El machista Congreso mexicano
"D¨¦jale el lugar a tu hermano que va a cenar", dec¨ªa con frecuencia mi abuela a la misma hija que media hora antes hab¨ªa apresurado a tener "lista y calientita la merienda" en espera del hermano, que al igual que ella, regresaba del trabajo. El asiento al que mi t¨ªa obligadamente renunciaba (y mi t¨ªo con toda naturalidad tomaba) era el que estaba frente al televisor. ?Por qu¨¦ dejar el asiento?, se preguntar¨¢ tal vez alguna mujer nacida en los noventas: porque era "el hombre"... y eran mediados de los a?os 70. Entonces, frases como "el lugar de las mujeres est¨¢ su casa", "calladitas son m¨¢s bonitas" o "el ¨²ltimo que llegue es vieja" se dec¨ªan sin pudor ni reparo y casi sin r¨¦plica. ?Se imaginan lo que tendr¨ªa que sortear entonces una mujer para dedicarse a la pol¨ªtica y lograr ser la elegida para ocupar un cargo de representaci¨®n popular?
Tiempos pasados... estamos en v¨ªsperas del bicentenario del inicio de la Guerra de la independencia, finales de la primera d¨¦cada del nuevo siglo. Los tiempos ciertamente no son los mismos. ?Verdad? De ah¨ª que haya surgido una ola de indignaci¨®n en la sociedad civil mexicana estos d¨ªas luego de que en la primera sesi¨®n ordinaria de la nueva legislatura, el pasado 3 de septiembre, ocho mujeres solicitaran permiso para dejar su lugar a sus suplentes, hombres, en la C¨¢mara de Diputados. Si se considera adem¨¢s que se trata de ?esca?os reservados para la cuota de g¨¦nero! nadie con un m¨ªnimo de decencia puede negar que este es un acto abiertamente discriminatorio y de real menosprecio hacia la ciudadan¨ªa de las mujeres, por parte de la mayor¨ªa de los grupos parlamentarios de la LXI Legislatura: las diputadas son dos del PRI, de los izquierdistas PRD y PT, una en cada caso, y cuatro del llamado Partido Verde Ecologista de M¨¦xico.
Inscrito "como un simple tr¨¢mite" en el primer punto de la Orden del D¨ªa, el intento de hacer pasar esta penosa maniobra sin sobresaltos y de espaldas a los electores se desplom¨® ante los cuestionamientos vertidos por diputadas de diversas expresiones pol¨ªticas que rechazamos tan indignante despojo a la ya de por s¨ª precaria presencia femenina en este espacio parlamentario. La voz plural del reclamo oblig¨® a los partidos pol¨ªticos responsables de esta acci¨®n a retirar de la sesi¨®n el punto, buscaban evitar ser evidenciados ante la opini¨®n p¨²blica como c¨®mplices de un asunto contrario al esp¨ªritu de la ley.
Si bien el punto se regres¨® a la Junta de Coordinaci¨®n Pol¨ªtica para su an¨¢lisis, es muy probable que de manera silenciosa se eche mano del truco que la misma ley contiene: pasados sesenta d¨ªas de inasistencia del titular se debe llamar al suplente para que tome su lugar. Ante ello jur¨ªdicamente no se puede hacer nada para evitar este golpe a la cuota de g¨¦nero en la C¨¢mara. Lamentablemente sabemos que estos ocho no ser¨¢n los ¨²nicos lugares arrebatados a las mujeres para entregarlos soterradamente a "c¨®modos se?ores" que sin ganarlo en las urnas (sea porque de ser candidatos hubieran perdido o porque representan intereses que pretendieron ocultar) simplemente planearon llegar a las curules "haci¨¦ndole truco a la ley", usurpando adem¨¢s lugares destinados legalmente a mujeres.
As¨ª, ante la norma electoral que dispone como acci¨®n afirmativa el est¨ªmulo de una mayor presencia de las ciudadanas, los partidos pol¨ªticos responden recurriendo a estratagemas canallas como la de colocar a mujeres sin preparaci¨®n o conciencia pol¨ªtica en el penoso papel de simuladoras, oblig¨¢ndolas a burlar la ley para da?ar los derechos que tanto trabajo han costado establecer en favor de la igualdad.
