Intervenci¨®n de Josep Antoni Duran Lleida en el debate sobre el estado de la naci¨®n

Se?oras y se?ores diputados, en primer lugar, se?or presidente, de bien nacido es ser agradecido y aunque muy posiblemente mis palabras despu¨¦s le obliguen a hacer alguna derivada en su intervenci¨®n, le agradezco much¨ªsimo que reiteradamente ponga de manifiesto su confianza en que el pr¨®ximo Gobierno de Catalu?a va a ser de Converg¨¨ncia i Uni¨®. Veo que tiene buenas encuestas y coinciden con las nuestras. Por tanto, gracias, en cualquier caso, por el reconocimiento expreso.

Se?or presidente, se?or¨ªas, la naturaleza de este debate nos obliga a evaluar la acci¨®n del Gobierno a lo largo de los ¨²ltimos doce meses, a tenor de cu¨¢les son los problemas de la sociedad espa?ola y cu¨¢les han sido las pol¨ªticas concretas que se han aplicado. Sentadas estas premisas -por todos conocidas-, nos parece l¨®gico echar una mirada retrospectiva a lo que fue este mismo debate celebrado el 11 de mayo del a?o pasado. En ¨¦l se aprobaron un conjunto de propuestas de resoluci¨®n y, al mismo tiempo, el presidente del Gobierno anunci¨® compromisos para el a?o que culminamos. Quiero recordar a la C¨¢mara, y por supuesto tambi¨¦n al Gobierno, que lamentablemente este grupo parlamentario no podr¨¢ hacer balance del cumplimiento de sus resoluciones. Por primera vez en un debate sobre el estado de la Naci¨®n, el Pleno del Congreso utiliz¨® las mayor¨ªas parlamentarias que le apoyaban para rechazar la totalidad de las propuestas de resoluci¨®n presentadas por nuestro grupo parlamentario. Fuimos, se?or presidente, y somos muy conscientes de que aquella decisi¨®n no coincid¨ªa con la disposici¨®n del Gobierno. Fuimos y somos muy conscientes de que aquella exclusi¨®n fue consecuencia de la exigencia de una de las fuerzas pol¨ªticas que le apoyaba parlamentariamente. Usted, se?or presidente, en el mismo debate reconoc¨ªa la generosidad de ese apoyo parlamentario. Un apoyo que -seg¨²n sus propias palabras- se daba no en funci¨®n de intereses o de exigencias o de reivindicaciones no razonables. Pues bien, aunque nunca nos pareci¨® razonable condicionar un apoyo parlamentario a que el Grupo Socialista no votara a favor ninguna de nuestras propuestas, aunque nos pareciera m¨¢s bien infantil tal exigencia, ¨¦ramos y somos -repito- muy conscientes de que usted, su Gobierno y el grupo parlamentario que le apoya no participaban de tal actitud pol¨ªtica. Si se lo recuerdo ahora, por tanto, se?or presidente, no es para recrimin¨¢rselo ni a usted ni a su grupo parlamentario ni a nadie en la C¨¢mara, es para comunicarle precisamente a usted, a su Gobierno y a su grupo parlamentario, y a la C¨¢mara en general, que si en el transcurso de este debate, que se prorrogar¨¢ el pr¨®ximo martes d¨ªa 6, se planteara una situaci¨®n a la inversa, nuestro grupo parlamentario nunca le exigir¨¢ aplicar el mismo rasero.

Si lo recuerdo hoy, se?or presidente, es tambi¨¦n por una segunda y poderosa raz¨®n. Este grupo parlamentario nunca supeditar¨¢ el reconocimiento de logros positivos para nuestra sociedad en funci¨®n de quienes los obtengan, algo muy distinto de lo que hoy se da en el debate pol¨ªtico catal¨¢n, donde la posici¨®n de algunos respecto al nuevo Estatuto no se afirma bas¨¢ndose en los contenidos sino en la reacci¨®n tan pueril como irracional y desatinada de qui¨¦n y c¨®mo, entre otros, lo ha hecho posible. Esta reacci¨®n puede entenderse durante unos d¨ªas pero aparece para nosotros como absurda, inmadura e irreflexiva cuando se sostiene m¨¢s all¨¢ del comprensible rebote inicial.

