Universidad y equivalencias
Las ense?anzas art¨ªsticas merecen estar en la universidad, no en ese espacio difuso y paternalista que se nos oferta de nuevo
Anunciado en los medios de comunicaci¨®n, en los ¨²ltimos d¨ªas se ha conocido la aprobaci¨®n del anteproyecto de la ley org¨¢nica de ense?anzas art¨ªsticas. En relaci¨®n al tramo alto de esas ense?anzas ¡ªlas superiores¡ª, esa noticia nos trae a la memoria la frase de ...
Anunciado en los medios de comunicaci¨®n, en los ¨²ltimos d¨ªas se ha conocido la aprobaci¨®n del anteproyecto de la ley org¨¢nica de ense?anzas art¨ªsticas. En relaci¨®n al tramo alto de esas ense?anzas ¡ªlas superiores¡ª, esa noticia nos trae a la memoria la frase de Jose Mar¨ªa Cagigal, volcada en un art¨ªculo en esta misma tribuna hace 44 a?os: ¡°No cabe otra opci¨®n seria que la conversi¨®n de los INEF en facultades (o su incorporaci¨®n a las facultades de Ciencias de la Educaci¨®n); en todo caso del acceso a la n¨ªtida titulaci¨®n universitaria: licenciatura y doctorado; no las siempre equ¨ªvocas ¡®equivalencias¡±. Desde ese lejano 1979 y en un camino largo y tedioso, finalmente se produjo la incorporaci¨®n a la universidad de las Ciencias del Deporte, como anteriormente las Bellas Artes o tantas otras disciplinas. Pero a¨²n no se ha resuelto para otras: la M¨²sica, la Danza, el Dise?o, el Arte Dram¨¢tico o la Conservaci¨®n-Restauraci¨®n. Y la citada ley no parece ser sino un nueva dilaci¨®n antes que una resoluci¨®n de un proceso que, antes o despu¨¦s, se resolver¨¢ en la natural integraci¨®n universitaria. Esa demanda de incorporaci¨®n es la que deseamos plantear en este escrito, sin demasiada esperanza de soluci¨®n tras largos a?os de tenaz insistencia.
Por brevemente que sea, antes de entrar en el anteproyecto de ley quiz¨¢ sea pertinente clarificar algunas premisas. Primero, y aunque no es exclusivo, la universidad es el espacio natural y ¨®ptimo de la educaci¨®n superior; segundo y muy singularmente, la universidad es alma mater tambi¨¦n del conocimiento: no solo se transmite, sino que se genera a trav¨¦s de la actividad investigadora. Por ¨²ltimo, la pertenencia a la universidad impone a las entidades acad¨¦micas un esfuerzo contrastable por una exigible calidad, tanto docente como investigadora. La garant¨ªa de esa calidad fue regulada en el bien conocido Plan Bolonia, que exig¨ªa a los estudios y a las instituciones unas condiciones concretas, entre otras, la oferta de tres niveles acad¨¦micos: grado, m¨¢ster y doctorado. Y, muy espec¨ªficamente, un proceso de evaluaci¨®n externa de la calidad (acreditaci¨®n) de las propuestas formativas por parte de una entidad independiente (ANECA, en el caso espa?ol).
Pese a todo lo anterior y con excepci¨®n de las Bellas Artes, las ense?anzas art¨ªsticas no han entrado a formar parte de los estudios universitarios, situaci¨®n que se mantiene en la nueva ley. Ya sea a nivel estatal o auton¨®mico y con independencia del color pol¨ªtico, parece que la ¨²nica coincidencia de la totalidad de gobiernos ha sido su negativa a resolver el problema de las ense?anzas art¨ªsticas superiores. M¨¢s que extra?o, resulta injustificable comprobar las consecuencias de esa obstinaci¨®n pol¨ªtica, pues esta situaci¨®n complica la movilidad internacional tanto del alumnado como de los egresados. El Plan Bolonia, que pretend¨ªa garantizar la compatibilidad de las titulaciones a nivel europeo, fue muy claro en este sentido: para formar parte del Espacio Europeo de la Educaci¨®n Superior hay que ofertar el doctorado y acreditar las titulaciones ante una agencia externa de evaluaci¨®n de la calidad. Ambas premisas han sido reiteradamente olvidadas en la normativa educativa espa?ola sobre las ense?anzas art¨ªsticas, y lo son de nuevo en la ley que se discute ahora. En consecuencia, el reconocimiento de los t¨ªtulos espa?oles en el extranjero queda en entredicho y, por tanto y como dec¨ªamos, la movilidad internacional de estudiantes y titulados. En algunas disciplinas en las que existen titulaciones asimismo universitarias (el Dise?o, la Conservaci¨®n-Restauraci¨®n), esta organizaci¨®n tiene efectos demoledores en la regulaci¨®n de la actividad profesional en el propio ¨¢mbito espa?ol. En rom¨¢n paladino, se le est¨¢n usurpando oportunidades a nuestro esforzado alumnado, pero tambi¨¦n a las profesiones.
Desde hace alg¨²n tiempo numerosas comunidades educativas vienen demandando la resoluci¨®n definitiva de esta situaci¨®n, mediante un proceso regulado y cauteloso de integraci¨®n en la universidad espa?ola. Pero estas solicitudes no han surtido efecto, probablemente por el esfuerzo en contrario de ciertos grupos de presi¨®n interesados en mantener su confortable estatus, pese al se?alado perjuicio. Y llegados a este punto cabe preguntarse qu¨¦ ofrece el anteproyecto de ley, qu¨¦ novedades y ventajas aporta. Sin resultar excesivamente tediosos ni tampoco demasiado acres, el an¨¢lisis sereno del anteproyecto nos deja fr¨ªos, pues no se percibe un deseo de adecuaci¨®n a la realidad europea ni soluciones que de una u otra manera no est¨¦n ya consideradas en la legislaci¨®n vigente (Ley Org¨¢nica 3/2020). Pone cierto orden, eso s¨ª, sobre una amplia diversidad de asuntos pero sin desarrollarlos detalladamente; parece una suerte de miniLOE para contentar a los mediocres. Esa falta de reglamentaci¨®n la vac¨ªa de contenido, la convierte en poco m¨¢s que en un listado de deseos (sirva como ejemplo la reiteraci¨®n de la forma verbal ¡°podr¨¢n¡±, que aparece en 33 ocasiones). En fin, nada que no conozcamos sobradamente; un regalo para los que prefieren mantener la condici¨®n actual y seguir navegando en una trivialidad asumida, incluso deseada.
Mientras tanto, se consolida la injusticia para con el alumnado de estas ense?anzas; se apuntala un sistema que pretende ser ¡°superior¡±, pero sin someterse a la exigencia de calidad universitaria. Se trata de un atajo equ¨ªvoco, que generar¨¢ ¡ªde nuevo¡ª la oposici¨®n de la universidad, quiz¨¢ por v¨ªa judicial. Todo eso lo hemos vivido; la derrota permanente de este modelo imposible, pero ?qu¨¦ m¨¢s da?: solo afecta al estudiantado. Mientras tanto y ajenos a la realidad de un problema que parecen desconocer, los gobernantes se manifiestan encantados con el logro pues ya tienen una nueva ley que publicitar. Pero que quede claro en esta tribuna: como Cagigal, algunos ni entendemos ni deseamos seguir en esta inexplicable y siempre equ¨ªvoca equivalencia. Las ense?anzas art¨ªsticas merecen estar en la universidad, no en ese espacio difuso y paternalista que se nos oferta de nuevo.
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