Tortillas mexicanas de ma¨ªz

Uno de mis mejores amigos me cont¨® un d¨ªa que hab¨ªa viajado por M¨¦xico durante varios meses, haciendo autostop. Hab¨ªa visto selvas, playas, pir¨¢mides y, por supuesto, la gran urbe de donde soy. Con un poco de malicia, pero sobre todo con mucha ingenuidad, le pregunt¨¦ qu¨¦ hab¨ªa comido y qu¨¦ era lo que m¨¢s le hab¨ªa gustado, pues sab¨ªa que es intr¨¦pido tambi¨¦n en lo que come.

Me cont¨® que despu¨¦s de viajar varios cientos de kil¨®metros y atravesar buena parte del sur del pa¨ªs, se encontr¨® en medio de la nada, caminando bajo un sol implacable, con una humedad de cerca del 90%, mosquitos, hambre, sed, y sobre todo, solo: por aquel camino no pasaban ni coches, ni camiones, ni ning¨²n otro tipo de veh¨ªculo. Estuvo andando varias horas hasta caer rendido bajo un ¨¢rbol, y ah¨ª se qued¨® esperando.

Cuando se iba haciendo de noche apareci¨® un hombre a lo lejos, de entre la hierba. Se le acerc¨® y le dijo que lo invitaba a pasar la noche en su casa, pues no era probable que nadie pasara por ese camino de noche. Caminaron un buen trecho, o al menos el camino se le hizo muy largo. La casa era muy pobre, apenas una techumbre con cuatro paredes y suelo de tierra. El hombre le explic¨® que el viv¨ªa ah¨ª con su familia, que trabajaban la tierra y se disculp¨® por lo humilde del lugar y de la cena: frijoles hervidos y tortillas.

La mam¨¢ estaba en cuclillas delante de un comal grande, colocado sobre unas piedras que dejaban entrever un fuego de le?a bastante vivo. De una olla de barro, la se?ora sacaba una cantidad de masa siempre id¨¦ntica, la estiraba entre sus manos y la colocaba sobre el comal con la habilidad de quien lleva repitiendo un gesto toda la vida.

Con la misma agilidad daba la vuelta a la tortilla, con movimientos r¨¢pidos y eficaces, y la colocaba finalmente en un peque?o canasto. Dice mi amigo que durante su viaje por M¨¦xico comi¨® de todo lo que pudo: fruta, pescado, insectos, tacos en todas sus variedades, tortas, platos tradicionales y alg¨²n restaurante caro, pero no recuerda nada tan bueno como aquellas tortillas de la selva chiapaneca.

Por fortuna para nosotros, hacer tortillas es bastante f¨¢cil y divertido, se pueden hacer en equipo -recomiendo que sean m¨ªnimo dos personas-, no tienen gluten y no hace falta encender el horno, algo a tener en cuenta en esta ¨¦poca tan calurosa. Solo llevan tres ingredientes y se pueden comer casi con cualquier cosa que se nos ocurra: desde algo fresquito como un guacamole o un pico de gallo hasta platos m¨¢s contundentes con carne, como una cochinita pibil, unas fajitas o un buen mole. Conseguir harina de ma¨ªz nixtamalizado es fundamental, pero hoy en d¨ªa se consigue casi en cualquier supermercado latino e incluso en alguna cadena de toda la vida.

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