplinaria y acusatoria contra el colectivo docente, desbordado entre la pared de la cruda realidad y la pared de las certezas dogm¨¢ticas de obligado cumplimiento. Junto con otros inconvenientes de ir imponiendo metodolog¨ªas a golpe de decreto: las instituciones trabajan para adaptar los resultados educativos y acad¨¦micos a la teor¨ªa sancionada, en lugar de trabajar para el beneficio y el desarrollo formativo de nuestra juventud. Se est¨¢ viendo un proceso especialmente sangrante con la imposici¨®n de los ¨¢mbitos y las fusiones de asignaturas en la comunidad valenciana.
Por eso hieden a legislaci¨®n tardofranquista. Por eso hay tantos paralelismos entre la LGE de 1970 y la LOMLOE de anteayer y, gobierne quien gobierne, no hay manera de apartarse del redentorismo paternalista, de la neolengua megal¨®mana, del exceso legislativo, perjudicial, laber¨ªntico, y de las grandes declaraciones vac¨ªas cuya funci¨®n consiste en maquillar el subdesarrollo y la falta de horizontes e incentivos.
Para imponer las extravagantes escol¨¢sticas oficiales, el sistema echa mano de partidarios afines y acr¨ªticos, entre quienes distribuye peque?os cargos, visibilidades y prebendas. La opci¨®n menos razonable se convierte as¨ª en aparentemente mayoritaria, porque copa los medios y cuenta con el patrocinio estatal, cuando lo que menos necesitamos es otra vuelta de tuerca de la misma religi¨®n civil, los dogmas de siempre pero con h¨¢bitos algo matizados, las mismas balumbas clientelares e id¨¦ntica falta de creatividad, cuando se presentan, por ejemplo, grandes ¡°innovaciones¡± que llevan un siglo fracasando, o que ya se practicaban en la Transici¨®n con otro nombre.
El problema es que estos pedagogismos ideol¨®gicos no funcionan, ni traen aire fresco. S¨®lo traen mayor carga burocr¨¢tica, m¨¢s desconexi¨®n. Oponen pr¨¢cticas remotas ¡°tradicionales¡± que ya no existen a supuestas ¡°innovaciones¡± que no son tales. Y no funcionan no porque no se basen en posibles mejoras te¨®ricas, sino porque son impuestos desde fuera del sistema escolar, a base de coacci¨®n y reeducaci¨®n del profesorado, obligado a creer en lo incre¨ªble o lo inveros¨ªmil. Ni se implementan con fe, ni parece que puedan solucionar gran cosa. Hasta que Espa?a no eche a los rutinarios del ministerio, los que se dedican a aplicar en bruto las recomendaciones europeas para crear una ficci¨®n de modernidad, o no libere al profesorado de las pr¨®tesis tutelares, hasta que no escuchemos a los agentes implicados directamente en los procesos de ense?anza y aprendizaje, hasta que no dejemos de mostrarnos hostiles contra el profesorado y contra los libros, es decir, hasta que no recuperemos los ideales ilustrados y los combinemos con diagn¨®sticos leales de nuestra situaci¨®n, no conseguiremos avanzar. Las democracias evolucionan de abajo a arriba, y no al rev¨¦s. Continuaremos necesitando un fraude gigantesco para no abochornarnos, seguiremos necesitando de la instalaci¨®n en la ficci¨®n para poder seguir impulsando ¡°revolcones¡± al sistema, giros s¨²bitos y destelleantes, revoluciones e iconoclastias de juguete que alimenten la demanda de grandes titulares, m¨¢s all¨¢ de toda racionalidad.
Como no tengo mucha fe en que esto ocurra, la ¨²nica opci¨®n viable a medio plazo consistir¨ªa en crear escuelas aut¨®nomas, limpias de esta disciplina burocratizada, mecanizada. Escuelas desconectadas de la desconexi¨®n, en las que se conf¨ªe en el poder de la cultura y de la ciencia, escuelas para el alumnado y no para el lucimiento pol¨ªtico.
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