Me llamo Zelalem y quiero ser maratoniano
?Me llamo Zelalem Masresha, tengo 20 a?os y un sue?o: llegar a ser tan buen corredor de fondo como Haile Gebrselassie o Kenenisa Bekele. Participo en carreras de fondo, sobre todo en 5.000 metros y 10.000 metros. Aspiro a ser alg¨²n d¨ªa como ellos". Como Zelalem, miles de j¨®venes et¨ªopes entrenan a diario para llegar a ser ricos y famosos. Correr en Etiopia es como jugar al f¨²tbol en Brasil. El atletismo de fondo, desde los 5.000 metros hasta la marat¨®n, es territorio privado de los y las atletas et¨ªopes. Pero hasta llegar a ese nivel, hasta ganar dinero para comprarte varias casas en el mejor barrio de Addis Abeba como tus ¨ªdolos, hay un camino lleno de sacrificios que no siempre tiene un final feliz. ?Suelo quedar con mi amigo Mulugeta y mi amiga Bogalech al amanecer en las colinas que rodean Addis Abeba, a unos 2.500 metros de altitud. Entrenamos durante 4 o 5 horas. No comemos nada hasta que finaliza el entrenamiento?.?Entrenamos y nos mantenemos por nuestra cuenta. Solo cuando llegas al equipo nacional, el gobierno te da ayudas para ropa, para comer, tienes un buen entrenador... pero mientras llegas a ese nivel, todo corre de tu bolsillo. Por eso entrenamos muy fuerte. ?Por qu¨¦ los et¨ªopes son los reyes del fondo? ?Hay alguna explicaci¨®n fisiol¨®gica que avale su supremac¨ªa? Una de las que se barajan es que sus antepasados han vivido en altitud durante miles de a?os. Y el vivir y entrenar en altura con un aire menos denso mejora la capacidad de sus pulmones para transportar ox¨ªgeno. Pero tambi¨¦n los sherpas del Himalaya viven en altitud y ninguno ha ganado una marat¨®n.?Si, dicen que los atletas et¨ªopes son tan buenos en las carreras de fondo porque entrenamos en altitud. Esto puede ser cierto, pero no lo es todo. Creo que es m¨¢s importante la voluntad, la fortaleza, las ganas de emular a los que han sido grandes, como Gebrselassie. En Etiop¨ªa, correr en una religi¨®n.Religi¨®n o necesidad. Estilo de vida o ¨²nica esperanza para huir de la penuria. Lo cierto es que la vida de los et¨ªopes, y no solo la de los corredores de fondo, est¨¢ impregnada de un ascetismo y una espiritualidad que a veces el occidental poco avezado confunde con pobreza. Tras el entrenamiento, los tres corredores acuden a la iglesia de Entoto Mariam para dar gracias a Dios. Junto a ellos, otros cientos de fieles rezan o escuchan la lectura de los libros sagrados a cargo de los sacerdotes.(extracto del gui¨®n del documental que hice en Etiop¨ªa. Una de las secciones estaba dedicada a los j¨®venes maratonianos que luchan por estar un d¨ªa en la ¨¦lite mundial)
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