La juez archiva 'el caso esp¨ªas' pese a las pruebas de los seguimientos
La magistrada no confirma el espionaje pero s¨ª que un agente de Granados anot¨® en los partes y ve "imposible" cuantificar el dinero p¨²blico malversado
La juez Carmen Valcarce ha archivado provisionalmente su investigaci¨®n sobre el presunto espionaje cometido por agentes del Gobierno de Esperanza Aguirre contra dirigentes de su partido desafectos a ella, como el vicealcalde madrile?o, Manuel Cobo, y el ex vicepresidente segundo de su Gobierno Alfredo Prada. Todos ellos del PP. La raz¨®n principal de dicho sobreseimiento es que la magistrada se declara incapaz de cuantificar la cuant¨ªa del dinero p¨²blico que costaron tales seguimientos, cuya existencia ni confirma ni desmiente. El auto de la juez, que sigue el mismo hilo argumental del escrito del abogado de los acusados, puede resumirse as¨ª: aunque hayan existido seguimientos por agentes p¨²blicos a cargos del PP no habr¨ªa delito porque no se puede concretar lo malversado.
Y, adem¨¢s, la juez teoriza que "el hecho de seguir a una persona no constituye infracci¨®n penal alguna, salvo que la informaci¨®n obtenida por este medio se utilice con otros fines que en si constituyen delitos: coaccionar, chantajear, amenazar, secuestrar, etc¨¦tera".
La magistrada pone as¨ª fin a sus pesquisas antes de que pudiera comparecer como testigo Yolanda Laviana -prueba requerida d¨ªas atr¨¢s por el PSOE-, la ex esposa del presunto jefe de los esp¨ªas de Aguirre, Sergio Gam¨®n. Esta mujer, ex secretaria en el Senado de Aguirre, asegur¨® a EL PA?S que su ex marido siempre informaba al vicepresidente primero Ignacio Gonz¨¢lez sobre el espionaje a Prada.
"La prueba propuesta por un lado solo ampl¨ªa el campo de investigaci¨®n, intentando efectuar una causa general que afecta sin base a derechos fundamentales de numerosas personas", afirma la juez. Hay muchas m¨¢s pruebas que no ha atendido antes de dar carpetazo al sumario.
La juez da por supuesto, en varios pasajes de su auto, que los seguimientos pudieron haberse producido, pero rebaja su categor¨ªa: "Se produjeron coincidencias de lugar de determinados tel¨¦fonos de los se?ores Oreja, Caro Vinagre y Coronado Mart¨ªnez [tres ex guardias civiles asesores del consejero de Interior, Francisco Granados] con el contenido de los citados partes [del espionaje]; sin embargo, la generalidad de los contenidos de estos, unido a la no fiabilidad absoluta de los posicionamientos, sobre todo aquellos que se producen en el centro de la ciudad, hace dif¨ªcil determinar con claridad suficiente la realidad de esos seguimientos".
La polic¨ªa, sin embargo, solo reflej¨® los posicionamientos de los m¨®viles de los agentes que juzg¨® indudables -tan fiables que la juez les imput¨® por tales informes- y desech¨® los discutibles.
Por tanto, los restantes posicionamientos, incluidos los seguimientos de Cobo y Prada cuando acud¨ªan a la sede del PP o a sus despachos, fueron considerados precisos y v¨¢lidos. Y los propios tres ex guardias civiles asesores de Granados confesaron a la juez que siguieron semanas a Prada incluso a localidades ajenas a la ciudad de Madrid, como Chinch¨®n o Brea de Tajo, y corroboraron su marcaje en puntos del centro madrile?o. Ah¨ª no hab¨ªa confusi¨®n alguna.
Y la juez proclama que un empleado de Granados, Jos¨¦ Manuel Pinto, es nada menos que el autor de las notas manuscritas en los partes del espionaje, algo que este le neg¨® reiteradamente. Pero la juez considera que ese dato no conduce a ning¨²n lugar porque no puede establecer una relaci¨®n de su trabajo con el resto de los imputados.
Casualmente, tanto los tres ex guardias imputados como Pinto estaban a las ¨®rdenes de Gam¨®n como liberados, as¨ª como los cuatro ex polic¨ªas (Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez, Bel¨¦n Espartero, Roberto Casielles y Miguel Casta?o) a los que no ha llegado siquiera a tomar declaraci¨®n, al igual que Jos¨¦ Palomo.