Empezaba el 11 de mayo su intervenci¨®n, se?or presidente, como lo hab¨ªa hecho en su debate de investidura, hablando de la pol¨ªtica contra el terrorismo. Por tanto, como dec¨ªamos ayer al encarar este complejo cap¨ªtulo de la acci¨®n de Gobierno, hoy el recuerdo y reconocimiento de Converg¨¨ncia i Uni¨® es para las v¨ªctimas y sus familiares, para aquellos que, fruto del terror, han visto truncado su proyecto de vida, su familia, su derecho a vivir en paz. Se?or presidente, hablando de la pol¨ªtica contra el terrorismo usted remarcaba que se necesitaban dos condiciones: la fortaleza del Estado de derecho y la unidad democr¨¢tica. Las necesitaba y las sigue necesitando. A?ad¨ªa despu¨¦s, se?or presidente, enlaz¨¢ndolo tambi¨¦n con su discurso de investidura, que esta legislatura, la que estamos viviendo, iba a ser de gran trascendencia para el final de ETA, a la que solo le admit¨ªa un futuro: disolverse y deponer las armas. En todos sus objetivos estamos de acuerdo, se?or presidente. De hecho, siempre hemos estado al lado del Gobierno y de su ministro del Interior, de este y de los anteriores gobiernos, fuesen del partido que fuesen. Somos de los pocos que podemos afirmarlo sin problemas de conciencia. El presidente del Gobierno, por otra parte, nos record¨® en ese debate su deber de trabajar para lograr el fin de la banda terrorista, y dijo algo que nos pareci¨® y nos parece sumamente importante: el fin de la violencia no tiene precio pol¨ªtico, pero la pol¨ªtica puede contribuir al fin de la violencia. Creemos que la pol¨ªtica est¨¢ haciendo su contribuci¨®n. El anuncio de ETA de un alto el fuego permanente es fruto no solo de la pol¨ªtica, pero tambi¨¦n de la pol¨ªtica, y no solo de la pol¨ªtica de su Gobierno, pero tambi¨¦n de la pol¨ªtica de su Gobierno. Se?or presidente, si el 11 de mayo del a?o 2005 usted dec¨ªa que nadie deb¨ªa hacerse ilusiones, pero que su obligaci¨®n era trabajar por la esperanza, hoy hay motivos para la ilusi¨®n y para la esperanza, sin ignorar que para que esta se consuma, para que la ilusi¨®n no tenga sombras que la eclipsen, nos falta por recorrer todav¨ªa un camino largo y muy dificultoso. Se?or presidente, cuente con nuestro apoyo para transitar por este camino, que no le brindamos desinteresadamente. Nos interesa que llegue el d¨ªa, cuanto antes mejor, en el que el terror, el asesinato, la extorsi¨®n y la violencia den paso a la convivencia, a la garant¨ªa del derecho a la vida y, en definitiva, a la paz. No obstante, se?or presidente, a pesar de ese apoyo que reconozco interesado en los t¨¦rminos que expres¨¦, solo le pedimos que contribuya tanto como est¨¦ a su alcance a la unidad democr¨¢tica, a la unidad de todos los partidos democr¨¢ticos y al di¨¢logo con todos y cada uno de ellos, primando al principal partido de la oposici¨®n y a su l¨ªder, pero no excluyendo a ning¨²n otro grupo parlamentario, hablando lo menos posible y trabajando lo m¨¢ximo que puedan. Esta unidad exige sensibilidad por parte suya y de su Gobierno, se?or presidente, hacia quienes representamos la pluralidad de esta C¨¢mara y, especialmente, hacia el grupo principal de oposici¨®n y hacia el propio Gobierno vasco, para que conozca los pasos a dar por comunicaci¨®n directa y no a trav¨¦s de declaraciones o intervenciones p¨²blicas.

Dicho esto, se?or presidente, y a partir de estas premisas, el principal partido de la oposici¨®n y el conjunto de esta C¨¢mara tienen, a juicio de este grupo parlamentario, que asumir sus responsabilidades y apoyarle en todo y para todo, sabiendo y asumiendo que la pol¨ªtica puede contribuir, como usted se?alaba, al fin de la violencia. Estamos a su disposici¨®n para este objetivo sin m¨¢s matices que los expresados.

Le vamos a acompa?ar en este largo camino, se?or presidente, incluso si la ilusi¨®n colectiva y la esperanza que hoy compartimos se frustraran. Si fracasara en el empe?o de su objetivo final, se?or presidente, tambi¨¦n tendr¨ªa nuestro apoyo. Si otros lo intentaron y fracasaron, justo es que ustedes tambi¨¦n tengan nuestro apoyo ante tal eventualidad; usted y su ministro del Interior, se?or Rubalcaba, al que tambi¨¦n queremos expresar nuestro apoyo en este objetivo, como antes lo expresamos a su antecesor, se?or Alonso. Pero, se?or presidente, se?oras y se?ores diputados, no solo la pol¨ªtica puede y debe contribuir al final de la violencia. No debe haber precio pol¨ªtico. Por supuesto, estamos de acuerdo. Lo dec¨ªa muy bien el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, en una entrevista: La paz no puede ir vinculada a un precio pol¨ªtico porque esto ser¨ªa como legitimar la violencia para un objetivo pol¨ªtico. Estamos de acuerdo, se?or presidente. El Estado de derecho es el que debe imperar en todo el proceso, desde su inicio hasta el final, pero vuelvo a remarcar que no solo desde la pol¨ªtica puede y debe contribuirse al final de la violencia. Todas aquellas instituciones cuyas decisiones afectan al proceso no pueden ignorar el objetivo. Atenci¨®n, no se puede vulnerar la ley jam¨¢s, por supuesto, ni nadie puede esperar que eso ocurra, pero s¨ª se pueden atender las circunstancias pol¨ªticas y sociales en las cuales debe aplicarse la ley, dando valor a lo que legalmente tenga valor y dejando para la pol¨ªtica lo que pol¨ªticamente sea relevante para este objetivo final que perseguimos. Es la hora de mirar con firmeza el futuro, pero con las luces largas, no con luces de posici¨®n. No es la hora de protagonismos personales, ni del Gobierno ni de nadie, ni dentro ni fuera de la pol¨ªtica. Es la hora de intentar todos juntos -polic¨ªa, v¨ªctimas, jueces, pol¨ªticos- sentar las bases para que el final de la violencia sea irreversible. Si el fracaso llegara un d¨ªa, se?or presidente, y ojal¨¢ que no llegue, nunca pueda se?alarse a otro responsable que no sea ETA y su entorno. Ese es nuestro claro objetivo.

