?Hay que tratar las matem¨¢ticas de forma distinta al resto de las asignaturas? Expertos proponen reducir a 10 el n¨²mero de alumnos por clase
Casi ning¨²n estudiante que va mal en matem¨¢ticas en primaria remonta en la ESO. Y la mayor¨ªa de los que iba bien en el colegio empeora en el instituto, seg¨²n un estudio basado en 115.000 alumnos en Catalu?a
Casi ning¨²n estudiante que va mal en matem¨¢ticas a final de la primaria consigue remontar en la ESO. Y la mayor¨ªa de los que iban bien en el colegio terminan el instituto con problemas en la materia. Un estudio basado en una muestra de 115.461 alumnos catalanes, extrapolable en buena medida al conjunto de Espa?a, refleja la incapacidad del sistema educativo para que los chavales recuperen terreno o, en muchos casos, lo mantengan durante la secundaria, en una asignatura crucial por s¨ª misma y porque es la llave para el universo de las llamadas disciplinas STEM (acr¨®nimo en ingl¨¦s de ciencia, te...
Casi ning¨²n estudiante que va mal en matem¨¢ticas a final de la primaria consigue remontar en la ESO. Y la mayor¨ªa de los que iban bien en el colegio terminan el instituto con problemas en la materia. Un estudio basado en una muestra de 115.461 alumnos catalanes, extrapolable en buena medida al conjunto de Espa?a, refleja la incapacidad del sistema educativo para que los chavales recuperen terreno o, en muchos casos, lo mantengan durante la secundaria, en una asignatura crucial por s¨ª misma y porque es la llave para el universo de las llamadas disciplinas STEM (acr¨®nimo en ingl¨¦s de ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas).
Los investigadores de la Fundaci¨® Bofill, una instituci¨®n centrada en el an¨¢lisis de pol¨ªticas educativas, proponen una medida extraordinaria para hacer frente a un drama que, advierten, est¨¢ detr¨¢s de la renuncia de muchos adolescentes, especialmente de chicas, a un camino acad¨¦mico que conduce a muchos de los empleos m¨¢s estables y mejor pagados: tratar la asignatura de forma diferente, porque no se observa una ca¨ªda comparable en el caso de otras materias analizadas, como las lenguas, y reducir dr¨¢sticamente el n¨²mero de alumnos por aula en matem¨¢ticas en secundaria, dej¨¢ndolo en 10 estudiantes por clase en los centros est¨¢ndar (durante el 80% de las horas lectivas), y en solo 5 en los institutos clasificados de alta complejidad (por raz¨®n de la extracci¨®n socioecon¨®mica y cultural de sus estudiantes), que son una peque?a minor¨ªa del total.
Los autores del estudio, los soci¨®logos Miquel ?ngel Alegre y Laura Morat¨®, no han calculado cu¨¢ntos profesores m¨¢s de la disciplina har¨ªan falta para poder reducir tanto las clases de matem¨¢ticas de la ESO, que ahora tienen hasta 25 alumnos (en muchos centros ya se realizan, al menos en ciertas horas, desdobles para reducir su n¨²mero). Pero har¨ªan falta muchos. Alegre se?ala que el fuerte descenso de alumnado que se avecina en la etapa ¨Dy que ya se nota en infantil y primaria¨D, como consecuencia de la ca¨ªda de la natalidad, suavizar¨ªa el coste de la medida.
¡°Todos los profesores querr¨ªan esas ratios para su materia, es cierto. Pero es en matem¨¢ticas donde tenemos una gran necesidad, como muestran los resultados, que son de una contundencia clar¨ªsima. Y bajar mucho el n¨²mero de alumnos puede ser parte de la soluci¨®n¡±, dice Alegre. El aprendizaje de las matem¨¢ticas, prosigue, requiere especialmente de la personalizaci¨®n y el acompa?amiento en la comprensi¨®n del alumnado. El informe apunta otras medidas, a medio y largo plazo, que los autores consideran necesario para paliar la situaci¨®n, relacionadas sobre todo con la formaci¨®n inicial (durante la etapa universitaria) y continua (una vez trabajando) del profesorado que imparte la materia, en primaria y secundaria, as¨ª como con las metodolog¨ªas utilizadas.
Julio Rodr¨ªguez Taboada, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Profesores de Matem¨¢ticas, ve dif¨ªcil que las administraciones bajen las ratios de la asignatura a 10 alumnos. ¡°Eso ser¨ªa como que nos tocara la loter¨ªa¡±, comenta. Pero por su reciente experiencia en un instituto de Pontevedra, donde ha tenido la oportunidad de ense?ar matem¨¢ticas alg¨²n a?o en grupos de 16 estudiantes, en vez de los 25 habituales, ¡°el descenso de la ratio cambia la docencia como de la noche al d¨ªa; a nivel de calidad, de atenci¨®n y de participaci¨®n del alumnado¡±.