Lamentablemente el espectro de los partidos pol¨ªticos no ha sabido hacer honor al notable esfuerzo que las pol¨ªticas hacen por abrirse espacios en la vida social y partidista. El colmo del cinismo es el caso del Partido Verde Ecologista de M¨¦xico que ha convertido esta nefasta medida en su "uso y costumbre". El l¨ªder cameral de ese organismo confiesa que "ni es la primera y seguramente no ser¨¢ la ¨²ltima" ocasi¨®n en que esto ocurra.
De acuerdo con el ¨²ltimo Informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, M¨¦xico ocupaba con datos de la anterior Legislatura, en los indicadores de participaci¨®n pol¨ªtica de la mujer, un porcentaje de esca?os parlamentarios ocupados por mujeres en la c¨¢mara baja o ¨²nica de 22.6 y en la c¨¢mara alta o senado de s¨®lo 17.2 que, sin ubicarlo en los extremos que se dan entre democracias como la de Suecia (47.3 por ciento del total) y la nula voz de mujeres parlamentarias que a¨²n subsiste en muchos pa¨ªses, lo mantiene en una brecha que corre el riesgo de crecer y que sobre todo no refleja la composici¨®n poblacional del pa¨ªs ?y c¨®mo no si despu¨¦s de sortear una infinidad de obst¨¢culos mis¨®ginos antes y durante sus campa?as para alcanzar apenas cerca de la cuarta parte de la representaci¨®n popular, las mexicanas todav¨ªa ven mermada su presencia para vigilar y legislar a favor de sus derechos m¨¢s elementales con este tipo de trampas?
Mal comienzo para una legislatura a la que le esperan retos importantes para llegar a los acuerdos b¨¢sicos para una gobernabilidad democr¨¢tica, lo que s¨®lo se conseguir¨¢ si ante ella se coloca una opini¨®n p¨²blica activamente participativa que le conduzca, entre otras cosas, a asegurar que en todas las comisiones, comit¨¦s y grupos que se conformen exista una presencia clara de legisladoras.
Para que los partidos pol¨ªticos hagan bien sus cuentas de g¨¦nero y no quieran venir a llamarse a sorpresa, hay que recordarles que, por ejemplo, el Art¨ªculo 7 de la Convenci¨®n sobre la Eliminaci¨®n de Todas las Formas de Discriminaci¨®n contra la Mujer expresa que: Los Estados Partes tomar¨¢n todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminaci¨®n contra la mujer en la vida pol¨ªtica y p¨²blica del pa¨ªs y, en particular, garantizando en igualdad de condiciones con los hombres el derecho a votar en todas las elecciones y refer¨¦ndums p¨²blicos y ser elegibles para todos los organismos cuyos miembros sean objeto de elecciones p¨²blicas, para lo cual adem¨¢s existen recomendaciones muy espec¨ªficas y otra serie de tratados internacionales que amparan estos derechos pol¨ªticos de las mujeres y sobre los cuales se deben entregar informes. El retroceso que intenta dar esta, la LXI legislatura, tendr¨¢ que quedar inscrito en tales informes como otra serie de regresiones legislativas que el pa¨ªs ha permitido, entre otras cosas, con objeto de evitar que las mujeres decidan sobre su propio cuerpo.
Esta vergonzosa experiencia obliga a revisar nuevamente la ley electoral e incluso la Constituci¨®n para encontrar mecanismos m¨¢s efectivos que garanticen y fortalezcan la cuota de g¨¦nero. Una evidente tarea de los partidos pol¨ªticos (particularmente los que se dicen de izquierda) es reforzar la capacitaci¨®n pol¨ªtica de las mujeres que los integran y comprometerse efectivamente con la apertura de espacios de representaci¨®n para ellas. Por otro lado a la hora del registro a cargos de elecci¨®n es necesario vigilar que las candidatas lleven siempre mujeres suplentes. Exhorto a recordar a lo largo de estos tres a?os los nombres de quienes ser¨¢n diputados producto del despojo de diputaciones destinadas a las mujeres. Debemos reforzar el mensaje de que su actitud tiene costos de legitimidad, distinguirlos por su mis¨®gina acci¨®n, en sus intervenciones, presentaciones y gestiones, y en sus entrevistas ante los medios de comunicaci¨®n para evitar que esto quede en el olvido ciudadano.
Diputada federal por el PRD
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