Se?or presidente, quiero hablarle ahora de otro problema ya suscitado en el debate anteriormente mantenido, el problema de la inseguridad ciudadana. Recordar¨¢ que en la ¨²ltima sesi¨®n de control le pregunt¨¦ al respecto. Este ¨²ltimo fin de semana he dialogado con sus ministros de Justicia y de Interior respecto a esta cuesti¨®n. Creo que podemos coincidir en que tenemos ante nosotros un grave problema, un problema que adem¨¢s es percibido por la ciudadan¨ªa como un grav¨ªsimo problema, me refiero al de la delincuencia organizada. Tenemos el deber de transmitir a la ciudadan¨ªa se?ales inequ¨ªvocas de que estamos, como ellos, preocupados, pero al mismo tiempo ocupados en resolver con eficacia el problema. Sin seguridad no hay libertad, y una de las obligaciones fundamentales del Estado es garantizar esa libertad. En torno a la delincuencia organizada y al problema serio y grave que se nos plantea, hasta el extremo de popularizar esa expresi¨®n de ni en casa puedes vivir tranquilo o seguro, perm¨ªtame, se?or presidente, expresarle algunas consideraciones. La primera de ellas es formalista, pero no por ello carente de importancia. En contra, se?or presidente, de voceros interesados y destacados en airear falsedades que perjudican al autogobierno de Catalu?a, debe quedar claro que el hecho de que solicitemos m¨¢s presencia de la Guardia Civil en las comarcas de Tarragona y sur de Barcelona, unas de las m¨¢s afectadas, no es porque los mossos d'esquadra, es decir, la polic¨ªa de Catalu?a se haya mostrado m¨¢s o menos efectiva, sino simplemente porque, por los acuerdos adoptados en la junta de seguridad con el Gobierno del Estado -por cierto, el anterior- y sin ninguna discrepancia en Catalu?a, se acord¨® que el ¨²ltimo territorio para el despliegue de nuestra polic¨ªa auton¨®mica ser¨ªan las comarcas de Tarragona y sur de Barcelona, lo que no significaba para nada dejarlas desprotegidas, si, precisamente, el Estado hubiese cumplido con su deber de mantener los efectivos de la Guardia Civil necesarios hasta que llegaran los mossos d'esquadra en la fecha oportuna.

Se?or presidente, por eso hoy solicitamos -lo hab¨ªamos hecho antes- m¨¢s efectivos de la Guardia Civil. Pero no solo es cuesti¨®n de m¨¢s efectivos, sino de cooperaci¨®n e intercambio de informaci¨®n entre los diversos cuerpos policiales a nivel estatal y tambi¨¦n a nivel europeo. Se?or presidente, he aqu¨ª una de aquellas cuestiones de inter¨¦s ciudadano que la Constituci¨®n europea pretend¨ªa dar respuesta cuando se dice, a m¨ª qu¨¦ me importa la Constituci¨®n europea. La Constituci¨®n europea pretend¨ªa dar respuesta creando un espacio com¨²n de seguridad jur¨ªdica y libertad. Al margen de m¨¢s efectivos y de mayor cooperaci¨®n estamos convencidos de que nos conviene una reforma penal. S¨¦ que su Gobierno comparte esta opini¨®n y nosotros compartimos con ustedes que una reforma seria y eficaz no puede hacerse a golpe de cr¨®nica de sucesos de un noticiario. Hemos ca¨ªdo ya en demasiadas ocasiones en ese defecto, como para no evitar tropezar de nuevo con la misma piedra. Existen tres cuestiones que creo conveniente abordar: tratar la delincuencia organizada como asociaci¨®n il¨ªcita, incrementar las penas de la tentativa del delito de robo y consecuentemente revisar la prisi¨®n preventiva para tales casos.

Se mezcla el serio y grave problema de la delincuencia organizada con el de la inmigraci¨®n por la nacionalidad de muchos de los implicados. Es obvio que requerimos un mayor control de fronteras y que la inmigraci¨®n es un problema que no puede abordarse solo desde el lenguaje pol¨ªticamente correcto. No podemos permanecer pasivos. Ser¨ªa una grave irresponsabilidad, tan grave como implicarse en este debate desde aquellos que tenemos asumidas responsabilidades pol¨ªticas, responsabilidades p¨²blicas, desde la demagogia que fomentan t¨¢citamente o incluso expresamente la xenofobia y el racismo. Se?or presidente, de esto ha habido estos ¨²ltimos d¨ªas m¨¢s de lo razonablemente deseado e incluso de lo esperado. Por tanto, no hablar¨¦ ahora de inmigraci¨®n; lo har¨¦ expresamente despu¨¦s para alejarme claramente de cualquier tentaci¨®n o interpretaci¨®n confusa.