Los tres ex guardias confesaron a la juez que recib¨ªan ¨®rdenes de Gam¨®n para hacer sus seguimientos; y Gam¨®n fich¨® a sus ex compa?eros de su ¨¦poca en La Moncloa como asesores.
Seguir con dinero p¨²blico es gratis
El cerrojazo judicial se produce justo cuando Yolanda Laviana, la ex mujer de Sergio Gam¨®n, hab¨ªa vinculado a la c¨²pula del Gobierno de Esperanza Aguirre con la trama del espionaje. Y cuando ped¨ªa testificar sobre c¨®mo el entonces director de seguridad de Aguirre usaba en beneficio propio coches y motos de la Consejer¨ªa de Interior y repostaba con la tarjeta p¨²blica para sus coches privados. Ah¨ª hab¨ªa un hilo para investigar una posible malversaci¨®n. Y hab¨ªa otro fil¨®n para escudri?ar en lo que le solicit¨® el abogado de Alfredo Prada: qu¨¦ coches us¨® Gam¨®n y su equipo, cu¨¢nto gast¨® en tel¨¦fonos y en gasolina... No hubo respuesta y ahora la juez afirma que es dif¨ªcil cuantificar lo malversado en los seguimientos. El PSOE lo cifr¨® en dos millones. Las defensas de las v¨ªctimas y la propia fiscal¨ªa comparten un criterio: si un funcionario dedica su jornada a labores ajenas a su funci¨®n, est¨¢ malversando. Bastar¨ªa saber su salario para saber cu¨¢nto malversa al d¨ªa, al mes... La juez emplea argumentos que, en definitiva, benefician a los agentes imputados y asume que tienen unas funciones cargadas de "laxitud e inconcreci¨®n". Sin embargo, Gam¨®n y los abogados de sus v¨ªctimas del espionaje, parad¨®jicamente, le explicaron a la juez cu¨¢les no pod¨ªan ser nunca, por ilegales, las funciones de los agentes que trabajaban para Aguirre en la Comunidad: no pod¨ªan realizar escoltas ni contravigilancias porque no tienen esa competencia. Por tanto, no hab¨ªa ninguna raz¨®n legal para que durante un solo segundo fueran la sombra de Cobo o Prada, y, sin embargo, lo fueron durante horas, semanas o meses. Los posicionamientos de los agentes imputados durante abril y mayo de 2008 lo delatan; los partes del espionaje tambi¨¦n, y lo corroboraron en su confesi¨®n ante la juez sobre Prada. Y tales descubrimientos sobre su labor paralela han sido desvelados por la polic¨ªa solo cotejando algunos de los tel¨¦fonos que usaron los presuntos esp¨ªas porque Laviana hab¨ªa declarado que dispusieron de m¨¢s de un tel¨¦fono m¨®vil, y ha confirmado este diario. ?Qu¨¦ posicionamientos dar¨ªan el segundo o el tercer tel¨¦fono que usaban? Tal v¨ªa est¨¢ ahora cegada. Y la juez tampoco ha concedido una prueba clave: el listado de llamadas -imprescindible para ver si reportaba a Gonz¨¢lez- y posicionamientos del m¨®vil de Gam¨®n en los meses del espionaje. La propia Laviana oy¨® a su ex marido que los agentes hab¨ªan perdido a alguien en las mismas fechas en que los partes anotaban que los esp¨ªas hab¨ªan perdido la pista de Cobo o Prada. Pero la juez no ha dado pie a un careo o contradicci¨®n sobre tal versi¨®n. Ha cercenado la posibilidad de que se oyera a la primera testigo de este proceso dispuesta a ratificar la existencia del espionaje. El caso no se archiva tras agotar la investigaci¨®n, sino cuando quedaban decenas de pruebas sin atender. Entre ellas, el interrogatorio del resto del equipo de presuntos esp¨ªas de Gam¨®n: cuatro ex polic¨ªas y el agente Jos¨¦ Palomo. La juez ha dado por buena una pericial caligr¨¢fica privada al agente Pinto, "hecha de espaldas" al proceso judicial, seg¨²n la defensa de Prada, ya que no se hizo ante un testigo del juzgado, sino ante dos cargos de Aguirre. El auto podr¨ªa sentar as¨ª un grave precedente: seguimientos ejecutados por agentes que cobran de fondos p¨²blicos puede salir gratis penalmente.
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