?Cu¨¢ndo llamar¨¢ Clinton a Mohamed VI?
Las gestiones espa?olas con Marruecos ya no dan m¨¢s de s¨ª. S¨®lo una llamada de un alto responsable de EE UU a Mohamed VI puede resolver al "caso Haidar"
Colin Powell, el secretario de Estado norteamericano, no lograba comunicar con el rey Mohamed VI en esa ma?ana del 18 de julio de 2002. Intentaba hablar con ¨¦l para cerrar el acuerdo sobre el islote de Perejil del que los espa?oles hab¨ªan desalojado la v¨ªspera a los marroqu¨ªes.
S¨®lo el monarca pod¨ªa dar su visto bueno. Powell perdi¨® la paciencia. Le advirti¨® al ministro de Exteriores de Marruecos, Mohamed Benaissa, que dispon¨ªa de diez minutos para ponerle al soberano al tel¨¦fono o, de lo contrario, se ir¨ªa un largo fin de semana a jugar con sus nietos y "los espa?oles no abandonar¨¢n la isla". El rey descolg¨® y dio su luz verde al acuerdo hispano-marroqu¨ª sobre Perejil. As¨ª lo cont¨®, meses despu¨¦s, el propio Powell a la revista GQ.
?Cu¨¢ndo llamar¨¢ la secretaria de Estado Hillary Clinton a Mohamed VI para resolver la crisis desatada por la expulsi¨®n de El Aai¨²n a Lanzarote, el 14 de noviembre, de la activista saharaui Aminatou Haidar? Para eso ser¨ªa necesario, primero, que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, se lo pidiera como hizo en su d¨ªa su predecesora, Ana Palacio, solicitando a Powell sus buenos oficios tras constatar la dificultad de comunicarse con Marruecos.
Moratinos ha pedido hasta ahora la intercesi¨®n del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y de la Comisi¨®n Europea, pero no la de la Administraci¨®n del presidente Barack Obama que s¨ª ha sido solicitada informalmente por el Centro Robert Kennedy. Esta fundaci¨®n otorg¨® a Haidar en 2008 un premio por su defensa de los derechos humanos. Por ahora ha conseguido un comunicado del Departamento de Estado el 26 de noviembre.
EE UU ya se implic¨® en 2006, en tiempos de George Bush, para que Aminatou Haidar, que acababa de salir de la c¨¢rcel, obtuviera un pasaporte marroqu¨ª -el ¨²nico que pod¨ªa tener legalmente- con el que viajar por el mundo para dar m¨ªtines y acudir el m¨¦dico en el hospital La Paz de Madrid.
En un pa¨ªs tan jerarquizado como Marruecos nadie duda de que la decisi¨®n de deportar a Haidar a Canarias fue tomada por Mohamed VI -su discurso del 6 de noviembre es revelador de la l¨ªnea dura que adopta con los independentistas saharauis- y s¨®lo ¨¦l puede dar marcha atr¨¢s como hizo, en su d¨ªa, con algunos matices, en el conflicto de Perejil.
La diplomacia espa?ola cometi¨® un primer error al aceptar, el 14 de noviembre, acoger a la activista saharaui que desembarc¨® en Lanzarote en contra de su voluntad. Ha cometido un segundo error al no hablar directamente con Mohamed VI el ¨²nico que pod¨ªa de resolver el problema.
El presidente Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero dej¨® el asunto en manos de Moratinos, pero su ministro no llega al rey. Todo lo m¨¢s puede transmitir a su hom¨®logo marroqu¨ª, Taieb Fassi-Fihri, un mensaje de Zapatero para el monarca, pero ni siquiera est¨¢ seguro de que sea repercutido correctamente.
Zapatero no se ha involucrado y tampoco ha pedido a don Juan Carlos que lo haga. Y eso que el Rey de Espa?a hizo m¨²ltiples gestiones con Hassan II por cuenta del presidente Felipe Gonz¨¢lez. Hasta republicanos tan convencidos como Cayo Lara, coordinador de Izquierda Unida, reclaman ahora que el monarca espa?ol interceda en Marruecos por Haidar. Ya es probablemente tarde para una intervenci¨®n de la Zarzuela y quiz¨¢ incluso de EE UU.
Moratinos y Elena Valenciano, responsable de relaciones internacionales del PSOE, han explicado a sus interlocutores marroqu¨ªesque, a causa de Haidar, ten¨ªan su opini¨®n p¨²blica soliviantada y ped¨ªan su ayuda para solucionarlo. La sociedad civil espa?ola, recordaban, se est¨¢ volcado con ella.
Mohamed VI les ha replicado, indirectamente, tratando de demostrar que ¨¦l tambi¨¦n tiene un problema de opini¨®n p¨²blica pero en sentido contrario. A instancias suyas se reunieron, el lunes por la noche en Rabat, el ministro de Exteriores y los l¨ªderes de todos los partidos. Emitieron, el martes, un comunicado conjunto en el que rechazan las demandas espa?olas de proporcionar un pasaporte a Haidar para que pueda regresar a su casa.
Con este comunicado, solemne y tajante, el rey ha querido que le aten de pies y manos para no poder retroceder. "Ha querido reducir a cero su margen de maniobra en este asunto", afirma un analista marroqu¨ª. Durante la crisis de Perejil no tom¨® ninguna iniciativa similar.
La diplomacia espa?ola paga un precio por su inacci¨®n en el S¨¢hara para complacer al Marruecos de Mohamed VI. Si Minurso, el contingente de Naciones Unidas desplegado en ese territorio desde 1991, tuviese competencias en materia de derechos humanos es probable que hubiera podido involucrarse en la b¨²squeda de una soluci¨®n al "caso Haidar". Hoy en d¨ªa es la ¨²nica fuerza de paz de la ONU que carece de atribuciones en esa materia.
Y si no tiene jurisdicci¨®n alguna es, en parte, responsabilidad de Espa?a. Justo despu¨¦s de la revuelta saharaui, de mayo de 2005, el actual secretario general de la presidencia del Gobierno, Bernardino Le¨®n, afirm¨® en Rabat que Espa?a iba a trabajar para que se ampliase el mandato de Minurso para que abarque los derechos humanos. Una proposici¨®n no de ley aprobada este a?o por unanimidad en el Congreso as¨ª se lo pide al Gobierno.
Moratinos no ha dado, sin embargo, ni un paso en esa direcci¨®n. Cuando, hace un a?o, Zapatero fue preguntado en rueda de prensa sobre la extensi¨®n de las competencias de Minurso ech¨® balones fuera. Para no irritar a Marruecos, el Gobierno he evitado poner en pr¨¢ctica las recomendaciones del Congreso. Es uno de los numerosos gestos amistosos que ha tenido con un monarca para el que el S¨¢hara es el tema m¨¢s sensible. Pero el rey es ingrato y le ha exportado a Espa?a el "problema" Aminatou Haidar. "Espa?a no se merece que Marruecos le haga esto", repet¨ªa el jueves, desolada, Elena Valenciano.
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