Se?or presidente, quiero hablarle ahora tambi¨¦n de pol¨ªtica exterior y singularmente de pol¨ªtica europea. Usted dec¨ªa, en su ¨²ltimo debate del debate sobre el estado de la Naci¨®n, que la pol¨ªtica exterior de su Gobierno hab¨ªa tenido como una de sus principales l¨ªneas de fuerza el regreso al coraz¨®n de Europa. De hecho, para nuestro grupo parlamentario hablar de pol¨ªtica europea ya no es hacerlo de pol¨ªtica exterior, Europa es ya nuestra realidad interior. De hecho, as¨ª lo sostiene el propio Tribunal Constitucional en algunas de sus sentencias dictada entre pleitos entre comunidades aut¨®nomas sobre esta cuesti¨®n y el Gobierno del Estado. Efectivamente, se?or presidente, regresamos al coraz¨®n de Europa, desbloqueamos la Constituci¨®n europea y la aprobamos mediante refer¨¦ndum y es mucho, sobre todo comparando con lo que ten¨ªamos. Sin embargo, el latir de ese coraz¨®n es pr¨¢cticamente imperceptible. No se trata de un paro cardiaco, pero s¨ª de una clara insuficiencia de riego sangu¨ªneo. Los refer¨¦ndums de Francia y Holanda supusieron dos isquemias coronarias que han dejado huella en el coraz¨®n europeo y que han supuesto, al mismo tiempo, una paralizaci¨®n y una inmovilizaci¨®n de la Constituci¨®n. Ante tal diagn¨®stico la Uni¨®n Europea acord¨® darse un a?o de reflexi¨®n, que este fin de semana en Austria los ministros de Exteriores han ampliado. Posiblemente sea la soluci¨®n m¨¢s acertada, la m¨¢s realista. Habr¨¢ que esperar nuevos acontecimientos. Mientras tanto ha habido ideas en Alemania, de la canciller y en Francia, de Sarkozy, entre otros pa¨ªses. Espa?a hizo bien sus deberes -lo dije antes- con el refer¨¦ndum y nos dio y nos da una cierta autoridad ante el pron¨®stico reservado que vive la Uni¨®n Europea, pero no lo hemos sabido aprovechar. En un debate de una cumbre europea recuerdo haberle solicitado al se?or presidente que creara alg¨²n tipo de grupo de reflexi¨®n para poder aportar entre todos ideas a este debate. No se ha hecho, pero seguimos pensando que esta es una buena propuesta. El ¨²ltimo bar¨®metro de Euroestat nos recuerda, se?or presidente, que el 66 por ciento de los europeos temen futuras ampliaciones por entender que va a perjudicar a la cohesi¨®n de los pa¨ªses y por equipararlos a mayor dificultad para encontrar empleo. Por otra parte, existe la sensaci¨®n de que Europa se diluye como proyecto pol¨ªtico a medida que se va ampliando. En cualquier caso, el Gobierno espa?ol deber¨ªa apoyar y promover la celebraci¨®n de una conferencia intergubernamental con unos objetivos muy precisos, no con el objetivo de reabrir ninguna negociaci¨®n sino simplemente de abordar y dar se?ales positivas ante cuestiones pr¨¢cticas sobre lo que se refiere al funcionamiento de la Uni¨®n Europea ampliada tras la adhesi¨®n de los dos pr¨®ximos pa¨ªses. Se?or presidente, puede que nuestras ideas no sean las m¨¢s acertadas, pero en cualquier caso entendemos que necesitamos abundar en ese ¨¢mbito de las ideas de cara al futuro europeo.

De la pol¨ªtica europea nos vamos, se?or presidente, a la pol¨ªtica exterior. No en vano el compromiso y la voluntad pol¨ªtica de este Gobierno es enmarcar su pol¨ªtica exterior en el seno de una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n. Perm¨ªtanme, en este ¨¢mbito, recordar que recientemente, en Viena -ustedes han sido unos de los protagonistas-, ha tenido lugar la IV cumbre Uni¨®n Europea-Am¨¦rica Latina y Caribe. Me parece bastante realista -y no es responsabilidad de su Gobierno- calificarla de poco relevante, m¨¢s all¨¢ de contactos bilaterales. Am¨¦rica Latina, hoy, no ocupa un lugar preferente en la agenda europea, como no lo ocupa tampoco la pol¨ªtica euromediterr¨¢nea, y lo vimos claramente en la conferencia Euromediterr¨¢nea de Barcelona; en cambio, para Espa?a, Am¨¦rica Latina y el Mediterr¨¢neo tienen un papel relevante, que debe jugar su Gobierno y se espera que lo juguemos en muchos pa¨ªses europeos, en Am¨¦rica Latina y en la otra parte del Mediterr¨¢neo.

Cuando se habla de pol¨ªtica exterior espa?ola respecto a Am¨¦rica Latina se suele afirmar que ni Venezuela ni Cuba deben ser los ¨²nicos referentes de la acci¨®n exterior espa?ola. Estoy de acuerdo, se?or presidente, en que M¨¦xico, Chile Mercosur, son otras ¨¢reas o pa¨ªses donde tambi¨¦n es relevante nuestra pol¨ªtica exterior. Pese a ello, hay factores que Espa?a debe tener presentes y que nos deben inducir a la reflexi¨®n. El Pacto andino se debilita, el liderazgo de Hugo Ch¨¢vez influye en la debilitaci¨®n del Pacto andino; por otra parte, Mercosur no vive sus mejores momentos a ra¨ªz de la confrontaci¨®n entre Argentina y Uruguay por el famoso conflicto de las papeleras. Espa?a tiene unas relaciones con Venezuela y su presidente, que debe sin duda continuar, pero debe dejar claro, tanto en la pol¨ªtica como en los gestos, cu¨¢l es el l¨ªmite de esa relaci¨®n a partir de determinadas actitudes de su presidente. Observar¨¢n, se?or presidente, se?or ministro de Exteriores, que no hablo de Bolivia. Lo hago expresamente. Hay una negociaci¨®n y me parece absurdo a?adir comentarios pol¨ªticos que pudieran entorpecer los objetivos que persigue el Gobierno, en ese caso, no simplemente de cara a las empresas, sino a otras cuestiones o consideraciones pol¨ªticas que ha puesto de relieve.

