Un mercado desierto
Los piquetes impiden el acceso a Mercamadrid durante las primeras horas de la madrugada
Las calles de Mercamadrid, habitualmente un hervidero, parec¨ªan esta madrugada un desierto. En el mercado de frutas y verduras no hab¨ªa expositores y los pocos trabajadores que se empleaban con el pescado lo guardaban en las c¨¢maras frigor¨ªficas para que no se echase a perder. No se escuchaba un alma paseando por muchas de sus calles. Afuera, sin embargo, se o¨ªa la jarana.
En la puerta de una de las lonjas m¨¢s importantes de Europa se hab¨ªan pertrechado desde las 21.30 un buen n¨²mero de piquetes informativos que obstaculizaban la entrada de mercanc¨ªas. La polic¨ªa y los sindicalistas tuvieron un conato de bronca por el lugar en el que deb¨ªan llevar a cabo la reivindicaci¨®n. Finalmente, los piquetes se sentaron en la carretera de acceso al mercado y cortaron por completo el tr¨¢nsito.
"No hemos bloqueado el mercado, se ha paralizado por si solo porque casi la totalidad de los trabajadores ha secundado la huelga. Los camioneros que no han podido pasar son aut¨®nomos que aunque entren nadie les va a ayudar con su carga", se explicaba la secretaria general de Hosteler¨ªa y Turismo de CCOO, Paloma Vega.
Caos circulatorio en la zona
Luis Velasco, vestido todo de negro y con una especie de alzacuellos, parec¨ªa un cura comunista pero en realidad era un miembro de UGT. "Me he vestido de negro porque es un d¨ªa triste. La fruta y el pescado se echa a perder, como los derechos de los trabajadores. Es una jornada trist¨ªsima. Y por cierto no soy cura, me he vestido as¨ª para llamar la atenci¨®n".
Una ristra de camiones y veh¨ªculos de trabajadores taponaron este acceso de la M-40 y durante varias horas se gener¨® un caos circulatorio en la zona. Jos¨¦, pescadero, aguardaba rodeado de veh¨ªculos en el interior de su coche: "No puedo hacer m¨¢s. Esperar¨¦ y a ver si me dejan entrar tarde o temprano". Su espera dio sus frutos.
Sobre las 3.45 la mayor parte del piquete se retir¨®. De repente, los camiones de mercanc¨ªas comenzaron a acceder a Mercamadrid. Por la hora que era pocos compradores iban a aparecer ya. ?A d¨®nde iban todos los huelguistas? "A las cocheras de la EMT", dec¨ªa cualquiera al que se le preguntara. All¨ª libraban su pr¨®xima batalla.
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