?Y qu¨¦ pasa con el 'hombre-anuncio digital'?
Uno de los due?os de esta patente, creada en 2003, pregunta a Gallard¨®n qu¨¦ hacer con sus 14 trabajadores fijos y sus 25 eventuales
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallard¨®n, pensaba esta ma?ana en anal¨®gico cuando ha anunciado la prohibici¨®n del conocido como hombre-anuncio, es decir, la persona que se coloca un peto con un cartel sobre el pecho y otro sobre la espalda y recorre las calles haciendo publicidad de un comercio o marca. Pero resulta que existe el hombre-anuncio digital. Es una patente registrada con este nombre en 2003 y precisamente por un grupo de j¨®venes empresarios madrile?os. La idea de fondo es similar, pero est¨¢ tocada por la varita m¨¢gica de la tecnolog¨ªa ya que, en lugar de pesados cartelones portan modernas pantallas de plasma. El pasado fin de semana se les pudo ver en los centros comerciales de Tres Aguas (Alcorc¨®n) y Plenilunio.
Sergio Pozo, uno de los tres due?os de la empresa de innovaciones publicitarias Plasma Idea y su director comercial, se ha quedado de piedra al conocer por internet la noticia de la nueva ordenanza municipal sobre publicidad exterior, que proh¨ªbe a partir de 2009 tanto los hombres-anuncio como los que reparten octavillas por las calles. Alberto Ruiz-Gallard¨®n ha alegado que considera "vejatorio y degradante" para estas personas que se las "fuerce a ser soporte publicitario", al tiempo que ha esgrimido "razones est¨¦ticas".
"Me sorprende que el alcalde pueda as¨ª, de un plumazo prohibirme ejercer mi actividad", denuncia Pozo, que subraya que tiene registrada la patente desde 2003 -su n¨²mero es el 1054669-. S¨®lo nacional, porque ¨¦l y sus dos socios pidieron ayudas p¨²blicas para que fuera mundial y nunca las recibieron. "Despu¨¦s de lanzar nuestra idea naci¨® Ad-walker, que tiene una facturaci¨®n de entre 30 y 40 millones al a?o y sedes en Dubl¨ªn, Nueva York y Londres", se lamenta. Tambi¨¦n han denunciado plagios en Espa?a. En Jap¨®n, los hombres-anuncio llevan una pantalla ?sobre la cabeza! que pesa 10 kilos, conectada adem¨¢s a una mochila que pesa otros cinco.
80.000 euros en el prototipo
Pozo pregunta al alcalde si ha pensado qu¨¦ hacer con los 14 trabajadores fijos y los 25 hombres-anuncio eventuales a los que su empresa da trabajo. A estos puestos en peligro hay que sumar la labor de investigaci¨®n tecnol¨®gica y el dinero invertidos en la idea. "En el desarrollo del primer prototipo invertimos 80.000 euros, hubo que traer las pantallas de Corea, desarrollar las bater¨ªas y el cableado interno...". Pozo denuncia adem¨¢s que son j¨®venes emprendedores -35, 31 y 35 a?os- que crearon su empresa "sin ayuda p¨²blica de nadie" y que ahora su propio Ayuntamiento la quiere cerrar. "Fuimos a Madrid Innova y nos contestaron que las ayudas que daban eran b¨¢sicas, para comprarse un ordenador y para crear una p¨¢gina web", ironiza.
Sobre el supuesto trato "vejatorio y degradante" tambi¨¦n tiene mucho que decir. "Los c¨¢maras de televisi¨®n llevan 40 kilos encima, los transportistas levantan cajas enormes, incluso un barrendero tiene que tirar de un carro de aluminio que es mucho m¨¢s pesado que mi chaleco". Porque su chaleco, el que se colocan sus hombres-anuncio con una pantalla de plasma adherida, tan s¨®lo pesa "2,9 ¨® 3,9 kilos, depende del modelo". Como subraya el director comercial, muchos ni?os llevan mochilas m¨¢s pesadas al colegio. La acusaci¨®n de afear la ciudad tambi¨¦n les ha dolido mucho. "?Qu¨¦ es m¨¢s antiest¨¦tico o vejatorio, nuestro hombre-anuncio digital o un hombre vestido de Pokemon con luces de colores vendiendo flores que vi el otro d¨ªa la Puerta del Sol o el que iba con gofre en la cabeza vendiendo estos pasteles por la calle Fuencarral?", se cuestiona.
"Yo no s¨¦ en qu¨¦ momento la Alcald¨ªa de Madrid puede decidir qu¨¦ es est¨¦tico y qu¨¦ no. Yo lo ¨²nico que s¨¦ es que genero empleo y me gano la vida con esto", a?ade. La primera medida que ha tomado es denunciar si situaci¨®n y, si la ordenanza llegara a aprobarse, estudiar¨ªan qu¨¦ hacer, aunque esperan que la nueva normativa se refiera s¨®lo a los hombres-anuncio tradicionales, tambi¨¦n conocidos como sandwiches, y no a su hombre-anuncio del siglo XIX, armado con chaleco multimedia. Por si le ha gustado el proyecto, sepa que alquilar a uno de estos agentes publicitarios cuesta unos 150 euros al d¨ªa. Trabajan seis horas y, cada tres, descansan una, acogi¨¦ndose al convenio de azafatas.
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