El proceso mediterr¨¢neo -lo dije antes- est¨¢ en stand by. S¨¦ que el proceso Israel-Palestina, la guerra de Irak y el conflicto del Sahara no han permitido la actuaci¨®n y los acuerdos que se necesitan tambi¨¦n en la otra ribera del Mediterr¨¢neo. Pero es cierto tambi¨¦n que Europa, se?or presidente -el ministro de Exteriores lo conoce bien-, no sit¨²a hoy como prioridad la pol¨ªtica euromediterr¨¢nea. No pudimos, pero yo creo que hay que insistir en crear una secretar¨ªa, como las conferencias iberoamericanas, que d¨¦ continuidad al proyecto de la pol¨ªtica mediterr¨¢nea europea y que garantice, m¨¢s all¨¢ del albur, del inter¨¦s y de la agenda pol¨ªtica de cada presidencia semestral.

Este fin de semana, se?or presidente, en unas jornadas del C¨ªrculo de Econom¨ªa -algunos miembros de esta C¨¢mara estuvieron presentes-, o¨ª una conferencia de don Javier Solana. El t¨ªtulo de la conferencia era Hacia d¨®nde va el mundo. Conferencia interesante, donde el se?or Solana se?alaba como problemas del mundo actual -m¨¢s que prioridades- la seguridad, la necesidad de tratar de manera distinta a quienes sufren la globalizaci¨®n, la reforma institucional, las pandemias y, a?ad¨ªa, la energ¨ªa y el agua. De energ¨ªa quisiera hablarle, se?or presidente, y tambi¨¦n de agua. Actualmente, el petr¨®leo y el gas, juntos, representan en Espa?a el 70 por ciento de nuestro consumo energ¨¦tico, superior al promedio europeo -64 por ciento- y al de Estados Unidos u otras econom¨ªas desarrolladas: 65 por ciento en Estados Unidos, 64 por ciento en la OCDE y 61 por ciento en el mundo. Nuestro consumo se incrementa, incluso, a un nivel que no se corresponde con el crecimiento de nuestro producto interior bruto. Adem¨¢s, tenemos una dependencia de pa¨ªses donde no siempre est¨¢ clara, por su democracia y su estabilidad pol¨ªtica, la garant¨ªa del suministro. Tenemos aqu¨ª un gran reto de futuro, se?or presidente.

El Gobierno abri¨® la mesa de di¨¢logo sobre la evoluci¨®n de la energ¨ªa nuclear en Espa?a, convocada en noviembre pasado por el titular del Ministerio de Industria. Me gustar¨ªa saber, se?or presidente, cu¨¢l es la posici¨®n de su Gobierno, la suya en particular. ?Van a cerrar centrales nucleares, como se dio a entender en el ¨²ltimo debate sobre el estado de la Naci¨®n, o a mantenerlas, como despu¨¦s suger¨ªan usted y el ministro de Industria? Me parece que hoy mismo, o ayer, ha habido unas declaraciones en esa misma direcci¨®n. Respecto a la pol¨ªtica de residuos, ?qu¨¦ opini¨®n tiene el Gobierno? ?D¨®nde se construir¨ªa el almac¨¦n temporal centralizado? ?No ser¨ªa la hora de abrir un gran debate sobre la energ¨ªa nuclear, se?or presidente, sin apriorismos, sin complejos, con pedagog¨ªa? Varios pa¨ªses de la Uni¨®n Europea lo est¨¢n haciendo, incluso pretenden construir nuevas centrales nucleares, con nuevas tecnolog¨ªas, ante la escalada de precios de los combustibles f¨®siles. Lo hacen con la convicci¨®n de que la energ¨ªa nuclear tiene un papel, al menos transitoriamente.

La nueva generaci¨®n de energ¨ªa nuclear, dicen, garantiza la seguridad de los reactores; las investigaciones sobre isotr¨®pos de corta duraci¨®n, dicen, la garantiza respecto a los residuos. El consumo de petr¨®leo -eso es cierto- produce una combusti¨®n que emite toneladas de CO2 a la atm¨®sfera, provocando una factura considerable en t¨¦rminos ecol¨®gicos y tambi¨¦n econ¨®micos. Sobrepasamos en mucho las condiciones de cumplimiento del Protocolo de Kioto, entre otras cosas, porque no se negociaron bien ni las condiciones ni el calendario, pero ?queremos contribuir m¨¢s al calentamiento del planeta con esas emisiones de CO2 a partir del uso del petr¨®leo? Si el coste de esta factura es conocido en t¨¦rminos ecol¨®gicos y econ¨®micos, ?cu¨¢nto costar¨ªa la cobertura del riesgo de un accidente nuclear? ?Hay m¨¢s, hay menos? ?Existe alg¨²n riesgo hoy o no de la nueva tecnolog¨ªa nuclear? ?Pueden sustituirse las actuales centrales nucleares obsoletas en algunos casos, como la de Zorita, por otras nuevas? Como rezaba el titular de un reportaje de un peri¨®dico prestigioso al respecto -yo tambi¨¦n lo suscribo-: ?Nucleares? De entrada no, pero depende. Le invito un d¨ªa a tener un debate sereno, insisto, para reflexionar en torno a esta cuesti¨®n.

Nuestro grupo pol¨ªtico, hablando de agua, insiste en algo que ha hecho siempre: volver a plantear la necesidad del trasvase del R¨®dano para aprovechar el agua sobrante de la Europa h¨²meda hacia la Espa?a seca. Eso permitir¨ªa que el agua del Ebro se utilizase para lo que se utiliza; permitir¨ªa, en cualquier caso, liberar agua del r¨ªo Ter a favor del desarrollo de las comarcas de Girona; permitir¨ªa, por supuesto, abastecer no simplemente a Barcelona -¨¢rea metropolitana-, sino al levante. En el R¨®dano s¨ª hay, se?or presidente y se?or¨ªas, agua para todos. Y alternativas para el trasvase del R¨®dano hay m¨¢s de una. Le rogamos que piensen, reflexionen y estudien esa posibilidad.

