Pedagog¨ªa inclusiva
La escuela p¨²blica es la que m¨¢s y mejor asegura la igualdad y la convivencia democr¨¢tica
Una sociedad democr¨¢tica debe promover la cohesi¨®n social. La escuela es un espacio fundamental para ello. Si queremos una sociedad cohesionada e inclusiva hemos de empezar por erradicar la principal causa de segregaci¨®n educativa, los conciertos educativos (centros privados financiados p¨²blicamente), y avanzar hacia una educaci¨®n p¨²blica realmente inclusiva.
El Estado debe velar por el bien com¨²n y, como representante de la comunidad social, lo que debe es conseguir la mejora de todas las escuelas p¨²blicas y hacerlas ¨®ptimas para garantizar el derecho de todos y todas a la mejor educac...
Una sociedad democr¨¢tica debe promover la cohesi¨®n social. La escuela es un espacio fundamental para ello. Si queremos una sociedad cohesionada e inclusiva hemos de empezar por erradicar la principal causa de segregaci¨®n educativa, los conciertos educativos (centros privados financiados p¨²blicamente), y avanzar hacia una educaci¨®n p¨²blica realmente inclusiva.
El Estado debe velar por el bien com¨²n y, como representante de la comunidad social, lo que debe es conseguir la mejora de todas las escuelas p¨²blicas y hacerlas ¨®ptimas para garantizar el derecho de todos y todas a la mejor educaci¨®n, en vez de incitar a elegir y competir por conseguir el centro m¨¢s exclusivo para ¡°mi hijo¡± en un sistema de ¡°mercado educativo¡±.
La escuela p¨²blica es la ¨²nica garant¨ªa del derecho universal a la educaci¨®n en condiciones de igualdad y democracia. Es la que m¨¢s y mejor asegura la igualdad y la convivencia democr¨¢tica de personas con distintas procedencias socioculturales. Y, por ello, es la que mejor contribuye a la equidad y la cohesi¨®n social. Adem¨¢s de ser la ¨²nica que se compromete con el bien com¨²n, al margen de intereses particulares ligados al adoctrinamiento ideol¨®gico (el 63% de los centros concertados son de la jerarqu¨ªa cat¨®lica) o al negocio econ¨®mico (de las empresas ¡°educativas¡±).
Los conciertos educativos son la raz¨®n principal de la elevad¨ªsima segregaci¨®n escolar por origen socioecon¨®mico que se mantiene en Espa?a. Por eso destinar el dinero p¨²blico a mantener conciertos educativos es una garant¨ªa de desigualdad. Como dice el reconocido pedagogo Gimeno Sacrist¨¢n, detr¨¢s de muchos argumentos a favor de la ¡°libre elecci¨®n¡± de centros concertados, m¨¢s que fervor de libertad lo que esconden los privilegiados es el rechazo a la mezcla social, a educar a los hijos e hijas con los que no son de la misma clase social. El sistema de conciertos sirve a las clases acomodadas para alejarse del alumnado con diversidad y de las clases bajas, quebrando la equidad y la cohesi¨®n social.
En definitiva, frente al sistema de ¡°elecci¨®n de centro¡±, basada en la l¨®gica individualista de la ¡°¨¦tica del m¨¢s fuerte¡± para conseguir ventajas competitivas frente a los dem¨¢s, debemos apostar por la l¨®gica igualitaria de la pluralidad y la convivencia. Se necesita para ello un proceso urgente de des-concierto. Destinar la financiaci¨®n p¨²blica a la mejora de todos los centros de la ¨²nica red p¨²blica de forma equitativa, para garantizar los mejores centros educativos al lado de casa sin segregaci¨®n.
Una vez superado ese primer factor de segregaci¨®n debemos avanzar hacia la educaci¨®n inclusiva dentro de la escuela p¨²blica. Esto supone ir m¨¢s all¨¢ de programas espec¨ªficos y diagn¨®sticos centrados en el alumnado y en sus familias (integraci¨®n) y promover cambios estructurales en las instituciones educativas (inclusi¨®n) que erradiquen toda exclusi¨®n, sin excepci¨®n. Replanteando los modelos educativos y tambi¨¦n la formaci¨®n del profesorado.
M¨¢s all¨¢ de la integraci¨®n
Ainscow, uno de los m¨¢s reconocidos expertos en este campo, plantea que cuando un alumno o una alumna tienen problemas en la escuela o simplemente tiene dificultades para aprender aquello que la escuela quiere ense?arle, podemos preguntar: ¡°?Qu¨¦ le pasa?, ?qu¨¦ dificultades, limitaciones o deficiencias personales le impiden aprender?¡±. Es el enfoque centrado en el d¨¦ficit. La respuesta es la educaci¨®n ¡°especial¡± ¨Cun programa diferente, en un centro o un aula especializada y a cargo de especialistas¨C que dar¨ªa respuesta a esas ¡°deficiencias¡±. Tambi¨¦n podemos preguntar: ¡°Lo que he querido ense?arle, ?se ajusta a sus posibilidades y necesidades?¡± Es el enfoque centrado en el curr¨ªculum. La respuesta es la integraci¨®n ¨Chacer adaptaciones del curr¨ªculum en funci¨®n de las necesidades del alumno o de la alumna. Pero la inclusi¨®n responde a la pregunta: ¡°?habr¨ªa una forma alternativa de organizar y plantear la ense?anza que estimulen el desarrollo de pr¨¢cticas que procuren llegar a todo el alumnado?¡±. Esta nueva perspectiva se basa en el criterio de que lo que debe hacerse es reformar las escuelas de modo que puedan responder positivamente a toda la diversidad del alumnado.
