Algo de luz sobre El Hombre del Piano
El padre del misterioso joven asegura que Andreas aprendi¨® m¨²sica con diez a?os y que sufri¨® amnesia todo el tiempo que estuvo ingresado
El Hombre del Piano ya no s¨®lo tiene un apodo famoso, sino tambi¨¦n un nombre com¨²n. El joven desmemoriado y sin voz que mantuvo al mundo en vilo durante cuatro meses se llama Andreas Grassl, tiene 20 a?os y desde el s¨¢bado est¨¢ de regreso con sus padres en la aldea alemana de Prosdorf, cerca de la frontera con la Rep¨²blica Checa. En una entrevista publicada hoy su padre asegura que Andreas no es un farsante y que, en efecto, toca el piano desde ni?o.
"Mir gehts gut". "Me encuentro bien". Fue lo primero que Andreas dijo a sus padres cuando el s¨¢bado pasado baj¨® del avi¨®n que le hab¨ªa llevado desde Reino Unido a M¨²nich. Estaba feliz de estar en casa pero no fue capaz de explicar lo que hab¨ªa ocurrido. As¨ª lo cuenta hoy su padre, Josef Grassl, de 46 a?os, en el diario Daily Mirror, el mismo que el lunes acus¨® al muchacho de haber enga?ado a los m¨¦dicos, de haber fingido su enfermedad, de no saber tocar el piano. Sin embargo, esas acusaciones parecen ahora precipitadas.
Seg¨²n cuenta su padre, Andreas no tiene recuerdos precisos, s¨®lo fogonazos, "como en una pel¨ªcula". De esos retazos de memoria sabe que sufri¨® "una enfermedad o un colapso", pero no tiene idea de c¨®mo lleg¨® hasta la costa brit¨¢nica. "?Sufri¨® un ataque o un robo? ?Le dieron un golpe en la cabeza? No lo sabemos. Simplemente, se levant¨® un d¨ªa y se dio cuenta de qui¨¦n era. Antes de eso, no se acordaba de nada, ni siquiera de su nombre", asegura Josef.
De acuerdo con el relato de su familia, antes de saltar a los peri¨®dicos con el apodo de El Hombre del Piano, Andreas era un joven apocado al que se le daba bien el franc¨¦s y que disfrutaba con la m¨²sica. En contra de lo que el Mirror public¨® hace dos d¨ªas, aprendi¨® a tocar el piano con 10 a?os y en las reuniones familiares sol¨ªa sacar el acorde¨®n para animar la fiesta. Aunque en la escuela destac¨® en Biolog¨ªa, hab¨ªa dejado los estudios el a?o pasado. Entonces decidi¨® hacer un voluntariado en Saarbrucken, un localidad a 600 kil¨®metros de la suya, ayudando a minusv¨¢lidos. Mientras, so?aba con irse a estudiar a Francia.
"Pensamos que hab¨ªa muerto"
Todos los d¨ªas le llamaban por tel¨¦fono para comprobar que estaba bien. Pero un d¨ªa dej¨® de responder. Denunciaron su desaparici¨®n a la polic¨ªa en M¨²nich y les dieron una foto; tambi¨¦n llamaron a la Gendarmer¨ªa francesa. Pero Andreas no hab¨ªa delinquido y era mayor de edad y, por lo tanto, los agentes no pod¨ªan hacer nada. Convencido de que algo le hab¨ªas pasado, Josef empez¨® a preparar un viaje a Francia para tratar de localizarle. "Sinceramente, pensamos que hab¨ªa muerto y no saber qu¨¦ hab¨ªa pasado era una tortura. Me acostaba cada noche y me levantaba cada ma?ana pregunt¨¢ndome d¨®nde estaba, pregunt¨¢ndome si estaba vivo o muerto".
La respuesta la hubiera podido encontrar en la televisi¨®n o en los peri¨®dicos, que hab¨ªan difundido la fotograf¨ªa de su hijo, con la expresi¨®n asustada y un taquito de partituras en la mano. De hecho, a Josef le suena haber o¨ªdo la historia, pero confiesa tener poco tiempo para la televisi¨®n y la prensa. Todo lo m¨¢s, atiende al parte meteorol¨®gico para saber qu¨¦ tiempo va a hacer antes de ir a pastorear sus 40 vacas.
Ahora que ha recuperado a su hijo, s¨®lo quiere pasar tiempo con ¨¦l, sobre todo porque Andreas ha cambiado. "Antes llegaba a casa y le pregunt¨¢bamos '?C¨®mo ha ido el colegio?' y ¨¦l solo se encog¨ªa de hombros y no dec¨ªa una palabra. Siempre parec¨ªa triste y le costaba expresar sus sentimientos, su cari?o. Pero los m¨¦dicos en Inglaterra le han curado de eso, han hecho un milagro. Me han devuelto a un hijo nuevo. Me ha dicho que me quiere. No puedo expresar con palabras c¨®mo me siento".
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