Puesto que de infraestructuras estamos hablando, estoy convencido de que en los pr¨®ximos presupuestos, se?or presidente, van a corregir el d¨¦ficit de inversi¨®n de infraestructuras de los dos ¨²ltimos ejercicios presupuestarios. S¨¦ y soy consciente de que hay una previsi¨®n en el Estatuto, pero mientras tanto espero -reitero- que sea corregido porque en el a?o 2006 el peso de la inversi¨®n del Estado en Catalu?a ha sido inferior al del a?o anterior y solo las obras del AVE vienen a representar la mitad de toda la inversi¨®n del Estado en Catalu?a. Hablando de infraestructuras tambi¨¦n, se?or presidente, este grupo parlamentario lamenta la indefinici¨®n del Gobierno y las exigencias de sus aliados parlamentarios, que han impedido el avance de una obra que ya figuraba en los presupuestos del Estado como es el cuarto cintur¨®n, la B-40, en torno al ¨¢rea de Barcelona.

En materia de ferrocarril, se?or presidente, los servicios de Cercan¨ªas empeoran d¨ªa a d¨ªa en Catalu?a. No hemos dejado de presentar propuestas para mejorar el servicio de cara a la ciudadan¨ªa, a los usuarios. Le pedimos un impulso decidido en esta materia. Sepa, se?or presidente, que la propia campa?a publicitaria: Sube y disfruta del viaje, provoca las iras de los sufridos usuarios habituales, que ven c¨®mo los trenes de Cercan¨ªas les ocasionan retrasos e incomodidades y la consiguiente repercusi¨®n de estos retrasos en el propio transporte urbano p¨²blico del ¨¢rea metropolitana. Se?or presidente, en el ¨²ltimo debate de pol¨ªtica general hablaba de la educaci¨®n. Nosotros hemos estado con ustedes en lo que ha sido la LOE. Desde esa perspectiva ha sido una ley que en cualquier caso -y despu¨¦s hablar¨¦ de ello- ha podido resolver problemas importantes en la medida en que se tramitaba en este grupo parlamentario. Precisamente fue en esa ley -y por ello lo recuerdo- donde nuestro grupo parlamentario tambi¨¦n ha insistido en algo en lo que usted se ha comprometido y que yo celebro, que es un compromiso respecto a la seguridad vial. Lo hemos pedido siempre, lo hemos practicado y estamos convencidos de que el presidente es consciente del reto que tenemos frente a nosotros.

Se ha hablado mucho de la econom¨ªa. Nadie niega que estamos en un crecimiento del 3 por ciento, superior a la media europea, pero tambi¨¦n sabe todo el mundo que el crecimiento es del 5 por ciento en cuanto a demanda interna y que al mismo tiempo hay un par de puntos que nos detraen el propio crecimiento de lo que son las importaciones respecto a las exportaciones. Es cierto que se crea empleo: 907.000 nuevos empleos de acuerdo con la EPA, pero se han cambiado las condiciones de la estad¨ªstica. Lo importante es saber y recordar que por primera vez desde que nos incorporamos a la Uni¨®n Europea, si analizamos el PIB per capita y lo comparamos con la Uni¨®n Europea, nos llevamos la sorpresa de observar que este a?o perdemos posiciones relativas respecto a la media comunitaria. El sector econ¨®mico tiene otros problemas que no mejoran y empeoran: la inflaci¨®n, se?or presidente. El a?o pasado no conseguimos nuestro objetivo, lo duplicamos. Este a?o las cosas todav¨ªa van peor.

Desde la perspectiva del sector exterior, se?or presidente, se incrementan las importaciones, como antes refer¨ª, y disminuyen las exportaciones y, por tanto, se desequilibra nuestra balanza comercial.

Esta semana le¨ªamos en los peri¨®dicos c¨®mo algunas empresas dec¨ªan que, en funci¨®n de las previsiones que inicialmente hab¨ªa en cuanto al trato del I+D+i, pod¨ªan dejar lo que era el espacio territorial de Catalu?a, algo que tambi¨¦n puede referirse a cualquier otro lugar de Espa?a. Afortunadamente para nosotros nuestro pacto con el Gobierno respecto a la reforma fiscal nos permite se?alar a estas empresas que se va a mantener ese tipo de deducciones, que se va a reducir -como se se?al¨® esta ma?ana- el impuesto sobre sociedades para las peque?as empresas del 30 al 25 -ya pas¨® en el anterior Gobierno del 35 al 30 a propuesta de Converg¨¨ncia i Uni¨®-, que se va a aplicar de manera inmediata y que el impuesto para las grandes empresas va a pasar del 35 al 30 y se va a aplicar en dos a?os y no como estaba previsto, sin perjuicio de nuevas introducciones y modificaciones que a?adiremos en el tr¨¢mite parlamentario, no simplemente en el impuesto sobre sociedades, sino en el impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas.

Perm¨ªtame, se?or presidente, que haga referencia a la reforma laboral. Estamos de acuerdo, est¨¢ bien orientada, pero es completamente insuficiente a nuestro juicio, y creo que el di¨¢logo social ha evidenciado sus l¨ªmites. Necesitamos m¨¢s reformas en nuestro mercado de trabajo, orientadas a vincular las mejoras salariales con la productividad y los cambios de horarios, la pol¨ªtica de seguridad del trabajo, etc¨¦tera.