La educaci¨®n inclusiva no est¨¢ pensada ¨²nicamente para el alumnado con necesidades educativas. Es concebida para abordar y responder a la diversidad de las necesidades de todo el alumnado, transformando los sistemas educativos y los entornos de aprendizaje para conseguir la presencia, participaci¨®n y el ¨¦xito compartido de todos los estudiantes, manteniendo la heterogeneidad e incorporando recursos en el interior del aula, proporcionando el apoyo necesario en un entorno compartido y con un mismo contenido de aprendizaje.
Esto supone partir de la diferencia como un valor y no un h¨¢ndicap. Lo cual implica cuestionar y cambiar un sistema educativo competitivo que presiona al profesorado para asegurar el n¨²mero m¨¢ximo de alumnado que cumple objetivos y est¨¢ndares de evaluaci¨®n pre-especificados, en el mismo tiempo y de la misma forma, y que debe obtener resultados determinados para estar en la parte alta de los r¨¢nquines de escuelas. Esto da lugar inevitablemente a un discurso del d¨¦ficit para quienes no lo consiguen, considerando como ¡°problema¡± a ese alumnado, sin poner en tela de juicio el sistema y la din¨¢mica de la instituci¨®n educativa.
El t¨¦rmino inclusi¨®n comunica con mayor precisi¨®n y claridad lo que hace falta: hay que incluir a todos los ni?os y las ni?as en la vida educativa y social de sus escuelas y no s¨®lo colocarlos en las mismas aulas. No se trata de reintegrar a alguien o a alg¨²n grupo en el ¡°ritmo estandarizado¡± de la escuela y de la comunidad de la que previamente hab¨ªa sido excluido.
Si la integraci¨®n dicotomiza al alumnado en ¡°especial¡± y ¡°normal¡±, la inclusi¨®n reconoce un continuum de caracter¨ªsticas entre todo el alumnado. Si la integraci¨®n acent¨²a la intervenci¨®n con el alumnado etiquetado como ¡°especial¡± usando estrategias especiales (adaptaciones curriculares), la inclusi¨®n plantea estrategias educativas que incluyen a todos los alumnos y las alumnas, la reestructuraci¨®n del curr¨ªculum y la organizaci¨®n escolar para que se ajuste a todos y todas, a partir de quienes m¨¢s lo necesitan. Si la integraci¨®n establece diferencias entre los especialistas de apoyo y el profesorado de aula, la inclusi¨®n promueve la cooperaci¨®n y la codocencia del profesorado en el aula, el compartir recursos, experiencia y apoyo a la diversidad dentro del aula, sin separar al alumnado ni sacarle fuera del aula. La coense?anza se convierte en una estrategia extraordinaria tambi¨¦n de aprendizaje permanente del profesorado y de desarrollo profesional.
Transformar inclusivamente los centros
Pero para poder llevar a cabo un modelo inclusivo es necesaria voluntad pol¨ªtica y normativa, por parte de la administraci¨®n educativa, que dote de medios y recursos a la escuela p¨²blica, empezando por establecer ratios de alumnado en las aulas mucho menores que las actuales en todos los niveles educativos (15 en segundo ciclo de infantil, como establece la UE y 20 en educaci¨®n obligatoria). Demanda un¨¢nime de toda la comunidad educativa. As¨ª como la integraci¨®n de otros profesionales de la educaci¨®n y de la acci¨®n social que colaboren con la escuela: mediadores interculturales, profesionales de la educaci¨®n social, animadores sociocomunitarios, etc., y que faciliten a la comunidad educativa abordar de forma integral la acci¨®n inclusiva en todos los ¨¢mbitos socioeducativos en los que desarrolla su vida el alumnado.
La perspectiva de la inclusi¨®n transforma la cuesti¨®n de las necesidades educativas en un problema de mejora general de la escuela. En vez de formar en atenci¨®n a la diversidad al profesorado desde una visi¨®n ¡°individualizada¡±, centrada en procedimientos y tratamientos t¨¦cnicos ¡°adecuados¡± para las necesidades educativas con recursos especiales, los forma desde la perspectiva sobre c¨®mo puede mejorar la escuela y el entorno social para dar respuesta a todos y todas sin exclusi¨®n.
Porque cada vez que el profesorado intenta organizar su ense?anza y desarrollar el curr¨ªculum con el objeto de que sea relevante para todo el alumnado de su grupo, sin excluir precisamente a aquellos y aquellas con necesidades educativas m¨¢s complejas sino a partir de sus capacidades, termina encontrando m¨¦todos de ense?anza y formas de organizaci¨®n del aula y del centro que resultan ¨²tiles para todos y no s¨®lo para aquellos y aquellas que desencadenaron el proceso al obligarle a buscar estrategias que les incluyera a ellos y ellas tambi¨¦n.
En definitiva, subyace la convicci¨®n de que mejorar la escuela para algunos alumnos y alumnas debe significar arreglar la escuela para todos y todas donde la diversidad es la norma y no una excepci¨®n. El dilema ya no consiste en c¨®mo integrar a algunos alumnos o alumnas previamente excluidos, sino en c¨®mo crear un sentido de comunidad y de apoyo mutuo entre toda la comunidad educativa y social.
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