Rosa Aguilar, la joya de IU que se pas¨® al Gobierno socialista andaluz
La dimisi¨®n de la actual consejera de Obras P¨²blicas como alcaldesa de C¨®rdoba en 2009 supuso un terremoto pol¨ªtico
El anuncio de que dejaba Izquierda Unida y la alcald¨ªa de C¨®rdoba, en abril de 2009, supuso un terremoto en la pol¨ªtica andaluza, s¨®lo superado por la inesperada dimisi¨®n de Manuel Chaves. Rosa Aguilar (C¨®rdoba, 1957), que alcanz¨® altas cotas de popularidad como regidora, es la actual consejera de Obras P¨²blicas en el Gobierno socialista andaluz, donde entr¨® en calidad de independiente. "No me afiliar¨¦ nunca al PSOE y creo que los compa?eros del PSOE lo entienden", dijo en una entrevista en EL PA?S al poco de su nombramiento.
La que ser¨¢ nueva ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino en la remodelaci¨®n de Gobierno que prepara Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, era la "joya de la corona" de IU, como la llam¨® hace a?os el ex coordinador Gaspar Llamazares.
Durante la conferencia de prensa en la que explic¨® su decisi¨®n en C¨®rdoba, la ¨²nica capital de provincia que gobierna la formaci¨®n, mantuvo la compostura, pero al final se derrumb¨® vencida por la emoci¨®n y se tap¨® el rostro con las manos. "IU no es la que era", dijo. Es cierto, pero ella tampoco.
Entr¨® en el PCE siendo casi una ni?a, a los 17 a?os, y a los 22 ya pertenec¨ªa al comit¨¦ provincial de C¨®rdoba. En 1987 sali¨® elegida concejal y dej¨® el Ayuntamiento en 1991. Luego pas¨® al Parlamento andaluz y en 1993 entr¨® en el Congreso y all¨ª fue la portavoz de IU. A la sombra del primer coordinador de IU, Julio Anguita, su mentor, en esta etapa se forja el personaje de Rosa Aguilar. De aspecto fr¨¢gil, m¨¢s por su delgadez que por su estatura, dirigi¨® con mano de hierro a su heterog¨¦neo grupo, donde volaban peligrosamente las navajas y las ambiciones personales.
Dicen que era una persona conciliadora y nada broncas en las negociaciones, si bien destac¨® por sus feroces ataques a los socialistas, especialmente a Felipe Gonz¨¢lez, por los GAL y los casos de corrupci¨®n. Ah¨ª quedan un par de frases suyas de 1995 sobre el ex presidente del Gobierno: "Es responsable pol¨ªtico de la corrupci¨®n y est¨¢, desde el punto de vista jur¨ªdico, bajo sospecha, por temas muy importantes". "Felipe Gonz¨¢lez lleva al pa¨ªs a una situaci¨®n de alerta roja para la democracia [...] bajo su mandato, por acci¨®n u omisi¨®n, consciente o inconscientemente se organiz¨® o se permiti¨® una trama terrorista como el GAL".
Ya entonces, seg¨²n sus antiguos compa?eros de IU, Rosa Aguilar exhib¨ªa un izquierdismo moderado y ten¨ªa una especie de obsesi¨®n por alcanzar acuerdos para evitar rupturas, que conserva. Le llamaban, cari?osamente, Rosita la pastelera. "De la ¨¦poca del Congreso a ahora se ha ido limando, la alcald¨ªa de C¨®rdoba le ha servido para relativizar y ver las cosas de otra manera", sosten¨ªa un ex colaborador.
Con sus equipos Rosa Aguilar tiene fama de exigente, es una jefa dura e implacable, con ataques de genio de corta duraci¨®n, que requiere una dedicaci¨®n completa, como la que ella profesa. "Quiere que todo se hubiera hecho ayer y es capaz de llamarte a las dos de la ma?ana para consultar un art¨ªculo porque ni se da cuenta la hora que es", relataba un ex compa?ero. Lo compensa con su humanidad y la incondicionalidad con los amigos.
En el terreno interno, su tendencia a ir por libre se hizo norma al recalar en la alcald¨ªa de C¨®rdoba en 1999. Deambul¨® por los entramados y jerarqu¨ªas de IU muy al margen de los postulados cada vez m¨¢s radicales y, por su puesto, de su disciplina, de la que ha escapado siempre. Ejemplos: se manifest¨® contraria a la estrategia de IU en torno al problema vasco, en 1996 apoy¨® p¨²blicamente los presupuestos de Zapatero pese al rechazo de la direcci¨®n regional y pas¨® toreramente de la campa?a por el no en el Refer¨¦ndum de la Constituci¨®n Europea, que ella respaldaba.
Sus partidarios dentro de IU se quedaron sorprendidos del dramatismo con el que se recibi¨® su marcha. Un dirigente de Sevilla comentaba: "No s¨¦ a qu¨¦ viene tanto desgarro. Es mentira que le hayan ofrecido de todo y haya renunciado por C¨®rdoba. Es una impostura, nunca le han dado un papel ni en la federal ni en la ejecutiva andaluza m¨¢s all¨¢ del de figurante, el PCE la habr¨ªa laminado". Varias veces el grupo de cr¨ªticos de Andaluc¨ªa (antes llamazaristas), donde domina el PCE, la propuso como candidata y siempre fue vetada.
En C¨®rdoba la situaci¨®n era asfixiante: "No se puede pretender que alguien se sostenga en la alcald¨ªa de una ciudad que vota derecha, si tu partido te pide que te pronuncies diariamente por el pronto advenimiento de la tercera rep¨²blica y que abjures del capitalismo", bromeaba un amigo.
Los hados hab¨ªan abandonado a Rosa Aguilar en las ¨²ltimas elecciones (las terceras), en las que le super¨® el PP. Un pacto con los socialistas le mantuvo, pero el desgaste era ya irreversible. Sus grandes proyectos en la ciudad no se hab¨ªan rematado y las encuestas le fallaban. La izquierda ortodoxa le criticaba su afici¨®n por encabezar procesiones -es creyente y practica, de hecho, lleg¨® al comunismo de la mano de los movimientos cristianos-, y la rendici¨®n ante los sectores m¨¢s tradicionales de la ciudad. Ni se iba a volver a presentar ni la iban a presentar. Justo entonces, su amigo Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n accedi¨® sorpresivamente a la presidencia de la Junta andaluza, y Aguilar por fin se decidi¨®.
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