De cortinas de humo y otras corruptelas
Los estrategas del PP llevan ocho meses tejiendo cortinas de humo de distinto tama?o y gravedad para tapar el grotesco espect¨¢culo de cohechos, prevaricaciones y malversaciones de fondos p¨²blicos que se adivina tras la trama G¨¹rtel. Desde que se hicieron p¨²blicos los manejos de Francisco Correa y sus c¨®mplices, el PP teje y teje sin parar de echar humo.
Esto no es una trama del PP sino una trama contra el PP. La primera reacci¨®n del partido de Rajoy, cuando apenas una puntita del esc¨¢ndalo asomaba por la escena p¨²blica, fue una foto de familia digna y un mensaje solemne dirigido a la opini¨®n p¨²blica: "Esto no es una trama del PP sino una trama contra el PP". En la foto estaba, muy cerca de Rajoy, el presidente valenciano Francisco Camps.
Ocho meses despu¨¦s de aquella foto, el futuro pol¨ªtico de Camps depende, entre otras cosas, de una decisi¨®n del Tribunal Supremo, que puede sentarle en el banquillo por corrupto. Ocho meses despu¨¦s de aquella foto, la investigaci¨®n judicial ha acreditado que la administraci¨®n valenciana, gobernada por Camps, era un campo abonado a las corruptelas de la trama G¨¹rtel, con ?lvaro P¨¦rez, amiguito del alma del presidente valenciano, como beneficiario principal de los contratos adjudicados a dedo. Ocho meses despu¨¦s, la limpieza de las cuentas del PP valenciano est¨¢ en entredicho tras un informe policial, almacenado de momento en el limbo jur¨ªdico, que acredita pagos en dinero negro a la formaci¨®n que preside Camps.
Ocho meses despu¨¦s, Camps ha tenido que echar a del partido y del parlamento a su mano derecha, Ricardo Costa, el ex secretario general del PP valenciano que, seg¨²n el mismo confes¨®, acataba ¨®rdenes. Costa se ha tenido que vestir de chivo expiatorio para que su jefe siga en el cargo.
"De la trama contra el PP" que denunciaba Rajoy formaba parte, seg¨²n su teor¨ªa, Baltasar Garz¨®n, el juez que investigaba el caso G¨¹rtel gracias a la denuncia de un ex concejal popular, y el ministro de Justicia, Mariano Fern¨¢ndez Bermejo. La coincidencia de ambos, ministro y juez, en una cacer¨ªa, desat¨® una tormenta pol¨ªtica donde los tejedores de cortinas de humo se hicieron fuertes. Bermejo dimiti¨® por cazar sin licencia; y Garz¨®n se deshizo del caso al toparse con aforados. Pero la cortina de humo no pudo impedir que la sospecha de corrupci¨®n creciera, ensuciando m¨¢s y m¨¢s la imagen del Partido Popular. Los nuevos jueces que se hicieron cargo de la causa a?adieron nuevos indicios contra zonas vitales del partido. El tesorero nacional, Luis B¨¢rcenas, fue imputado. El presidente valenciano estuvo a punto de sentarse en el banquillo porque el juez Flors consider¨® que ment¨ªa y que hab¨ªa podido cometer un cohecho impropio. Le salvaron dos de los tres magistradotes que estudiaron su recurso. De uno de ellos, Juan Luis De la R¨²a, el presidente valenciano lleg¨® a decir que la palabra amistad no era suficiente para definir su relaci¨®n con el magistrado. El juez lo niega, y quiere renovar mandato como presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia. Aunque a estas alturas nadie le quiere.
"Nos esp¨ªan". La primera cortina de humo fue incapaz de detener la avalancha de indicios contra cargos del PP. La secretaria general del partido, Dolores de Cospedal, prepar¨® un nuevo ant¨ªdoto en agosto, cuando disfrutaba de sus vacaciones al borde de la playa. La nueva cortina de humo estaba basada en el supuesto espionaje ilegal a dirigentes populares. Ni una prueba, ni un indicio, pero mucho ruido...o mucha cortina para entretener el verano. Trillo espiado; Camps, espiado...Y ni una sola prueba. Pero Cospedal insist¨ªa en que autoridades judiciales y policiales hac¨ªan escuchas telef¨®nicas ilegales a personas que no ten¨ªan nada que ver con los sumarios. Para a?adir m¨¢s dramatismo a su acusaci¨®n sin pruebas, los dirigentes populares hablaron de estado policial donde se persegu¨ªa m¨¢s al PP que a ETA.
La cortina de humo se deshizo entre nuevas revelaciones de graves corruptelas con dirigentes del PP implicados.
Escuchas telef¨®nicas ilegales. El PP aprovech¨® esta semana una m¨ªnima tregua en su guerra interna por el poder para levantar su tercera cortina de humo, con el caso Gurtel pendiente de nuevas revelaciones con el levantamiento del secreto en otra parte del sumario. Esteban Gonz¨¢lez Pons acus¨® al Gobierno de utilizar un sistema ilegal para las escuchas telef¨®nicas y, de paso, desliz¨® la idea de que cientos de procesos judiciales de los ¨²ltimos cinco a?os podr¨ªan ser anulados. Gonz¨¢lez Pons se refer¨ªa a un dispositivo inform¨¢tico, denominado SITEL, que contrat¨® el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar cuando Mariano Rajoy era ministro del Interior. Al PP no se le ocurri¨® modificar ninguna Ley para utilizar el dispositivo, que se entreg¨® en noviembre de 2003 y que sirvi¨® para algunas investigaciones hasta mayo de 2004, cuando los socialistas entraron en el Gobierno. Aunque hay una sentencia del Supremo que rechaz¨® un recurso de la Asociaci¨®n de Internautas contra la interceptaci¨®n de las comunicaciones, el PP insiste en que el sistema carece de cobertura legal.
El SITEL lleva cinco a?os utiliz¨¢ndose y nadie lo ha denunciado hasta ahora para anular procesos judiciales abiertos. Como instrumento al servicio de las investigaciones -la polic¨ªa no puede utilizarlo sin autorizaci¨®n judicial- ha permitido encarcelar a decenas de narcotraficantes, terroristas y corruptos. Pero el PP s¨®lo se ha acordado de que es supuestamente ilegal cuando varias decenas de sus dirigentes, entre ellos el tesorero nacional, Luis B¨¢rcenas; el presidente valenciano, Francisco Camps; su secretario general, Ricardo Costa; y cuatro alcaldes y dos diputados auton¨®micos madrile?os, han aparecido retratados en esas escuchas -todas autorizadas por el juez- como colaboradores de una trama de corrupci¨®n masiva.
Si alguien ha pensado en el PP que la mejor defensa es un buen ataque, sus cortinas de humo son la peor defensa para un mal ataque.
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