La investigaci¨®n de la Fundaci¨® Bofill, adem¨¢s del enorme tama?o de la muestra, tiene a su favor que mide los conocimientos en matem¨¢ticas de los mismos alumnos en sexto de primaria y en cuarto de la ESO, aprovechando los datos de las pruebas oficiales de competencias b¨¢sicas que realiza el Departamento de Educaci¨®n de Catalu?a a todos chavales en sexto de primaria y en cuarto de la ESO. El n¨²mero identificativo que la Generalitat asigna a cada estudiante ¡ªque facilita la realizaci¨®n de estudios sobre su trayectoria acad¨¦mica manteniendo la confidencialidad de sus datos personales¡ª permite observar su desempe?o con cuatro a?os de diferencia y compararlos despu¨¦s de forma agregada. Se trata de un estudio llamado longitudinal, poco frecuentes en la investigaci¨®n educativa en Espa?a.
Para hacerlo, han tomado dos cohortes consecutivas de alumnos, los que estudiaron sexto de primaria en 2017 y 2018 y cuarto de la ESO en 2021 y 2022 respectivamente, que suman un total de 115.461. El resultado es que nueve de cada 10 chavales que al acabar el colegio ten¨ªan un nivel bajo en matem¨¢ticas, siguen teni¨¦ndolo a final de la secundaria; un 10,8% ha pasado a tener un nivel medio, y apenas un 0,8%, alto. Entre los que ten¨ªan un nivel alto al final de primaria, menos de la mitad, un 44,7%, lo conserva al t¨¦rmino de la ESO. Y entre quienes ten¨ªan un nivel medio en ¨²ltimo curso del colegio, el 59% empeora y llega al final del instituto con nivel bajo. Visto de forma gr¨¢fica, se experimenta una inversi¨®n de los resultados al t¨¦rmino de ambas etapas. En primaria, el grupo m¨¢s numeroso es el de nivel alto, seguido del medio y del bajo. En secundaria el orden es el contrario.
Los autores admiten que el hecho de que las pruebas de cuarto de la ESO analizadas tuvieran lugar despu¨¦s del cierre de los centros educativos decretado por la pandemia (entre marzo y junio de 2020) puede haber tenido influencia en los resultados. Pero analizando los datos generales de ediciones anteriores de las pruebas de competencias de la Generalitat, y comparando el caso de matem¨¢ticas con el de otras materias, concluye que el retroceso en el aprendizaje de esta asignatura ¡°es de car¨¢cter estructural, y en todo caso la crisis de la covid puede haber actuado intensific¨¢ndola¡±.
Para agrupar a los alumnos, los investigadores han tomado como referencia la puntuaci¨®n de 70 puntos (sobre 100) a partir de la cual la Generalitat considera que el resultado de un alumno en la prueba es ¡°¨®ptimo¡±. El estudio distribuye al alumnado en tres grupos: menos de 60 puntos (rendimiento bajo); entre 60 y 80 (medio), y m¨¢s de 80 (alto).
Condiciones similares
El estudio solo utiliza datos de Catalu?a ¨Den el conjunto de Espa?a no se realizan pruebas comparables, aunque el Ministerio de Educaci¨®n est¨¢ dise?¨¢ndolas ahora¨D. Pero dado el nivel del alumnado catal¨¢n en evaluaciones internacionales, que lo sit¨²an en la parte media de la tabla (tirando hacia arriba) de las 17 comunidades aut¨®nomas, as¨ª como otros elementos, Alegre se atreve a vaticinar que, si se midiera en toda Espa?a, las principales conclusiones ser¨ªan similares. ¡°El tipo de formaci¨®n que reciben los docentes, y el perfil de profesorado de matem¨¢ticas en primaria y secundaria son parecidos. Y lo mismo pasa con las ratios de clases y las metodolog¨ªas que se utilizan. De forma que creo que los resultados podr¨ªan tener una traslaci¨®n a lo que pasa en el resto de Espa?a, o al menos en buena parte de sus territorios¡±, afirma.
Otro punto d¨¦bil del estudio es que, al comparar al alumnado que realiza las pruebas en sexto de primaria y cuarto de la ESO, no incluye en el segundo punto de observaci¨®n a quienes repiten curso entre un examen y otro, porque se descuelgan de su cohorte. Si fueran a?adidos, coloc¨¢ndolos en el a?o que les corresponder¨ªa de no haber repetido, la ca¨ªda de los resultados ser¨ªa previsiblemente un poco mayor, porque tienden a tener peor rendimiento acad¨¦mico, dice Alegre. En todo caso, la repetici¨®n en Catalu?a, y ese es de uno de sus rasgos diferenciales respecto al resto de Espa?a, es muy reducida. En 2019, el ¨²ltimo curso no afectado por las normas de promoci¨®n extraordinarias de la pandemia, la tasa de repetici¨®n en la ESO en Catalu?a fue del 4,4% y en el conjunto de Espa?a, del 8,7%.
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