"Vinieron a buscarla la noche del 30 de septiembre del 36..."
Laurentino, de 91 a?os, recuerda a su madre, la maestra fusilada que los arque¨®logos buscan en Le¨®n
Mientras esperaba, nervioso, alguna noticia de los arque¨®logos que ara?aban la tierra buscando los restos de su madre, Mar¨ªa de los Desamparados Blanco, Laurentino, de 91 a?os, explic¨® qui¨¦n era aquella mujer y c¨®mo hab¨ªa acabado en aquella fosa de Lario (Le¨®n) con otro maestro, Eusebio Gonz¨¢lez, al que pr¨¢cticamente acababa de conocer:
"Los fascistas vinieron a buscarla la noche del 30 de septiembre de 1936. Yo estaba durmiendo. Me despert¨® y me dijo: Ma?ana estoy aqu¨ª. T¨² tranquilo. Los fascistas le hab¨ªan dicho que necesitaban llev¨¢rsela para que declarara en Le¨®n en el juicio de otro maestro. Mi padrastro vio c¨®mo la sub¨ªan en un coche con otro maestro, Eusebio, totalmente p¨¢lido. Cuando ella quiso volver a entrar en casa a por dinero, Eusebio le dijo: Mar¨ªa, donde vamos, no lo vas a necesitar. Mi padrastro oy¨® aquello. Antes de marcharse, los fascistas le dijeron: Y ma?ana vamos a por ti."
El padre de Laurentino, militar, hab¨ªa desaparecido en el desastre de Annual, la derrota militar espa?ola ante los rife?os en 1921. "Yo ten¨ªa entonces tres a?os. A los nueve, declararon a mi padre muerto, a mi madre viuda y a m¨ª, hu¨¦rfano militar", cuenta. Su madre, que hab¨ªa creado un colegio para ni?as y daba clases de piano a las familias pudientes de la zona, se cas¨® poco despu¨¦s con otro maestro. "Al d¨ªa siguiente de que mataran a mi madre fui en bicicleta a ver al jefe local de Falange, a Ria?o. Le expliqu¨¦ que mi padre hab¨ªa muerto en Marruecos, que a mi madre la hab¨ªan matado la noche anterior y que a mi padrastro estaban a punto de hacerlo tambi¨¦n. Me dijo: vete tranquilo. Y par¨® la ejecuci¨®n".
Fue la primera vez que le salv¨® la vida a su padrastro. La segunda fue cuando se alist¨® en la Divisi¨®n Azul para interceder por ¨¦l. "Hab¨ªa desertado del ej¨¦rcito y estaban a punto de procesarlo". Iba a caerle una pena de muerte o 30 a?os. Al final lo liberaron.
La Divisi¨®n Azul era un salvoconducto para el resto de la familia. "Yo conoc¨ª a un comunista que se hab¨ªa alistado para salvar a su padre", cuenta.
Sin embargo, Laurentino ir¨ªa poco a poco perdiendo relaci¨®n con aquel hombre al que hab¨ªa librado de la muerte en dos ocasiones. "Se me meti¨® en la cabeza que a mi madre la hab¨ªan matado por las ideas de ¨¦l".
Y hubo un d¨ªa que estuvo a punto de tomarse la justicia por su mano. "Al volver de la Divisi¨®n Azul, como ten¨ªa algo de dinero, cog¨ª un taxi y me fui al bar de la familia que cre¨ªa que hab¨ªa denunciado a mi madre. Llevaba una bomba y una parabellum y entr¨¦ dispuesto a hacer una barbaridad, pero el taxista me convenci¨®..."
Algunos vecinos le contaron despu¨¦s que adem¨¢s de aquella familia, tambi¨¦n estaba implicado el cura del pueblo y que oyeron a su madre rezar antes de ser fusilada. "Era muy cat¨®lica. No faltaba un d¨ªa a misa". "Uno de los asesinos le quit¨® la ropa y se la regal¨® a su mujer, porque luego la vieron por el pueblo paseando con el abrigo de mi madre. Ojal¨¢ est¨¦ aqu¨ª".
Arranca la b¨²squeda de dos maestros fusilados en 1936
Los arque¨®logos del equipo de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica han empezado a buscar este jueves a Mar¨ªa de los Desamparados Blanco y a Eusebio Gonz¨¢lez de la Riva, dos maestros fusilados la noche del 30 de septiembre de 1936 en la localidad leonesa de Lario.
Mar¨ªa naci¨® en 1894. Su madre muri¨® en el parto, y su padre, que quer¨ªa que fuera monja, la envi¨® al hospicio de Le¨®n cuando ten¨ªa 6 a?os. Al cumplir los 18, Mar¨ªa abandon¨® el hospicio, y empez¨® a ganarse la vida dando clases de piano y solfeo a familias pudientes. Poco despu¨¦s, puso un colegio para ni?as y se cas¨® con un militar con el que tuvo a su ¨²nico hijo, Laurentino. Su marido morir¨ªa en el desastre de Annual (Marruecos). Ella sigui¨® adelante con su carrera de maestra, primero como interina y luego nacional. Tras pasar un tiempo destinada en Canarias, regres¨® al pueblo de Bercianos del Parmo, se cas¨® de nuevo, con otro maestro.
Al estallar la Guerra Civil, se convirtieron en uno de los objetivos preferidos de los hombres de Franco, especialmente, en la monta?a leonesa. En el pueblo donde Mar¨ªa y Eusebio Gonz¨¢lez, padre de tres hijas, daban clases el secretario, su mujer y el cura se pusieron enseguida del bando de los falangistas. Estaban sentenciados. La noche del 30 de septiembre de 1936 en un pueblo cercano, Lario, fueron fusilados a la orilla de una carretera. Los vecinos a¨²n recuerdan los gritos de las v¨ªctimas, que oyeron desde el pueblo. Uno de los asesinos, natural de Polvoredo, desvisti¨® a Mar¨ªa, antes o despu¨¦s de matarla, porque poco despu¨¦s, su mujer apareci¨® en el pueblo luciendo su abrigo y su bolso.
Laurentino, hoy un anciano, espera poder encontrarla en la tierra que han comenzado a excavar hoy los arque¨®logos de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.