Menos papeleo ante las urnas
La Generalitat ensaya una prueba piloto para controlar el censo electr¨®nicamente
Cuatro segundos. Es lo que ha tardado Mar¨ªa Rosa en presentarse ante su mesa electoral, entregar el DNI electr¨®nico, depositar la papeleta y encarar la salida del colegio. No ha tenido ni que deletrear su apellido: "Canyat¨®, siempre que vengo a votar se hacen un l¨ªo", dice. Esta vez, no. Porque al otro lado de la mesa nadie deb¨ªa consultarlo con la habitual monta?a de papeleo en la que se detalla el respectivo censo electoral.
En la mesa de este colegio de El Prat de Llobregat (Barcelona) solo hay un ordenador, dos pantallas y una impresora. El ¨²nico vestigio de papel es un manual: "Instrucciones para los colegios administrados electr¨®nicamente", reza el t¨ªtulo del folleto elaborado por la Generalitat. El Gobierno catal¨¢n est¨¢ aprovechando las elecciones que se celebran hoy para ensayar una prueba piloto en este y otros cinco municipios: controlar el censo electr¨®nicamente para ahorrar tiempo, papel y garantizar la fiabilidad de los recuentos.
Este m¨¦todo afectar¨¢ a unos 207.000 ciudadanos en estos comicios -los residentes en Vic, La Bisbal d'Empord¨¤, La Seu d'Urgell, Tortosa, Lleida y Montblanc, adem¨¢s de El Prat- y la administraci¨®n conf¨ªa en extrapolarlo al conjunto de Catalu?a en las pr¨®ximas auton¨®micas. Con la vista puesta, en un futuro cada vez menos lejano, en el paso definitivo: que el elector pueda votar desde su casa. "Tan c¨®modamente c¨®mo vestido en pijama y botines, si le apetece", ilustra Xavier Pascual, el representante de la administraci¨®n catalana de un colegio electoral de El Prat.
El m¨¦todo no es nuevo: el Gobierno central ya lo ensay¨® en las elecciones europeas de 2009 en Lleida, Salamanca y Pontevedra. Pero la Generalitat se ha volcado tanto en el asunto que ha atra¨ªdo la atenci¨®n de Corea del Sur. Una delegaci¨®n de unas quince personas de ese pa¨ªs se ha paseado esta ma?ana por los colegios electr¨®nicos de este municipio. El votante habr¨¢ notado algo m¨¢s de rapidez con el nuevo sistema, explica Pascual, pero los realmente agradecidos deber¨ªan ser los responsables de la mesa. "Antes los ve¨ªas sufrir tanto con los recuentos, el bol¨ªgrafo siempre pendiente de tachar el nombre correcto del censo...". Pascual sabe de lo que habla: particip¨® como representante de la administraci¨®n en todas las elecciones entre 1980 y 2000. Luego se hart¨®. "Ced¨ª el sitio a la siguiente generaci¨®n", dice cort¨¦smente. Pero el apa?o electr¨®nico de estos comicios le ha seducido para el regreso. "Quer¨ªa ver las diferencias, me picaba la curiosidad", cede.
El invento permite minimizar los errores en todas las fases -a la hora de se?alar en el censo los votantes que ya emitieron sufragio y tambi¨¦n en los intervalos en los que se recuenta la participaci¨®n-, y env¨ªa cualquier incidencia telem¨¢ticamente a la central. "Ya no estamos pendientes del tel¨¦fono para decir qu¨¦ hemos abierto la mesa o que ha pasado cualquier cosa", explica Marta, responsable de una de las mesas. Sin embargo ninguno de los que estrenan este m¨¦todo puede relatar sus ventajas. "Es f¨¢cil de usar pero es la primera vez que nos toca estar en una mesa y no podemos comparar", coinciden. "Si supieran lo duro que es hacerlo todo a mano...", subraya Pascual, el ¨²nico veterano.
Incluso para los votantes que no posean DNI electr¨®nico, la mesa solo tiene que teclear su apellido o n¨²mero de documento en la base de datos del ordenador; cliquear un bot¨®n con el rat¨®n, y listos. Pero nada salvar¨¢ estos colegios de los agobios del recuento final de votos. Podr¨¢n certificar con mayor seguridad que el n¨²mero de sufragios es el mismo que el de las personas que han acudido a votar. "Pero contar es contar", lamenta Pascual mientras tuerce el gesto. "Ya llevo demasiados recuentos electorales sobre mis espaldas", admite. "La noche ser¨¢ dura".
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