De mayor quiero ser funcionario

'?Crisis en el mercado laboral? ?Un trabajo seguro y de por vida!'. Es el reclamo de una academia de oposiciones y tambi¨¦n lo que pasa por la cabeza de miles de j¨®venes: estoy en paro, tengo tiempo -y con suerte unos meses de subsidio-, lo aprovecho para estudiar, con suerte me saco una plaza y no volver¨¦ a quedarme en el paro. Pero entre esta fantas¨ªa y la toma de posesi¨®n hay un duro camino: la crisis ha aumentado el n¨²mero de opositores, reducido las plazas (la oferta p¨²blica de empleo para este a?o se ha recortado un 87%) y, adem¨¢s, empeorado las condiciones de los trabajadores p¨²blicos.

A pesar del panorama, opositar se ha convertido en un refugio para miles de j¨®venes. Aunque es pr¨¢cticamente imposible cuantificarlos, las principales academias de oposiciones indican que el n¨²mero de aspirantes a funcionario no para de crecer. Dos de las principales, el Grupo Adams y Master D, que forman a cientos de miles de aspirantes, indican que el n¨²mero de estudiantes que se preparaba oposiciones en sus centros subi¨® en 2009 un 20% con respecto al a?o anterior y que en 2010 la cifra sigue aumentando: otro 20% en el primer semestre del a?o. Hay opositores por vocaci¨®n -dif¨ªcilmente se puede ser polic¨ªa o juez sin trabajar para el Estado- y otros a quienes la vida les ha llevado a sentarse horas delante de un libro como la mejor salida que han encontrado. Tambi¨¦n los hay la ¨²nica forma de conseguir un puesto acorde con su titulaci¨®n o el refugio seguro en el temporal econ¨®mico.

Mejor calidad de vida

La raz¨®n para ponerse a estudiar tras acabar la carrera de Econom¨ªa para Javier Amil fue lo que ve¨ªa en su familia: los funcionarios ten¨ªan "una calidad de vida infinitamente mejor que quienes trabajaban para una empresa privada".

En estos motivos abunda una portavoz de la academia Adams: "Este incremento no es solo por la crisis. Nuestros alumnos buscan un trabajo en el que puedan prestar un servicio p¨²blico, al que acceder en igualdad de condiciones y tambi¨¦n en igualdad ascender a puestos superiores, teniendo en cuenta adem¨¢s que frente a muchas empresas privadas existe una mayor posibilidad de conciliar vida laboral y familiar. Puede ser por esta raz¨®n tambi¨¦n por la que el n¨²mero de mujeres opositoras es mayor al de hombres".

Desde que Amil comenz¨® a estudiarlas hace ya siete a?os. Empez¨® a prepararse unas oposiciones para agente de la Hacienda P¨²blica. Tras un intento frustrado, a los dos a?os no obtuvo plaza y la dej¨® para prepararse unas al cuerpo de gesti¨®n del Estado, que por entonces ofertaba 300 plazas. Cuatro a?os despu¨¦s, hay 14. "No ser¨ªa realista seguir", asume. Con 31 a?os, Amil ha pasado los seis ¨²ltimos de su vida estudiando oposiciones "para nada". Hace unos meses decidi¨® tirar la toalla y buscar una empresa que le diera trabajo. Pero, c¨®mo ¨¦l mismo reconoce, no lo tiene f¨¢cil: "Mi curr¨ªculo es rid¨ªculo; pongo la licenciatura universitaria, no tengo experiencia y atesoro seis a?os de preparaci¨®n para una oposici¨®n que no vale para nada en el sector privado. Es una realidad muy dura y muy frustrante". A pesar de todo, consigui¨® hacer unas pr¨¢cticas en una empresa y ahora tiene la esperanza de que lo llamen para contratarlo.

Cada vez m¨¢s aspirantes

Casos como este son un extremo de lo dif¨ªcil que se ha puesto opositar, pero la dificultad se ha incrementado en cada una de las convocatorias, que tienen cada vez m¨¢s aspirantes. Una de ellas es Adriana Onieva, de 29 a?os, que tras estudiar derecho y casi tres a?os de una sucursal bancaria a otra, una vez que se ha quedado sin empleo, no ve otra forma de conseguir un trabajo estable y que tenga algo que ver con su titulaci¨®n. "El mercado laboral te alienta a elegir esta salida", subraya. Onieva tendr¨¢ todav¨ªa que aprobar su prueba, pero muchos saben que eso no lo es todo. Sandra, una opositora gallega que prefiere no dar su apellido para no meterse en l¨ªos, aprob¨® su ¨²ltimo examen con m¨¢s de un nueve para ser profesora y no es funcionaria. "El sistema est¨¢ montado de tal forma que aunque saques un 10 no coges plazas, te tienes que conformar con una de sustituci¨®n, estar sin trabajar esperando la llamada de la Administraci¨®n para hacer puntos y conseguir llegar a interina y despu¨¦s ganar la plaza fija", asegura.

Es a veces un camino largo y dif¨ªcil que irrita a muchos funcionarios que son tachados de vagos. "La gente no sabe la tortura que puede suponer llegar ah¨ª", resalta Sandra. Incluso cuando se gana la plaza se puede llegar a tener problemas, como le sucede a la tambi¨¦n gallega Eva ?lvarez, de 32 a?os, que dej¨® su trabajo en 2007 para estudiar oposiciones. Se present¨® a varias hasta que en mayo le notificaron que hab¨ªa aprobado las que hizo meses antes. Desde entonces est¨¢ a la espera de tomar posesi¨®n de su plaza por consecutivos retrasos. Vive de un cursillo del Inem por el que cobra 420 euros mensuales y tiene su plaza de funcionaria esper¨¢ndole. Como ella hay cientos de personas en Galicia, que tampoco pueden buscar un empleo alternativo porque las empresas no quieren contratar a personas que se les vayan en unas semanas o meses.