Un hombre de Estado
Creo sinceramente que en un pa¨ªs que no hubiera vivido una guerra civil, Sabino Fern¨¢ndez Campo no hubiera escogido la profesi¨®n militar. Sin dem¨¦rito para ¨¦sta, supongo que sus aptitudes personales le hubieran llevado por otro camino, quiz¨¢ la pol¨ªtica o la diplomacia. El general ten¨ªa la talla de un hombre de Estado. Y en los a?os de la Transici¨®n puso de relieve brillantemente esas facultades.
Su labor de secretario, primero y luego de jefe de la Casa Real, transcendi¨® al gran p¨²blico solamente a ra¨ªz del 23-F. Aquella frase referida al jefe del golpe, Alfonso Armada, es de esas que quedar¨¢n en la Historia de Espa?a: "Ni est¨¢ ni se le espera". Fue como si hubiese captado en un instante toda la estrategia de los conspiradores y hubiera desmontado la clave para la generalizaci¨®n del golpe. Y, adem¨¢s, mantuvo a Armada toda aquella noche alejado de la Zarzuela, a pesar de la insistencia que ¨¦ste puso en acudir. Y no fue un acto inspirado solamente por la idea de proteger al Rey: se trataba de proteger al nuevo Estado democr¨¢tico que era lo que estaba en juego, fundamentalmente.
En la noche del 23-F, el jefe del Estado tuvo a su lado el mejor consejero imaginable. Es uno de esos casos que muestran el gran papel que una persona puede jugar si est¨¢ en el sitio y en el momento oportuno.
Pero fuera de este momento crucial, durante los a?os largos y dif¨ªciles en que Sabino desempe?¨® el papel de consejero dio abundantes pruebas de su sagacidad y su prudencia. Creo que los dirigentes pol¨ªticos que est¨¢bamos en funciones, entonces, tuvimos experiencias de ello. Personalmente, yo tuve una, quiz¨¢ la menos f¨¢cil, pues en aquellos tiempos no era c¨®modo el entendimiento entre el secretario general del Partido Comunista y la mayor¨ªa de aquellos militares. Hab¨ªamos estado enfrentados en la guerra civil y todav¨ªa segu¨ªan consider¨¢ndonos como el enemigo.
Y, sin embargo, me sorprendi¨® la facilidad con que lleg¨® a establecerse entre Sabino Fern¨¢ndez Campo y yo mismo una relaci¨®n pol¨ªtica amistosa y cordial, en la que intercambiamos ideas con la mayor libertad. Recuerdo entrevistas mantenidas en su apartamento en las que llegamos a profundizar incluso sobre el tema de la Monarqu¨ªa. El general era profundamente leal al Rey y a la familia real; hubiera dado su vida por ellos.
Sin embargo, consideraba que las Monarqu¨ªas en el mundo iban siendo unas formas superadas por la Historia. Y consideraba que la monarqu¨ªa segu¨ªa siendo necesaria en Espa?a por circunstancias hist¨®ricas muy peculiares, raz¨®n por la que la serv¨ªa fielmente. No creo que sea indiscreto publicar hoy esto. Ni decir que no siempre fue feliz en su trabajo; pero que siempre cumpli¨® sus funciones impecablemente.
La relaci¨®n amistosa con Sabino y su esposa Teresa se mantuvo despu¨¦s de salir del cargo en la Casa Real. El paisanaje nos un¨ªa tambi¨¦n en cierto modo, ser asturiano marca. Haciendo balance de estos a?os, estoy convencido de que la labor de Sabino actu¨® de lubricante muchas veces, con su ponderaci¨®n, entre fuerzas que ven¨ªamos de horizontes muy diversos e incluso opuestos.
Personalmente le tengo que agradecer al general que asistiera al homenaje que se me ofreci¨® en mi 90 aniversario, lo que fue motivo para que algunas organizaciones de extrema derecha, que todav¨ªa viven en el siglo pasado, le atacaran p¨²blicamente.
El general Fern¨¢ndez Campo nos deja. Pero ¨¦l es hoy, sin duda alguna, un personaje que ha entrado por la puerta grande en la Historia de nuestro pa¨ªs. Mi m¨¢s sentido p¨¦same a sus hijos y a su esposa Teresa.
Santiago Carrillo, ex secretario general del PCE, es comentarista pol¨ªtico.
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