De panadero a ministro

La trayectoria republicana de su familia le influy¨® cuando en plena noche franquista, en 1956, decidi¨® ingresar en el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC, los comunistas catalanes). "?ste es un h¨¦roe, quiero ser como ¨¦l", se dijo el joven Jordi de 26 a?os cuando conoci¨® a quien le meti¨® en el partido, el hist¨®rico Miguel N¨²?ez. Ese fue el primer eslab¨®n pol¨ªtico que subi¨® el joven panadero de Mollet del Vall¨¨s, que a?os antes hab¨ªa tenido que abandonar los estudios para ayudar a sus padres en la tahona.

Vivi¨® el exilio en Francia y Ruman¨ªa, donde actu¨® como uno de los motores de la emisora Radio Espa?a Independiente. Volvi¨® a Espa?a en y en 1968 fue expulsado de la Universidad de Barcelona. Su distanciamiento de las tesis comunistas oficiales despu¨¦s de la invasi¨®n de Praga por la URSS y del Mayo de 1968 lo llev¨® a abandonar la militancia ortodoxa y a ser uno de los fundadores del colectivo Bandera Roja, junto a Alfons Carles Com¨ªn y Jordi Borja. Los an¨¢lisis sobre el franquismo hicieron que las publicaciones de BR tuvieran un rigor inusual entre la clandestina izquierda espa?ola. Entre la izquierda catalana, se convirti¨® en un obra de cabecera su libro Catalanismo y Revoluci¨®n burguesa (1967), en el que caracterizaba al nacionalismo catal¨¢n como la manifestaci¨®n que el regeneracionismo espa?ol hab¨ªa adoptado en esta comunidad. Firme defensor del federalismo, Jordi Sol¨¦ sosten¨ªa en esa obra que el nacionalismo no lleva consigo la soluci¨®n a los problemas entre Espa?a y Catalu?a. Quiz¨¢s por ese motivo mantuvo la m¨¢s agria pol¨¦mica a prop¨®sito de su obra con Jordi Pujol.

Con la democracia, fue uno de los padres de la Constituci¨®n y, tras la crisis de la izquierda comunista, pas¨® a militar en el PSC. Jordi Sol¨¦ Tura fue luego Ministro de Cultura con Felipe Gonz¨¢lez (1991-1993). Sustituy¨® a otro viejo heterodoxo del PCE: Jorge Sempr¨²n. Bajo su mandato se adquiri¨® la colecci¨®n Thyssen. Con su designaci¨®n ministerial, el panadero, que no pertenec¨ªa a las ¨¦lites catalanas, que jam¨¢s pas¨® por los exclusivos Jesuitas ni la selecta Virt¨¨lia -recordaba ¨¦l mismo- llegaba a las m¨¢s altas dignidades del Estado.