Quiz¨¢s alguna respuesta podr¨ªamos encontrar en torno a algo que nos preocupa, que es la cultura del valor del esfuerzo, en ese debate que antes refer¨ªa de la ley de educaci¨®n. Nosotros hemos cumplido con nuestro deber, pero toda la C¨¢mara debe ser consciente de que no hemos dado respuesta a lo que usted mismo planteaba y exig¨ªa a nuestra sociedad: un pacto educativo que acabara con la inestabilidad del sistema. Nosotros cumplimos nuestro deber con el Gobierno de la UCD, hemos cumplido con el Gobierno del PSOE cuando la LODE y la Logse, hemos cumplido ahora, no pudimos cumplir con el Gobierno del Partido Popular con la Ley Org¨¢nica de Calidad de la Educaci¨®n, pero nadie negar¨¢ que nuestra contribuci¨®n en ese sentido ha permitido que hoy la Ley de Educaci¨®n, como en anteriores ocasiones, sea aceptada por colectivos m¨¢s amplios del conjunto de la sociedad.

Hace escasamente un a?o, pocas semanas antes del ¨²ltimo debate sobre el estado de la Naci¨®n, nosotros plante¨¢bamos una moci¨®n, que es nuestra hoja de ruta sobre vivienda. No estamos de acuerdo para nada, se?ora ministra, con lo que ha sido, desde la perspectiva de la eficacia, la Sociedad P¨²blica de Alquiler, seguimos pensando que lo mejor ser¨ªa cerrarla y transferir a las comunidades aut¨®nomas el importe del dinero, que a tales efectos ha conseguido unos objetivos m¨ªnimos, y solicitamos para Barcelona lo que se ha hecho para Madrid y para otras ciudades y poblaciones: poner a su disposici¨®n instalaciones que eran del Ministerio de Defensa o de la Guardia Civil o instalaciones ferroviarias. ?Cu¨¢ndo se va a hacer, como se ha hecho en Madrid la operaci¨®n Campamento, con el cuartel de Navas en Barcelona? ?Cu¨¢ndo va a hacerse con el cuartel de La Verneda en Barcelona? ?Cu¨¢ndo con el solar famoso que lleva veinticinco a?os en un barrio de Barcelona pendiente de esa liberaci¨®n de suelo por parte del Gobierno? En definitiva, se?or presidente, somos cr¨ªticos, desde esta perspectiva, por lo que hace referencia a la pol¨ªtica de vivienda.

Perm¨ªtame que entre en lo que es el Estado de las autonom¨ªas y la reforma de estatutos. En su d¨ªa nosotros dejamos claro que ¨ªbamos a defender, como no pod¨ªa ser de otra manera, la propuesta que ven¨ªa del Parlamento de Catalu?a respecto a las modificaciones del Estatuto de autonom¨ªa de Catalu?a. Otras comunidades han expresado su idea de reforma del Estatuto. Nosotros creemos que, en contra de lo que se est¨¢ diciendo, hemos elaborado un buen Estatuto. Por cierto, cuando se dice que la ciudadan¨ªa de Catalu?a no reclamaba el Estatuto, quiero recordar en la C¨¢mara que representa la democracia de este pa¨ªs que lo reclamaban todos los partidos pol¨ªticos y que en democracia cuentan los votos y que las fuerzas pol¨ªticas, todas, a excepci¨®n de una, en Catalu?a reclamaron en su campa?a electoral, y les apoyaron sus votantes, la reforma del Estatuto. Dicho esto, reitero que entendemos que el resultado es un buen Estatuto. El 18 de junio el pueblo de Catalu?a est¨¢ convocado para refrendarlo en las urnas. La ciudadan¨ªa catalana, desde el respeto que le inspira su profunda vocaci¨®n democr¨¢tica, sabe que una respuesta negativa o relativamente escasa dejar¨ªa el autogobierno donde ahora se sit¨²a, en el pasado, es decir, en el Estatuto de 1979, y sabe tambi¨¦n, en cambio, que una respuesta positiva, entusiasta y participativa ser¨ªa la mejor derrota de aquellos que durante los ¨²ltimos meses han contribuido con todas las armas para que Catalu?a se quedara en el pasado y no avanzara hacia el futuro.

De hecho, se?or presidente, solo el PP -con respeto, por supuesto- ha votado en contra del Estatuto en ambas c¨¢maras, solo una fuerza pol¨ªtica. Lo han dicho fuerte y claro: No queremos para Catalu?a este nuevo Estatuto, queremos que contin¨²e con el de 1979. Es de hecho la misma fuerza pol¨ªtica -se record¨® antes- que no quer¨ªa m¨¢s autonom¨ªa, que no quer¨ªa el Estatuto de Catalu?a de 1979. En este contexto, se?or presidente, me permitir¨¢ poner acento en una cuesti¨®n: la confianza en el futuro me permite y me obliga a advertir al Gobierno de que de ninguna de las maneras podr¨ªamos compartir proyectos legislativos que fueran contradictorios con el nuevo marco de autogobierno. Est¨¢n en discusi¨®n la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, la Ley de la Dependencia, la del Estatuto de la Funci¨®n P¨²blica, la Ley de Bases de R¨¦gimen Local, leyes sectoriales de Puertos y deben elaborarse y tramitarse, se?or presidente, con escrupuloso respeto al nuevo marco auton¨®mico. Si no fuera as¨ª, ser¨ªa la cr¨®nica de una ruptura anunciada ante aquellos que hoy comparten pacto y voto por el Estatuto. Estamos convencidos, no obstante, se?or presidente, que no ser¨¢ as¨ª y en ello confiamos.

