Casas de coral y un gato que podr¨ªa ser tu abuelo
El principal n¨²cleo urbano del archipi¨¦lago de Lamu, en Kenia, es Lamu Town, la vieja ciudad, un descenso por el t¨²nel del tiempo a una aldea swahili que ha cambiado muy poco desde el siglo pasado. O si me apuras desde al anterior.En la isla de Lamu solo hay cuatro coches (el del alcalde, dos ambulancias y un cami¨®n de basura) y ni un solo metro de asfalto. Por las estrechas calles de este old town de fachada blanca y callejones oscuros hay que pasar casi de lado, con cuidado de que una reata de burros no te arrastre o de no pisar alguno de los miles de gatos que vagabundean sin oficio: los gatos son la reencarnaci¨®n de los ancestros y se les respeta. El paseo mar¨ªtimo -pavimentado solo en el centro, de arena y escombros el resto- es un hervidero de actividad a primera hora de la ma?ana. Aunque es temprano hace ya un calor h¨²medo y abotargante, no en vano estamos casi en la l¨ªnea del ecuador. Me siento extenuado en una terraza a tomar un refresco mientras delante de mi act¨²a un teatrillo de hormigas atareadas: burros que deambulan solos o bajo el peso de pesados fardos, mujeres tapadas con largos y negros bui-bui (chador) que solo dejan intuir los ojos, obreros que descargan a mano pescado o material de obra de los dhows acostado sobre el fango de la bajamar, ni?os que juegan en los baj¨ªos, pescadores que calafetean su barcas, docenas de hombres que simplemente miran al infinito: no hay mucho que hacer en Lamu.No se oye ni un motor ni m¨¢quina alguna. En Lamu a¨²n no ha llegado la revoluci¨®n industrial... y mucho menos la era digital. Y es que a¨²n hoy no es f¨¢cil arribar a Lamu: por carretera se necesitan 8 horas infernales desde Mombasa. Y el ¨²nico enlace a¨¦reo -con Nairobi, v¨ªa Malindi- no es barato: unos 250 euros. Todas las casas est¨¢n construidas con el mismo material: piedra de coral de los arrecifes f¨®siles que forman las islas. Una ordenanza obliga a usar este mismo material en reconstrucciones y obra nueva lo que ha permitido que el pueblo no se malogre (y de paso fuera catalogado como Patrimonio de la Humanidad). Un sistema de canalizaciones al aire libre recoge las aguas sucias de las casas y las lleva por los laterales de los callejones hasta el oc¨¦ano. De todas formas lo que permiti¨® conservar Lamu como un museo de antropolog¨ªa no fue la planificaci¨®n sino, como suele ocurrir, la pobreza. En la d¨¦cada de los 70, cuando Mombasa se transform¨® en el gran puerto de Kenia, la actividad comercial de esta peque?a rada entre manglares cay¨® en picado y el archipi¨¦lago de Lam¨² se sumi¨® en la pobreza extrema. Por eso no evolucion¨®. Ahora, iron¨ªas de la vida, esas d¨¦cadas de abandono le han permitido desarrollar otra industria: el turismo. La pesca tambi¨¦n vuelve a ser negocio y tambi¨¦n por otra iron¨ªa, esta vez t¨¦trica: la flota japonesa que llevaba a?os esquilmando estos bancos de pesca ha dejado de venir por la cercan¨ªa de Somalia y sus piratas. Y los pescadores locales vuelven a regresar por las noches con unos centenares de kilos de pescado con que abastecer el mercado de la plaza principal.(Unerranteastur tiene raz¨®n: hay playas soberbias, como la de Shela. Y mucho m¨¢s. Ma?ana contin¨²o).
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