Catalu?a se sabe y se siente utilizada -nos sentimos utilizados al menos una parte de Catalu?a, aquellos que representamos a una parte, no a la totalidad-. Nuestro Estatuto y nuestras pretensiones se han utilizado m¨¢s bien para cambiar los titulares del banco azul que no para otros objetivos pol¨ªticos.

Se?or presidente, perm¨ªtame que acabe con unas palabras que yo le reproduc¨ªa en el debate de investidura. Le dec¨ªa en nombre de mi grupo parlamentario lo siguiente. "Usted, se?or candidato, ha anunciado que piensa gobernar para todos los ciudadanos, no solo para aquellos que le han votado. Es un prop¨®sito que le honra -a?ad¨ªa-. Sin embargo, si atendemos a la realidad de la actual situaci¨®n pol¨ªtica y parlamentaria, usted, se?or candidato, y su futuro Gobierno tienen tambi¨¦n otro reto: no solo deben gobernar para todos, sino que no pueden o no deben legislar solos. Ya explicar¨¢ -a?ad¨ªa yo- las preferencias si as¨ª lo cree oportuno y, si no, el paso de la legislatura ya dar¨¢ fe de cu¨¢les han sido." En mi intervenci¨®n en aquel debate, se?or presidente, despu¨¦s de repasar la contribuci¨®n de Converg¨¨ncia i Uni¨® a la gobernabilidad del Estado desde la restauraci¨®n de la democracia, le anunci¨¦ nuestra abstenci¨®n en la votaci¨®n de la investidura, esto era lo coherente con los compromisos que hab¨ªamos asumido en el programa y campa?a electoral. Ciertamente la legislatura ha ido dando fe de sus preferencias en cuanto a los apoyos parlamentarios. Ni en los Presupuestos del a?o 2005 ni en los Presupuestos de 2006 contaron con nuestro apoyo. En los Presupuestos del a?o 2005 pocas enmiendas nos fueron aceptadas, algunas muy importantes. Es cierto, sin embargo, que a lo largo de los ¨²ltimos meses usted y sus ministros han concertado el apoyo de Converg¨¨ncia i Uni¨®n con mayor asiduidad. Mucho antes de que se cerrara el debate estatutario, a¨²n vot¨¢ndoles en contra de los presupuestos del a?o 2006, aceptaron enmiendas sustanciales presentadas por nuestro grupo parlamentario, despu¨¦s hemos pactado leyes tan importantes como la LOE, la Ley del Medicamento de vital importancia para un sector puntero de I + D +i como es el farmac¨¦utico, la reforma fiscal o esta misma ma?ana incluso que se consumaba el pacto respecto a la Ley de Deuda Externa. Estamos intentando hacer lo mismo con la Ley de la Dependencia, y sobre un tema que despu¨¦s tendr¨¦ oportunidad de plantearle -la necesidad de afrontar la inmigraci¨®n tambi¨¦n desde la perspectiva de lo que son intereses de Estado- estamos dispuestos a hablar con ustedes.

Por lo visto y o¨ªdo de alguna fuerza pol¨ªtica, se?or presidente, creo que se abre un nuevo ciclo en esta legislatura que empez¨® con un s¨®lido bloque o alianza parlamentaria que ya no es tal. No creo que vaya a producirse una simple sustituci¨®n de unos aliados por otros. El tr¨¢nsito hacia una nueva situaci¨®n ser¨¢ seguramente mucho m¨¢s compleja y no olvide que, en nuestro caso, la pol¨ªtica catalana ser¨¢ la que va a condicionar nuestra posici¨®n en esta C¨¢mara y no nuestra pol¨ªtica en Madrid la que condicione la pol¨ªtica en Catalu?a. Sabe perfectamente que creemos -estamos convencidos- que en octubre los ciudadanos y ciudadanas catalanes deber¨¢n acudir a las urnas para expresar el apoyo a un nuevo gobierno, el que de esa voluntad popular nazca, pero en cualquier caso, m¨¢s estable, m¨¢s coherente, que garantice una buena acci¨®n de gobierno y la recuperaci¨®n del respeto y confianza para s¨ª y para Catalu?a.

Estamos abiertos al di¨¢logo, se?or presidente, somos gente seria, creo sinceramente que s¨®lida. Nuestro apoyo ha tenido siempre contrapartidas, ese es el juego democr¨¢tico. Supongo que a estas alturas, y si me permite utilizar un t¨¦rmino aun a riesgo de que se interprete malintencionadamente como mercantilista, usted se habr¨¢ dado cuenta que lo barato sale caro. Nosotros no damos cheques en blanco en primer lugar porque queremos saber qu¨¦ se va a hacer con el cheque y en segundo lugar porque nos han ense?ado que es un grave riesgo poner la firma en un cheque sin que previamente se haya consignado el importe. Se?or presidente, estoy habl¨¢ndole directamente a usted. Supongo que no me atiende, pero, en cualquier caso, mis palabras van referidas directamente a usted. Le dec¨ªa que, por nuestra parte, hay responsabilidad y diligencia; responsabilidad en ser conscientes de nuestras diligencias ideol¨®gicas y program¨¢ticas y diligencia tambi¨¦n acabar puntualmente este debate m¨¢xime dada la actitud del se?or presidente.

Muchas gracias.